La leyenda del primer ‘latin lover’

29 de Octubre de 2017

Hay dos formas de entender a Porfirio Rubirosa. Así dice el biógrafo y articulista dominicano Pablo Clase H., quien acaba de presentar la más reciente recopilación de la vida de este personaje también dominicano: como un oportunista y cínico que vivía de las mujeres, o como un seductor irresistible, sin dejar de ser un caballero fino.
Sobre su biografía Porfirio Rubirosa, el primer playboy del mundo, Clase dice que también hay un punto de vista lógico para entender las acciones que elevaron a Rubirosa a la fama, analizando el hombre detrás de la reputación.  “A pesar del glamur y el placer, sus frustraciones personales  prácticamente lo convierten en un personaje trágico”.

El hombre
En los 50, Rubi (1909-1965), conocido así en la alta sociedad americana y europea, era la expresión suprema de las aspiraciones del hombre de su época. “Recuerden que en los 50 el mundo giraba más alrededor de los hombres”, sostiene el columnista Taki Theodoracopulos. “Los clubes eran  ‘solo caballeros, jugabas deportes solo con otros hombres”.
“Estamos hablando del arquetipo que dio origen al look y estilo de vida del latin-lover”, afirman Isabella y Marty Wall, autores de  Persiguiendo a Rubi.  “Era una mezcla de ‘mozo caribeño’ con un ‘sofisticado señor francés’”.
En la década de los 50 había muchos hombres elegantes con mucha personalidad, pero solo un Rubirosa, afirma el texto. “Fue la inspiración para James Bond, lo hemos sabido desde que descubrimos sus archivos del FBI y publicamos nuestro libro hace más de quince años”.
Rubirosa era un aplicado deportista: campeón de polo, corredor de Ferraris, esquiador aficionado. También fue su pasatiempo pilotar aviones. Nunca se aparecía mal vestido, solo lucía zapatos y trajes a la medida de sastres de Londres y París.
También triunfó como un diplomático de larga carrera, gracias al dictador Rafael Trujillo, su suegro. Su trayectoria incluyó las embajadas de República Dominicana en Francia y Cuba. “Él es un excelente diplomático”, solía decir el gobernante, “porque las mujeres lo adoran y es un gran mentiroso”. El servicio exterior fue su entrada a la jet set.

El seductor
Justamente esa habilidad para ser ‘adorado’ por todos, incluso por Trujillo –quien lo siguió favoreciendo después del divorcio con su hija Flor de Oro–, y en especial por las mujeres, selló su reputación de latin lover.
“Rubirosa fue una figura muy importante,  corría una época en que la mayoría de los hombres latinoamericanos eran percibidos como dictadores o Ricky Ricardo”, observa Julia Álvarez en  En el tiempo de las mariposas (1994).
En la lista corta de sus conquistas están sus esposas: la hija del dictador, las actrices francesas Danielle Darrieux y Odile Rodin, y las millonarias Doris Duke y Barbara Hutton. De las últimas recibió caballos, trajes, aeroplanos, plantaciones, mansiones, millones en efectivo, como regalo de bodas o  de divorcio. Dádivas convenientes, porque no era muy afín al trabajo.
Sus otros grandes amores fueron Marianne Reynolds, Zsa Zsa Gabor, Jayne Mansfield. La nómina completa es interminable.
Físicamente, Rubi no era muy alto, reporta Vanity Fair en una semblanza de 7.500 palabras escrita en 2002. Aunque medianamente simpático y delgado, “exudaba una sensación de romance y aventura”, recuerda la escritora Alexandra Theodoracopulos. Y era latino, más exótico. Pero su mayor atributo, apunta Jeremy Scott en El irresistible hombre inapropiado, era su órgano sexual. No cita un informe médico que lo corrobore, pero según  las parejas de Rubirosa, este era de considerable tamaño.

Más grande
Tal vez mayor que su miembro viril (por cierto, era estéril) fue su galantería. Siempre le abría la puerta a su pareja, le encendía el cigarrillo, le conseguía una bebida. “A cada una la hizo sentir como una reina. Hay muchos hombres que son buenos en la cama, pero no podrías salir a cenar con ellos”,  recuenta Mildred Ricart, esposa de un colega de Rubi en el servicio exterior. Al parecer, Porfirio Rubirosa podía hacer las dos cosas exitosamente.
“Nunca hablaba de sus romances”, agrega Claude Terrail en la reseña de Vanity Fair. Fue un amigo cercano y dueño del restaurante La Tour d’Argent (París). “Era un caballero y, como uno con tanto éxito con las mujeres, siempre cerró su boca. Todos deberían aprender esa lección”.

En la actualidad
¿Hay otro como Porfirio actualmente? Es probable. Al menos físicamente, quien lo desea, alcanzará su nivel de glamur con los accesorios adecuados. Eso es el objetivo de Rubirosa, una marca suiza que celebra la elegancia de este latin lover, con zapatos, botas, billeteras y maletines finos.
En este sentido, Rubi también fue homenajeado hace un mes en Miami con una fiesta que incluyó una pasarela cinemática y una subasta a favor de Casa Valentina, una organización que provee vivienda asequible en Miami. El evento fue organizado por los Wall, inspirados en su libro.
Rubirosa murió a causa de sus dos grandes pasiones: la bebida y la velocidad. Después de una extendida noche de celebración estrelló su Ferrari en París. (G.Q.)

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