Navarro Correas: Desde el siglo XVIII

Por Epicuro
20 de Enero de 2013

Como sucede en muchos casos, los primeros sembríos mendocinos buscaban nomás el cultivo de las uvas (lo que ocurrió en Ecuador con Dos Hemisferios). Edmundo Navarro modernizó, incentivó, usó su propio nombre para elaborar vinos.

Me gusta ubicarme en un rincón de la historia, pues existen fechas claves como 1789, cuando estalló la Revolución Francesa. Si hablo de vinos recordaré que los reyes eran aficionados a las buenas botellas; Madame de Pompadour amaba el champán, el que según ella dejaba a la mujer más hermosa después de beberlo. Hemos encontrado en los archivos planillas que no dejan dudas acerca de los gustos de las cortes reales. Napoleón tenía un vino personal aunque nada tuvo que ver con las marcas de coñac que explotan su nombre.

En 1798, Juan de Dios Correas plantó las primeras semillas en tierra mendocina. Habrá que esperar 1974 para ver a Edmundo Navarro Correas, descendiente de Juan de Dios, retomar la batuta. Ahora bien si quieren ubicar al fundador en la historia sudamericana, resulta interesante recalcar que Juan de Dios Correas, político y militar, acompaña a San Martín en el cruce de los Andes para liberar Chile y Perú.

Como sucede en muchos casos, los primeros sembríos mendocinos buscaban nomás el cultivo de las uvas (lo que ocurrió en Ecuador con Dos Hemisferios). Edmundo modernizó, incentivó, usó su propio nombre para elaborar vinos.

Los avances tecnológicos pueden explicar por qué muy pronto Navarro Correas obtuvo premios y trofeos. En mi bodega conservo aún el Ultra del 2001. Hay botellas que marcan mis preferencias. Recién abrí un Estructura 2005 absolutamente notable. Cuando hablamos de Estructura nos referimos a un conjunto de factores que nos hacen obviamente diferenciar los diversos líquidos que podemos ingerir. En el caso del agua y del vino, la diferencia es evidente.

Los taninos (sustancia orgánica producida por la piel de las uvas y los raspones del racimo), la acidez, el glicerol que otorgará cierto dulzor y también untuosidad o viscosidad: todo aquello permite formar la estructura. Podrán ustedes hablar de textura, de balance, de equilibrio, de cuerpo, pero todo girará alrededor del mismo concepto. Al llamar una de sus líneas Estructura, Navarro Correas nos pone al acecho.

Hay vinos que se mastican porque tiene peso propio, otros que se deslizan, unos que resultan más agresivos y convienen en ciertos maridajes. Recuerdo un vino portugués bebido en Nazaré, aspereza que daba patadas, pero cantó con soberbia sobre el estofado de cerdo que comí aquel día. Hay vinos tan expresivos que resultan inolvidables aunque sean humildes.

El año pasado visité los viñedos de Navarro Correas, hicimos una cata vertical, es decir, de los mismos vinos pero de diferentes añadas. Para la Navidad del 2012 abrí varios espumantes que llegan en botellas de elegante forma. Las burbujas diminutas suben con persistencia formando “la chimenea”. Los aromas que percibí evocaban levadura y pan tostado con un dejo de acidez que intensificaba la frescura. Recordarán que el aspecto del champán en la copa nos dice cuál es la calidad que podemos esperar.

Desde mi visita a los viñedos transcurrieron muchos meses porque me gusta probar los vinos a su tiempo, jamás escribo bajo presión, menos aún por compromiso.

Volviendo a Navarro Correas, pienso que tenemos aquí mucho que disfrutar. La gama de vinos va desde lo módico hasta lo ultra. Cuando prueben unos de estos vinos piensen siempre en lo que acaban de leer acerca de la estructura, del cuerpo y del equilibrio.

epicuro44@gmail.com

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