Nuevo lugar de atracción: Turismo y gastronomía

Por Epicuro
23 de Octubre de 2016

“El polo que se está ampliando se halla en Puerto Santa Ana. Primero estuvo el Hotel Wyndham con restaurante propio, luego, poco a poco, unas cuantas sorpresas”.

Es interesante notar cómo se desplazan los sitios de buen comer. Hubo una época en que Urdesa era el centro de casi toda la actividad gastronómica. Miraflores conserva unos cuantos lugares. Luego hubo un boom en el centro comercial Los Ceibos con catorce restaurantes, que fueron desapareciendo uno tras otro. Samborondón nació y vio crecer, pero también desaparecer muchos lugares de buen comer. Plaza Lagos mantiene un caudal importante de visitantes. En La Piazza Samborondón, Ramón Carne al Carbón y Dinastía el chifa chino siguen en plena actividad.

El polo que se está ampliando se halla en Puerto Santa Ana. Primero estuvo el Hotel Wyndham con restaurante propio, luego, poco a poco, unas cuantas sorpresas. Acaba de abrir sus puertas un restaurante cantonés de interesante carta, luego Nuövo, así con diéresis. Al visitarlo estuve gratamente impresionado por su ambiente cálido, su cielo raso en blanco y negro con nombres de muchas ciudades en letras mayúsculas, la simpatía de Carla, anfitriona nuestra. Jorge, en la cocina, tiene formación hotelera pero se toma mucha libertad con las recetas.

Nuövo no es un sitio para gourmets exigentes que buscan el plato clásico, pero puede convertirse en lugar de reunión para jóvenes que se conforman con un lomo a la pimienta ($ 16), filet mignon ($ 18), el lomo en salsa de champiñones, cebiches de pescado a la peruana o de camarones a la americana ($ 10). También pueden optar por la bruscheta con albahaca que es un agradable tentempié ($ 10). Los tragos pueden ser ganchos para los bebedores, pues la carta ofrece 22 tipos de cocteles, cervezas nacionales, artesanales e importadas (entre $ 4 y $ 6). Tienen la Artois malteada que tanto me gusta ($6), gin, tequila, vodka, whisky de diversas marcas ($ 4,60) o una michelada ($ 0,75).

Pedí una crêpe a la termidor que ni fue crêpe ni fue termidor, sino una tortilla mejicana con una salsa aceptable aunque indefinible. Bebí una cerveza Corona servida bien fría en el jarrón adecuado ($ 6).

Me dijeron que los jóvenes se dejan seducir por las carnes y las pastas como los espaguetis o fetuccinis a la carbonara, pues en Nuövo hay un poco de todo, hasta una trilogía de causas peruanas. El servicio es algo lento, pero no se debe llegar a este lugar con prisa. Hay un mezanine con linda vista al río.

La carta de vinos es pequeña y de poca monta. El vino de Guayasamín nunca fue de mi agrado, el vino de la casa es un Alto Palermo, honesto sin más, pero presumo que la clientela joven prefiere otra clase de bebidas. No creo que se venda mucho el Don Melchor que se dispara a $ 250 la botella. La jarra de sangría ($ 12) puede ser una opción razonable.

No probé el pollo cordon bleu ni puedo opinar acerca del eventual acierto del chef en la elaboración. Pedí postre, pero me contestaron que no había. Es imprescindible ofrecer pronto aunque sea un par de dulces, o en el peor de los casos helados de una marca conocida. La carta habla de un cheesecake de manjar con amaretto, lo que me suena bien, unos shots de chocolate, menta, frutilla, limón, pero en la realidad son inexistentes. Hay estacionamiento con parquímetros. El lugar es tranquilo y seguro.

En resumidas cuentas, estamos hablando de un sitio para personas informales que más bien buscan el ambiente o quizá un romance con la luna puesta sobre el río Guayas. (O)

epicuro44@gmail.com

  Deja tu comentario