Atardecer de ensueño: Al pie del Guayas

Por Epicuro
23 de Noviembre de 2014

“...Luego salí al aire libre disfrutando de la brisa del río, contemplando su majestuosidad. La tranquilidad del lugar es sobrecogedora, el servicio es muy atento con un personal bien formado”.

Si tuviese la suerte de pertenecer a la generación actual volvería a saborear el dulce placer del enamoramiento, la cortesía del cortejo y de pronto sentiría la necesidad de alejarme cuanto antes del bullicio de la ciudad, refugiarme en algún rincón donde podría a la vez regocijar mis ojos con una vista espectacular y mi paladar con algún manjar, un chocolate caliente un café expreso y otro tipo de delicatessen.

Por esta razón mi contacto con el hotel Wyndham fue un flechazo. Es cierto que le vendría bien un restaurante gourmet como lo tienen el Oro Verde, el Hilton Colón, Sheraton y otros, pero optaron por una cafetería con las características típicas de mesas sin mantel, la presencia a veces atosigante de un enorme televisor plasma que suele moler partidos de fútbol, fuerte iluminación, carta reducida a lo esencial. Los platos servidos son buenos, pero no deben ustedes esperar la variedad que ofrece un restaurante formal. Sin embargo, pueden aquí almorzar y cenar sin otro problema que aquella limitación.

Pero fue muy breve mi decepción. Una encantadora hostess me llevó al River Lounge que ofrece el hotel juntito al río Guayas. Muy cerca se ve el altísimo edificio The Point, aquella obra genial de Christian Weise quien se prepara a construir las dos torres de 40 pisos del Swiss Hotel en Quito y otros edificios que tiene en proyecto. Parece que el nuevo Guayaquil nace a orillas de su río, ubicación privilegiada a gran escala junto al barrio de Las Peñas.

Pasé frente a un bar estupendamente acogedor con cómodas butacas, rinconcitos privados para conversaciones discretas luego salí al aire libre disfrutando de la brisa del río, contemplando su majestuosidad. La tranquilidad del lugar es sobrecogedora, el servicio es muy atento con un personal bien formado.

La carta de aquel River Lounge Bar es impresionante porque presenta fotografías de los diversos platos. ¿Qué les parece, por ejemplo un dúo de pangora y cangrejo servido sobre puré wasabi, pasta de aguacate, mango, acompañado de soya y fideos de arroz frito? ($ 16). Estamos pisando un terreno gourmet ¿verdad? Pero se toparán también con ostras frescas, empanaditas, bocaditos de lomo fino de cerdo confeccionados con hojas de arroz, servidos con la deliciosa salsa de anguila, otra de soya y sashimi de kiwi ($ 14). Mariscos, langostinos, pulpo al grill son parte de la posible fiesta así como los más tradicionales sushis (California, anguila, Philadelphia) por $ 12.

Si desean algo un poco más impresionante por $ 14 pidan el flambeado especial, extraño rollo tempurizado relleno de cangrejo, anguila y pulpo, bañado en salsa teriyaki o para ponerse en onda el Tigre Tigre: combinación de pulpo, salmón, caviar de pez volador, masago (tipo de caviar).

Cerca de mi mesa pude observar a una hermosa señorita muy absorta en la lectura de Así hablaba Zaratustra frente a un humeante café expreso. Un buen libro o una agradable compañía, bebida caliente, un refresco o uno de los tantos cocteles.

La paz del sitio, la vista al río... ¿que más pueden ustedes pedirle a este pequeño paraíso y qué esperan para ir a conocerlo? Estacionarán su auto donde hay parquímetros o si prefiere los espacios municipales.

epicuro44@gmail.com

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