Hollywood nos atosiga con su interminable saga de  Los piratas del Caribe, recreando una era cuasi romántica de aventureros con aureola de héroes, en medio de leyendas siniestras y actos vandálicos como parte de un entretenimiento que cautiva al público mundial.

Pero la recordación de esos tiempos píratas que nos trae Freddy Avilés  es muy seria y va mucho más allá de escenarios de parques temáticos para Disney, especialmente cuando entran monarcas y autócratas de varios imperios en el tablero del poder político que se concretaba en los mares del mundo.

Sin olvidar la interesantísima mirada que nos hace Paula Tagle sobre William Dampier, el “pirata ilustrado” que también desembarcó en Galápagos y Guayaquil.