Un sitio de moda: En Los Olivos
“El éxito (de Il Buco) obedece a varios factores: hay un servicio profesional, los precios son razonables, preparan los platos al instante, usan buenos ingredientes...”.
Siempre intento comprender por qué ciertos sitios, a pesar de la evidente crisis reinante, logran conservar intacto su éxito. Estuve en el nuevo Il Buco de Los Olivos un día martes, el local estaba repleto, reinaba un ambiente de jovialidad, se oían conversaciones bulliciosas de la clientela, parecía una trattoria de Nápoles en hora pico. Se acercó el mozo Fernando Reyes, nos recomendó ciertas especialidades, estaba muy enterado de todo lo que había en la carta, aquel menú gigante de cartón duro con letras grandes como para quienes usan lentes.
Pedí media botella de vino (muchos restaurantes omiten este detalle). Me recomendaron Los Cardos de Doña Paula, vino fácil, seductor por ser muy frutal, sin complicación ni largo final, un vino que pasa sin más y resulta agradable; recomiendo la sangría si andan en grupos. La botella me fue facturada en $ 11,26 lo que es más que razonable. Los vinos en Il Buco llevan precios atractivos, no se busca triplicar las tarifas originales como sucede en otros lugares.
Opté por unos chorizos italianos y argentinos como entrada, vinieron acompañados de una salsa de queso derretido ($ 11,13). Luego me dejé tentar por las costillas de cordero uruguayo: tiernas, de alto gusto, cocidas en su más exacto punto, acompañadas por un risotto de champiñones (funghi). Considero que son las mejores costillas de cordero de nuestra ciudad, tanto por su sabor como por su tamaño. El precio ($ 21,94) se justifica por la cantidad, pues fueron cinco de notable tamaño.
Si les gustan especialidades italianas, Il Buco elabora pastas frescas: ravioles, gnocchi, lasañas de carne o de pollo ($ 16,52). Los canelones llevan la clásica salsa bechamel y el queso gratinado, en mi casa prefiero siempre hacer una reducción de salsa crema. Podrán pedir sus pastas a la amatriciana (con tocino, cebolla y albahaca), alla boloñesa (carne molida y tomate), alla puttanesca (con peperoncini y anchoas). Las diversas preparaciones ofrecen alla carbonara, alla crudaiola (con alcaparras y salsa de albahaca), al pomodoro. Desde luego, los frutos de mar, calamares pulpos, camarones, están presentes.
La carta propone una docena de pizzas diferentes desde la Margherita hasta la de frutos de mar, pasando por la vegetariana, todas llevan queso mozzarella artesanal, luego llegan los panini, calzones de salami, pollo o jamón ($ 11,98), la focaccia de cuatro quesos ($ 10,47). El precio promedio de las pizzas individuales es de 10 a 11 dólares, las grandes de unos 50 centímetros valen $ 27.
El éxito del lugar obedece a varios factores, tanto en el local de Los Olivos ubicado en un tranquilo camino peatonal como en el de Samborondón (junto a Red Crab, donde sopla siempre una brisa fresca) hay facilidades de estacionamiento, se hace presente Irene González, la propietaria, mujer carismática; los precios son razonables, aceptan todas las cartas de crédito, preparan los platos al instante, usan buenos ingredientes, hay excelentes postres (prueben los tortinos y turrones de chocolate).
El café expreso italiano Bondolfi existe en sus tres versiones: intenso, ligero o descafeinado. Sugieren además azúcar blanca o morena. Apreciaría también que llegue el café con un vaso de agua fresca. Mi planilla para dos personas fue de $ 70,56 más el servicio y el IVA. (O)