De vuelta: A Rioko misma calidad

Por Epicuro
30 de Abril de 2017

“Me llamó la atención el lomo fino orgánico de 220 gramos. Siendo un producto nacional es muy tierno, jugoso, se podría muy bien presentarlo como lomo importado”.

No es necesario, tampoco indicado, que el dueño de un restaurante dedique un interminable tiempo a elogiar, ensalzar la calidad de los platos o del establecimiento, pues a los clientes y críticos les toca este papel. Epicuro paga sus cuentas, no acepta prebendas, se limita a mirar, oler, probar lo que hay en su plato. Además, en el preciso caso de Rioko, no es necesaria la autoalabanza, ya que encontré allí la misma calidad que había comentado en mi primera visita hace de eso unos cuatro años.

Por ser un miércoles con lluvia, la sala estaba vacía aunque la juventud seguía llegando al primer piso donde está el coctail lounge. En la planta baja hay un televisor plano de gran tamaño en el que pasan videos, pero sin un volumen de sonido que pueda perturbar las conversaciones. La carta de cocteles incluye hermosas fotografías que seducen a la vez los ojos y el paladar, pedimos pisco con maracuyá. Bebimos un Don Maximiano de Errázuriz del 2001 piadosamente conservado a 12 grados en mi bodega. El corcho, impecable permitió conservar esta sabrosa mezcla de diversas cepas. Los aromas de mirtillos y cereza, el concentrado en boca, el largo final nos permitieron apreciar sus once años de existencia.

La carta de Rioko es extensa, bien planificada. El sushi acebichado me agradó particularmente, el risotto trufado es una delicia. Cuando se habla de trufa se puede usar tanto el aceite como la mantequilla, pero es impensable importar la trufa entera cuyo precio en Europa puede variar según el tamaño desde $ 3.000 hasta $ 6,000 el kilo. La mantequilla de trufa blanca o negra es lo más indicado por su intensidad aromática.

Me llamó la atención el lomo fino orgánico de 220 gramos. Siendo un producto nacional es muy tierno, jugoso, se podría muy bien presentarlo como lomo importado. Hemos aprendido en Ecuador a madurar la carne, tratarla al vacío. Suelo pedir una cocción de un cuarto y no creo que se lo podrá apreciar del mismo modo al tenerlo muy cocido.

Los fettuccine al gratín siendo un plato de fácil preparación no toleran mediocridad, el chef José León tiene buena mano, acertada sazón.

Los precios, tomando en cuenta los ingredientes , el trato que se les da, son muy razonables: el lomo orgánico sale a $ 16 cuando los importados llegan a superar los $ 50. El personal tiene una buena formación, Kléber, que nos atendió, merece que ponga aquí su nombre. Hasta en la forma de descorchar una botella añeja noté su profesionalismo. Masacrar el corcho de una botella muy añeja es un crimen.

Entre los mejores platos está el dúo Mar y Tierra porque permite tener a la vez el lomo y camarones en salsa de ají panca, causa, cebollas y ají limo. El risotto con frutos del mar incluye salmón, pulpo, camarón corvina y atún, todo tempurizado, sobre una cama de risotto en reducción de tinta de calamares. Quizás el mérito del chef estriba en su facilidad para pasar de la cocina peruana a la nacional, la japonesa o la italiana.

El postre de la casa es un volcán de chocolate hecho con buena materia prima, presentado con un helado de vainilla. El café expreso, Gardella, se sirve en lindas tacitas altas y estrechas. El centro comercial Orellana tiene una muy amplia zona de estacionamiento que se llena en horas pico. Con su constancia en la calidad, considero que Rioko es uno de los mejores restaurantes en nuestra ciudad. (O)

epicuro44gmail.com

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