Pacientes muy especiales

09 de Noviembre de 2014
Gisella Quintana B.

La profesión veterinaria enfocada a las mascotas requiere paciencia y comprensión, no solo para atender a los animales, sino también a sus dueños.

Hace dos meses, Andrea llevó a su perrita a una consulta con un veterinario de la ciudad porque notó que sufría terribles dolores en el vientre. La situación la tenía sumamente preocupada.

Pero más angustia le produjo que el profesional, según relata, hubiera realizado un diagnóstico sin palpar a la perra, que no le mandara a realizarle exámenes y ni siquiera indagara sobre los síntomas percibidos. Solo le envió un recetario de vitaminas y antibióticos que afirma haber seguido al pie de la letra. No obstante, la mascota murió al cabo de unos días.

La tristeza que agobia a la joven ante la muerte de un ser considerado parte de su familia parece no extinguirse todavía y, aun así, es menor a la decepción que enfrenta por confiar en un profesional que siente que no hizo lo suficiente (o lo básico) para curar a su ‘hija peluda’.

Esa experiencia negativa motiva una pregunta: ¿cómo asegurarnos de que nuestra mascota es atendida por un buen veterinario?

Responsabilidad notoria

A simple vista, manifiesta la Dra. Nubia Andrade, propietaria de la clínica Pet Medical, los dueños pueden notar ciertos indicios positivos en un consultorio. “Si uno va al médico general, el lugar debe ser bonito, agradable, presentar buena higiene y aseo. Eso no es diferente para los animales. Agrocalidad está regulando esto, poniendo ciertas reglas sobre las dimensiones de la sala de espera, de consulta”, explica. Asimismo puede advertir el uso de termómetros desinfectados y de guantes.

Otro factor importantísimo, agrega Andrade, es constatar la identidad del médico. “Los veterinarios tenemos un registro sanitario y uno profesional del Colegio de Médicos. Se los puede encontrar en el recetario y en la cartilla de vacunas. El sanitario es obligatorio para ejercer, otorgado por el Ministerio de Salud Pública. Porque si algo pasa con ese veterinario, el cliente con esos datos puede averiguar en las entidades pertinentes la procedencia de ese médico”.

El trato hacia el animalito también puede incidir mucho en la confianza que genere el veterinario en él y sobre todo en su amo. Dar palmaditas a la mascota para tranquilizarla, más un tono de voz suave y calmado antes del chequeo es una actitud positiva para los propietarios, en vez de una auscultación hecha de lejos, como que lo coge ‘con pinzas’.

Dr. Jorge Zanabria, propietario de la clínica Dr. Pet, llama a sus pacientes de cuatro patas ‘los consentidos’, entendiendo que en la mayoría de los casos, si no en todos, la mascota es un miembro de la familia.

Diagnósticos complejos

“Somos los ‘perriatras’ de nuestros clientes, como un neonatólogo o un pediatra. Como no pueden decir qué les duele, ahí viene la parte del médico puro, el análisis de la palpación, de dónde está el dolor (...). Nunca podemos dejar de utilizar los medios de diagnóstico, los exámenes de sangre, las imágenes”, sostiene Zanabria.

“Si pensamos que tiene una dolencia específica, porque la estamos palpando, tenemos que confirmarlo con exámenes de laboratorio. Si no es así, estamos haciendo una medicina equivocada, que no está dentro de los márgenes que nos exige la sociedad”.

Pero con un paciente que no puede describir los síntomas que le afectan, hacer un diagnóstico, por lo tanto, es casi un ‘arte’, asegura el Dr. Óscar Macías, quien junto con su hija Ma. Fernanda atienden la Veterinaria Macías. También es profesor en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad de Guayaquil e investigador.

“Hablar de ética en esta profesión es muy delicado, el mayor problema es lograr una buena diferenciación del diagnóstico, porque hay enfermedades muy parecidas”, agrega Macías. Por esta razón, dice, a veces no se prescriben los tratamientos adecuados.

Amor esencial

Dueños de mascotas y veterinarios comparten un rasgo en común: el amor hacia los animales. Pero a diferencia de los primeros, este cariño incita a los médicos a curarlos, salvarlos, a que no sufran, explica la Dra. Fernanda Macías. “También tenemos que trabajar bastante en la educación del propietario”.

¿Qué significa eso? Educar en la prevención, aclara Zanabria. “Esta es una profesión reactiva, esperamos que venga el paciente enfermo. Pero debemos trabajar mucho en medicina preventiva, no esperar el caso. Nosotros tenemos dos pacientes, la mascota y el propietario. Hay que tratar de educar a la gente de cómo cuidar mejor a sus mascotas. Los problemas más comunes son las intoxicaciones y la mala alimentación”.

Según Zanabria, los programas de televisión especializados en cuidados de mascotas han ayudado a concienciar sobre la importancia de la atención médica para los animales domésticos, sean perros, gatos, aves, roedores u otros. Es por eso que el trabajo de esta profesión no culmina al salir del consultorio.

 

Contactos: Pet Medical: edificio Borkis Entertaiment, cdla. Velasco Ibarra, av. Alejandro Andrade, mz. 7 solar 19, atrás del Gran Chef, Telf.: 601-2036. Veterinaria Macías: Gómez Rendón entre la 10 y 11, Telf.: 245-0066. Dr. Pet: Circunvalación Sur 216 entre Todos los Santos y calle Única (Urdesa central), Telf.: 288-6519.

 

Labor con principios

La Federación de Veterinarios del Ecuador aprobó en el 2004 un Código de ética del médico veterinario ecuatoriano, para todos sus afiliados. En el documento se destacan las siguientes obligaciones:

• Prestar sus servicios profesionales a quien los solicitare, pudiendo contar para ello con el apoyo de personal auxiliar; sean estos egresados o estudiantes de Veterinaria o prácticos pecuarios, bajo su estricta responsabilidad ética, técnica y pecuniaria.

• Prescribir productos farmacológicos apropiados para ayudar a mantener la capacidad física o la recuperación de la salud de los animales, absteniéndose de utilizar o recomendar el uso de drogas con fines dolosos.

• Instaurar tratamientos efectivos sin incurrir en costos artificiales y abstenerse de realizar intervenciones quirúrgicas innecesarias.

• Es misión del veterinario ecuatoriano procurar la conservación de los recursos naturales y la integridad de la biodiversidad, que constituyen patrimonio de la humanidad, absteniéndose de prescribir el uso de insumos que puedan ocasionar su deterioro.

• Contribuir a la transformación social y desarrollo institucional del entorno de trabajo. No es ético oponerse al cambio mental y de actitud de la gente.

El 31 de octubre también se conmemoró el día del médico veterinario ecuatoriano.

 

  Deja tu comentario