Marcelo y Lenin Artieda

22 de Abril de 2012

“Andamos peloteados porque la política, como el fútbol,  se practica con los pies”.

¿Qué es la televisión? ¿Acaso chicle para los ojos y la mente?
Es una caja y en tiempos de LCD ni siquiera eso. Para unos, un oficio en el que uno se  encuentra permanentemente expuesto. Para algunos ‘reyes’ es el sastre que les viste sus miserias y por eso andan por allí desnudos, reclamando aplausos. ¿Chicle? No sé. Más bien un caramelo: a veces dulce, otras ocasiones ácido.

Cuando usted entrevista y pone fuego en sus preguntas, ¿lo hace para obtener respuestas incendiarias?
No soy aficionado a la pirotecnia. Cuando hay fuego en alguna pregunta es porque el entrevistado es el dueño de esa candela. El problema es que a menudo se queman solitos y yo no los socorro porque no tengo espíritu de bombero.

¿Cuál es el peor error que puede cometer al aire un entrevistador de televisión?
No saber lo que le van a responder. Sentarse sin estar preparado.

¿Los poetas son artesanos de las letras o maestros de la esperanza?
Los poetas son artesanos de la esperanza sin ser siempre maestros de las letras. Son seres distintos, son siempre niños que pueden soportarlo todo, al contrario de los hombres comunes y corrientes, que solo pueden soportar algunas cosas.

El fútbol es el único deporte que se practica con los pies. ¿La política también?
En estas partes del mundo sí; y la verdad, en todas partes. Por eso es que andamos peloteados. Por eso es que destacan tanto aquellos que agarran alguna vez un centro, fundamental o cualquiera, con la cabeza.

En estos tiempos verdes, algunos dicen que la Naturaleza es una infiel porque tiene muchos amantes. ¿De acuerdo?
Mi papá decía que mi abuela repetía este dicho: “Cada quien hace de su capa un sayo y de su culo un redoblán”.

¿Es la ley la única cosa que se viola y queda intacta?
No queda intacta. Después del primer manoseo ya nadie la respeta y, pese a que esté vigente, no existe.

¿Es posible dar palabras de aliento luego de haber comido en exceso ajo?
Es posible. Pero podría ser la última vez que se tenga la oportunidad de alentar a cualquier  persona.

¿Cuáles son las cinco palabras más bellas del idioma castellano?
Justicia, honestidad, respeto, libertad y mamá.

Describa al Ecuador con el nombre de un programa de televisión.
A veces, ‘Aunque usted no lo crea’. A veces, ‘Animales salvajes’.

¿Cien años de soledad o Don Quijote de la Mancha, o lo que da lo mismo: García Márquez o Cervantes Saavedra?
Julio Cortázar y Roberto Bolaño: realismo salvaje de estos que nunca se cansaron de reinventarnos el asombro, de golpearnos con la palabra.

¿Por qué la gente lee cada vez menos?
Porque habla demasiado. Ocurre que la sociedad actual se caracteriza por no valorar los silencios.

¿No cree usted que todo el mundo tendría interés en leer los buenos libros, si fuesen prohibidos?
¿Y si nos sale mal la jugada? ¿Y si se aprovechan de aquello para echarse totalmente al abandono? Mejor no nos corramos el riesgo. Confiemos en que esos pocos se multipliquen y en que la educación alguna vez eduque.

¿Es la felicidad algo que uno encuentra cuando menos se la busca?
Los que se dicen infelices son aquellos que no se dan cuenta de lo que existe en su entorno. No hay mayor felicidad que decir lo que se piensa; ergo: todavía –no sé por cuánto tiempo más– tenemos motivos para la sonrisa.

¿Cuál será su alegato en el Día del Juicio Final?
No es por nada, señor juez, pero apúrese que me están esperando.

¿Qué quiere que se escriba en su epitafio?
Decir adiós es crecer.

¿Qué piensa hacer después de muerto?
Disfrutar de esa otra rumba.

Hágase una pregunta y contéstela.

¿Me lanzaría de una ventana?
Lo he pensado. Me llama la atención ese juego de probabilidades. Quizás la muerte –y como decía Cortázar–, quizás también salir volando.

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