Un lugar que debe mejorar: Es referente gastronómico

Por Epicuro
12 de Enero de 2014

“Portofino es un restaurante caro, lo que multiplica su responsabilidad frente a sus huéspedes. ¿Habrán tenido aquella noche un encargado de probar y dar el visto bueno a todo lo que se servía?”.

Estuvimos allí nueve comensales para la cena de Navidad y no me quejaré de la lentitud en el servicio porque ninguno de nosotros tenía apuro, pero tanto atraso podría haber incomodado a los demás presentes, pues el restaurante estaba copado. Estuvimos en la mesa a las 21:30 y nos trajeron el postre cerca de la medianoche. Ambiente hermoso, agradable, amenizado por un saxofonista español con pistas orquestales que nos dio el fondo sonoro mullido adecuado, no invasivo, iluminación idónea.

El menú especial resultó algo decepcionante. Nada es tan sencillo, por ejemplo, como una crema de espárragos, se puede obtenerla salteando los tallos con puerros y cebollas, añadiendo caldo de pollo luego licuando hasta obtener una crema suave. Prefiero la receta que utiliza el agua de cocción de los espárragos a la que se añade una salsa blanca más especias, una cucharada de buena mantequilla o crema de leche y las puntas desde luego.

La que comimos en Portofino estuvo excesivamente salada, realmente mediocre. Los mariscos servidos como entrada con algo de salmón, de pulpo en un shot (copita) y pangora con una mano gorda fueron aceptables, las chuletas de cordero y las rodajas de pato llegaron excesivamente cocinadas. Quienes se sirvieron el pavo con su relleno compacto lo encontraron insípido, seco y sin salsa. El postre no ofreció mayor gracia.

Una cena de Navidad tiene que ser algo realmente especial con un postre llamativo. Se supone que acuden personas que optaron por abandonar su casa para encontrar unas tentaciones gastronómicas excitantes. Pienso que hubiera sido en este caso mucho mejor proponer un bufé navideño permitiendo la libre elección.

No es cuestión de redactar un menú poético que perderá su encanto cuando después de saborearlo con los ojos se enfrente uno con la realidad de los platos servidos, se trata de decir muy exactamente lo que uno tendrá en su plato. Me sucedió en varios restaurantes, toparme con atractivas fotografías de las supuestas sorpresas, luego desencantarme con la triste realidad.

Portofino es un restaurante caro, lo que multiplica su responsabilidad frente a sus huéspedes. ¿Habrán tenido aquella noche un encargado de probar y dar el visto bueno a todo lo que se servía? ¿Fueron presos quizás del apuro o del estrés por tener que atender a tanta gente a la vez? El Hotel Hilton Colón propone a diario un sabroso bufé, lucen apetitosas las especialidades que ofrece cada día su simpático local Sal y Pimienta; Vereda Tropical tiene los mejores cortes de carne importada.

Los vinos expuestos en unos enfriadores luminosos permiten la mejor elección. En internet se anuncia a Portofino como un restaurante gourmet, cuando en realidad el Hilton Colón ofrece mejores posibilidades en sus demás dependencias gastronómicas. No soporta desde luego la comparación con El Gourmet del Hotel Oro Verde, cuyo chef, Antonio Pérez, dirige con acierto los movimientos de la cocina.

Cuidado con establecer una lista antojadiza de los mejores restaurantes sin previamente analizar su comportamiento, he visto por ahí barbaridades. Solo deseo que se tome en cuenta estas observaciones para enderezar el rumbo.

El Hotel Hilton Colón lidera el panorama gastronómico de esta ciudad. Su posible excelencia depende de una absoluta exigencia con obvia aceptación de críticas justificadas.

epicuro44@gmail.com

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