Sabrosa solución: Más que una cafetería

Por Epicuro
03 de Noviembre de 2013

“Podríamos decir que es a la vez crepería, panadería, cafetería, pastelería. Acertado sitio para tertulias entre amigos o amigas. Les deseo éxito: su don de gentes lo merece”.

¿Cuántas veces no sintieron ustedes aquel deseo de comer algo que no sea plato fuerte, sino algo ligero que pueda sin embargo aplacar el hambre? Francia ofrece sitios pequeños donde se puede saborear una quiche de Lorena, crêpes de sal o de dulce. Pero muchas veces nos ofrecen una masa espesa, indigesta, cuando la crêpe debe siempre ser delgada, ligera. En otras circunstancias se sale con la familia y se le tiene miedo a la planilla final.

Creo que Brioche Café es la alternativa. Carolina Cobos y Alfredo Escalante nos reciben con calidez. Ella está embarazada y a pocas semanas del parto, detalle que enternece a Epicuro, pues se la ve hiperactiva yendo de un lado a otro, chequeando cada plato que sale de la cocina, una cocina sencilla que utiliza pocos implementos, siendo el más importante la pequeña estufa capaz de realizar la galette bretonne (una crepa de sal hecha con harina de trigo negro) o las crêpes que nosotros aquí pudimos saborear. Bueno fuera que Carolina pudiese importar de Francia en el futuro aquella harina tan sabrosa y tan particular.

La crêpe tiene muy lejanos ancestros, pues desde la más remota antigüedad se utilizaba una mezcla algo pastosa de diversos cereales majados con agua. Una piedra plana muy caliente servía de utensilio: estoy hablando de unos siete mil años antes de Cristo. Habrá que esperar fines del siglo XIII para ver aparecer en la región de Bretaña el cultivo de la harina de trigo sarraceno (alforfón), pero a fines del siglo XIX se impuso la crêpe tal como la conocemos ahora. Una costumbre consistía en guardar en la mano izquierda una moneda de oro mientras se volteaba la crêpe en la sartén con el debido ademán del brazo. La llamada Suzette fue un invento de Henry Charpentier, alumno del gran Escoffier, tomó su nombre de una muy hermosa mujer que acompañaba al príncipe de Gales, futuro rey Eduardo VII, y parece que la flameada con coñac fue más un feliz descuido que un gesto voluntario.

En Brioche Café, Carolina, con una masa muy ligera, obtiene crêpes finos y delgados. Las posibilidades del relleno son múltiples desde los más diversos quesos, huevos, infinidad de legumbres como espárragos, tomates frescos o deshidratados, champiñones, espinaca, acelga, cebolla glaseada, jamón, pollo, pescado, mariscos. La mayoría de estos ingredientes se lleva muy bien con la salsa bechamel, la crema de leche o el queso derretido.

En cuando a lo dulce, todas las frutas están permitidas, el chocolate desde luego. Me gustó mucho la crème brûlée (parecida a la catalana), pero aconsejo el uso de un soplete más potente como el que suelo usar en mi casa para caramelizar. La crema de Carolina es muy ligera, delicada, sabrosa, merece un caramelo más dorado en su presentación, el soplete de bolsillo no tiene la suficiente fuerza por más simpática que sea su envoltura. Excelentes sándwiches, un minibolón original, sabrosa quiche; aprecié que se me haya servido un batido de frutilla fresco y natural.

A partir de las 18:00 hay un estacionamiento privado, pero el parqueo del Policentro se halla justo al frente. Brioche Café está situado pasando el centro comercial Las Vitrinas, diagonal a la salida de De Prati. Abren desde las 08:30 hasta las 20:30.

Podríamos decir que es a la vez crepería, panadería, cafetería, pastelería. Acertado sitio para tertulias entre amigos o amigas. Les deseo éxito: su don de gentes lo merece. Precios módicos convenientes cuando se sale con toda la familia.

epicuro44@gmail.com

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