De vinos y catas: Rituales para gourmets

Por Epicuro
29 de Julio de 2012

Para este evento en Plaza Lagos se escogió a Guayaquil en sus fiestas, muestra de cortesía que apreciamos y valoramos.

El motivo de esta nota es la opinión de Alejandro Hernández, argentino, dueño de vinos premiados. El distinguido visitante, después de ponderar la multitudinaria asistencia a esta cata, dijo que ni en Chile se podía apreciar reverencia parecida hacia el vino. Más de mil personas se dieron cita en Plaza Lagos, nunca se había visto semejante cantidad de automóviles en las zonas de estacionamiento. Lo que hubiera podido convertirse en teatro de una gran ebriedad resultó ser una muestra de respetuosa afición. Desde luego, las conversaciones se hicieron más espontáneas, una que otra persona alcanzó la superlativa alegría, pero sin ninguna clase de escándalo. Los múltiples puestos ocupados por marcas notorias del mercado proponían sus productos a los visitantes, lo que significa que muy fácilmente uno podía llegar a probar más de 20 copas sin matizar con bocados, a no ser unos eventuales pedacitos de pan.

Lamenté no encontrar representación de casas tan prestigiosas como Catena, Errázuriz Doña Paula o Montes; en cambio, la capacidad máxima del lugar estuvo copada por casas de Chile, Argentina, España, Alemania. Es verdad que la enorme cantidad de público podía significar para cada exponente el gasto de unas tres cajas de doce botellas o quizás algo más, pero en las catas de este tipo hay que probar muy pequeñas cantidades de vino; desde luego, las personas no acostumbradas bebían en cada puesto lo suficiente como para llegar muy pronto al éxtasis, sobre todo si alternaban el tinto y el blanco, culminando con los espumantes.

La cata fue un éxito mayúsculo de la Cofradía, entidad que impulsa el amor al vino en un país donde más se consumía whisky o cerveza. Es evidente la labor realizada por quienes no solamente organizan catas, cursos y la famosa Gala anual a la que se invita como jurados a figuras internacionales y a periodistas especializados, sino que propagan una verdadera filosofía del vino tal como la describe Alberto Cortez en uno de sus poemas. Para este evento en Plaza Lagos se escogió a Guayaquil en sus fiestas, muestra de cortesía que apreciamos y valoramos, luego se realizará en Quito. Carlos Colombara, dueño del restaurante La Casa di Carlo, me dijo que notaba últimamente un impresionante repunte en los pedidos, pues queda evidente que un plato de pastas o una parrillada exigen un buen tinto, así como los mariscos se llevan de maravilla con un Sauvignon blanco bien frío, más aún en un país donde reina un calor a veces agobiador. Vuelvo a lamentar la prohibición de tomar vino o licores los fines de semana, pues nunca entendí sus motivaciones.

Plaza Lagos anota un punto muy importante en su desarrollo, más aún si se piensa que varios restaurantes se han mudado a locales más funcionales y apareció una nueva tentación para los aficionados a la carne. Visitaremos El Corte cuanto antes. Wine Bar es un evidente puntal para quienes buscan el lugar ideal para una tertulia frente a un excelente vino. Lo que más me encantó fue ver cómo los visitantes tomaron su tiempo para mirar el vino, olerlo antes de llevar la copa a los labios. Después de todo el mejor será quizás el que más le gusta a usted; sin embargo, frente a cualquier manifestación del arte o de la gastronomía, es bueno incrementar nuestros conocimientos para poder alcanzar un mayor disfrute. Un vino que no se comparte no llega al alma. Pablo Conselmo, enólogo y consejero de la Cofradía, multiplica conferencias eminentemente didácticas. El vino es desde siempre parte de la cultura.

epicuro44@gmail.com

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