Casi veinte años: Filosofía gastronómica

Por Epicuro
15 de Abril de 2018

“El sibaritismo gastronómico, unido a la inteligencia y al sentido del humor, contribuye a hacer a los hombres más amables”.

Bernard Fougères es también columnista de Diario EL UNIVERSO.

Hay un límite en todo, es preciso a veces poner un final a una de nuestras actividades. Epicuro tiene un problema de salud algo serio que le impide físicamente seguir visitando restaurantes y criticarlos. Mis lectores continuarán adoptando mi propia filosofía del buen vivir, no abrazando árboles, sino cosechando sus frutas.

Tenemos cinco sentidos, una sola vida para disfrutar sus mensajes. Quienes amamos cocinar sabemos que los efluvios de los caldos, el aroma de las terrinas, la fragancia de las salsas proporcionan placeres inefables. Descorchar una botella añeja es uno de los placeres que nos permite la amistad, pues no existe un deleite tan grande como compartir felicidad.

Durante casi dos décadas he recibido una impresionante cantidad de correos, lamento no haber podido dar a todos una respuesta. Los periódicos deben contrarrestar las noticias no siempre gratas de la actualidad con mensajes optimistas que siempre destila la gastronomía.

Anhelo que lleguen otros Epicuros. Ecuador debe promover sus tesoros: frutas exóticas, platos especiales como la guatita, los secos, estofados, cebiches, viches, caldos. Dejo la mesa servida.

Varias investigaciones sobre la cocina ecuatoriana explican que existen más de dos mil tipos de sopas en el Ecuador, todas ellas son el reflejo de cada comunidad. La sopa es una muestra de afecto, dice el chef Édgar León, autor del libro Sopas: la identidad del Ecuador: “¿Cómo olvidar el olor amable y cálido de un plato humeante de sopa preparado por las manos de mamá o la abuelita?

Este potaje tiene la capacidad de despertar la memoria, de revivir un lugar y tiempo escondidos en la nostalgia”.

El buen comer es parte de la cultura, no necesariamente presentando platos sofisticados, pues la gastronomía está en un sencillo bolón de verde; bien sabemos que muchas personas no saben siquiera cocinar en su punto un delicioso huevo a la copa.

Los grandes compositores dedicaron obras a los placeres gustativos, la trucha de Franz Schubert, el café de Juan Sebastián Bach, el chocolate de Mozart. En los siglos XVII y XVIII, Couperin, Lully, Delalande, entre otros, compusieron música para las cenas del rey (Symphonies pour les soupers du roi).

Tournedos a la Rossini, canelones a la Rossini, huevos a la Rossini, pollo a la Rossini, filete mignon a la Rossini, arroz a la Rossini, tallarines a la Rossini, si sigo buscando puedo encontrar un sinfín de preparaciones “a la Rossini”, el compositor de la ópera El barbero de Sevilla era un sibarita. A Chopin le gustaban las chuletas que para él preparaba su amante George Sand, así como su chocolate en el desayuno. Al papa Francisco le gusta el dulce de leche con una pizca de coñac. Todos tenemos preferencias.

La primera gran revolución que tuvo la humanidad fue el descubrimiento del fuego. Es uno de los hechos más importantes en la historia del ser humano, ya que nos ha permitido evolucionar hasta lo que hoy somos y desarrollar nuestra inteligencia. En la actualidad se sabe que el hombre descubrió el fuego hace 790.000 años. Fue cuando empezó la gastronomía.

Brillat-Savarin (jurista y político francés, autor del primer tratado de gastronomía) dijo: “El descubrimiento de un nuevo plato es de más provecho para la humanidad que el hallazgo de una nueva estrella”. También dijo: “Convidar es asumir la responsabilidad del bienestar del invitado durante el tiempo que está bajo nuestro techo”.

Un cebiche al pie del mar, un locro de papa en las alturas, he aquí el verdadero placer. El sibaritismo gastronómico, unido a la inteligencia y al sentido del humor, contribuye a hacer a los hombres más amables.  (O)

epicuro44@gmail.com

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