El Pirata Ilustrado

Por Paula Tagle
19 de Febrero de 2012

Hay quienes nacen con el ímpetu de viajar y en los años 1600 una buena opción era convertirse en pirata.

Que a la larga no importa cuántos términos utilicemos, si corsario, bucanero, o “privatizador”, todos se dedicaban básicamente a asaltar barcos con fines de lucro.

Si eran de otra bandera, lo máximo, y si tenían autorización de la corona para hacerlo, pues mejor todavía. Entonces imagino al joven británico William Dampier, huérfano, ávido de aventuras, con conocimientos básicos de aritmética y latín, la mejor opción que tuvo fue hacerse bucanero.

Así logró realizar tres viajes alrededor del mundo. En el primero (entre 1679 y 1691) cambió de barco al menos media docena de veces. Uno de tantos fue el Delicia de los Solteros, embarcación al mando del capitán John Cook, con el que Dampier se enroló desde 1983. Ese barco había sido originalmente una embarcación danesa capturada en las costas de África, su carga era básicamente esclavas, de ahí el nombre con el que lo rebautizaron.

Al cruzar el Cabo de Hornos en dirección al Pacífico, las mujeres fueron arrojadas al mar, porque podían traer “mala suerte”. Dampier arribó a Galápagos en 1684, donde realiza una de las mejores descripciones de las Encantadas que se hiciera hasta la visita de Darwin dos siglos después.

Detalla plantas, animales, topografía y clima. Habla también de ríos y abundantes fuentes de agua. Esto último hace presumir que Dampier pudo llegar en un evento El Niño, es decir, con condiciones excepcionales de lluvia, que solo se repiten cada seis a nueve años. Dampier tuvo más triunfos como explorador y naturalista que como bucanero, aunque igual se conoce un relato de 1690, Los Infortunios de Alonso Ramírez que lo retrata como cruel y sanguinario.

‘El Pirata Ilustrado’ protegía sus apuntes dentro de un gran pedazo de bambú cerrado a ambos lados, que selló con cera porque, como él mismo anotara, “así preservaba mi diario de mojarse, porque muy a menudo era forzado a nadar”. Al regresar de su primera aventura se dedicó a sus manuscritos publicados finalmente en 1697 como Un nuevo viaje alrededor del mundo.

Su libro fue un rotundo éxito, por lo que en 1699 el almirantazgo británico lo puso al mando de la HMS Roebuck para explorar las costas de Australia. Allí estudió su flora y fauna, información que publicó en su segundo volumen Un viaje a Nueva Holanda. Pero la expedición no duró lo que debía, ya que en 1701 se les hundió el barco.

En el tercer viaje, entre 1708 y 1711, Dampier regresó a Galápagos, luego de saquear Guayaquil al mando del capitán Woodes Rogers, que se consideraba a sí mismo caballero expedicionario, aunque igual robaba y atacaba puertos y embarcaciones. Iban a bordo de El Duque y La Duquesa, bien equipados y con más de 100 tripulantes.

En su paso por el deshabitado archipiélago Juan Fernández (hoy Chile) rescataron a un hombre que había vivido solo por más de cinco años: Alexander Selkirk, cuya historia se inmortalizaría luego en la novela de Daniel Defoe, Robinson Crusoe. Cuando Dampier llegó a las Galápagos por segunda ocasión ya no encontró las fuentes ricas en agua. Estalla una epidemia a bordo y mueren muchos de los hombres. Para completar la desgracia un grupo se extravió en busca del líquido vital. Eventualmente lograron salir de Galápagos y robar un gran botín en las costas de México, lo suficiente como para regresar con éxito a casa. Dampier murió en Londres (1715), antes de recibir su parte.  ¿Corsario bueno o pirata malo? A estas alturas lo que importa es su legado, que serviría de inspiración a muchos naturalistas y escritores. Es citado más de mil veces en el Oxford English Dictionary por usar por primera vez palabras como barbacoa, aguacate. Es mencionado por García Márquez en El último viaje del buque fantasma y El otoño del patriarca.

Se considera la inspiración de Jonathan Swift para su libro Los viajes de Gulliver. Y aunque estoy segura de que a mis ancestros guayaquileños el capitán Bill les produjera revoltijos en el estómago, es interesante recordar cómo los relatos de este hombre han vinculado a Galápagos con la literatura universal.

nalutagle@yahoo.com

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