Insectos indeseables: Jamás en la cocina

Por Epicuro
20 de Octubre de 2013

“Lo esencial sería poder visitar las cámaras frigoríficas, saber de dónde vienen los diversos productos, averiguar fechas de caducidad en los enlatados, lo que desde luego no puede hacer el eventual cliente”.

Si publicase el nombre del restaurante lo haría colapsar de inmediato: no me siento con este derecho. Recibí muchos correos quejándose de percances parecidos pues hasta de ratas me hablaron.

Escribo este artículo para que ustedes me ayuden a enfocar el asunto. Un correo recibido hace poco de Herbert Toledo me describe una experiencia aterradora vivida por él y su esposa cuando quisieron festejar el aniversario de la señora. Vieron a la primera cucaracha en la escalera de ingreso, luego otra apareció en la cortina a lado de la mesa; para culminar otro insecto de la misma calaña quiso terminar los restos de comida en el plato de mi lector.

Me bastaron aquellas líneas para imaginar con qué facilidad deben irrumpir en la cocina los bichos correderos paseándose sobre los pedazos de carne, las frutas y las legumbres. Cuando Herbert se quejó, el mozo contestó que habían fumigado cinco veces, que había transmitido las quejas al dueño reiteradas veces, que varios clientes se habían marchado.

Las cucarachas son más activas de noche, viven en grupos buscando huecos o grietas muchas veces húmedas. Les gusta pasar tiempo en superficies porosas, papeles, maderas, cartones porque allí dejan su olor que atrae a otros insectos. Desde luego la basura es un lugar muy visitado si el tacho no lleva tapa hermética. Hace años que no veo una sola cucaracha en mi cocina aunque pueda levantarme de madrugada y prender las luces. No pulverizaron líquido ni tuvieron que desalojar todos los implementos de mis anaqueles.

Existen muchas empresas especializadas en nuestra ciudad, ya no es necesario vaporizar enorme cantidad de líquidos como antaño.

Las cocinas se ven muy iluminadas en horas laborables, lo importante es ver lo que sucede durante la noche con posibles roedores, insectos variados. Lo esencial sería poder visitar las cámaras frigoríficas, saber de dónde vienen los diversos productos, averiguar fechas de caducidad en los enlatados, lo que desde luego no puede hacer el eventual cliente.

He chequeado muchas veces el movimiento de las cocinas. Recuerdo en particular una en Salinas donde los trapos y limpiones sucios tenían a un enjambre de moscas revoloteando alrededor; en cambio me impresionó la organización y absoluta limpieza de otros establecimientos con sus módulos de acero inoxidable, sus ollas en perfecto estado.

Desconfío a la hora de comer guatita o riñones del excesivo olor o sabor a limón que me habla de una dudosa limpieza, así como los reyes en el pasado compensaban la poca frecuencia del baño con atosigantes perfumes.

Existen varios tipos de productos para fumigar contra insectos, roedores, moscas, mosquitos, muchos no son nocivos para seres humanos o mascotas. Es necesario fumigar cada mes y hacer cada año una limpieza total con pulverización de un gas especial para lo cual se necesita un día entero, siendo ideal que los restaurantes tengan contratos puntuales con empresas especializadas.

El aseo de quienes cocinan o sirven en el restaurante debe ser asunto prioritario. No resulta agradable ver manos con uñas negras en el borde del plato que nos van a servir, tampoco nos gusta el tufillo de sudor empollado que nos habla de sospechosas axilas. A veces cuando el mozo alarga el brazo para depositar el plato el asunto se vuelve dramático. Más allá del manjar que pretendemos saborear quedan aquellos esenciales antecedentes.

epicuro44@gmail.com

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