La engrapadora: Maravilla de la ingeniería

26 de Mayo de 2013

¿Tiene usted una engrapadora? Si es así, es posible que esté algo polvosa en esta época de los PDF. O, quizá, ya no la tenga desde algún tiempo porque alguien la pidió prestada y nunca la devolvió. O quizá pegó su nombre a la engrapadora con cinta adhesiva para que sus compañeros de trabajo sepan: se llevan esta engrapadora y mueren. Aunque los datos van a las computadoras y la nube, las engrapadoras siguen ayudando a que la gente los tenga juntos.

En la computadora podemos archivar copias en carpetas y enviar mensajes a las bandejas de entrada. Podemos cortar, copiar y pegar textos y archivos. ¿Cuál actividad en la computadora se parece a engrapar? Seguro, está el ícono del clip para anexar documentos a un correo electrónico.

Sin embargo, nada, realmente se acerca al satisfactorio ka-chunk de una engrapadora: es un sonido que significa que se está haciendo el trabajo. Se supone que los recibos en papel van de salida, pero siguen revoloteando para llegar a restaurantes, tiendas y consultorios médicos. Las engrapadoras están allí, anexando recibos a tarjetas de presentación, el acuse de recibo al recibo original o a la copia de la factura, y el recibo a la bolsa de la comida para llevar. Si usted tiene una engrapadora hay muchas probabilidades de que la haya fabricado Swingline.

Otras compañías que también las hacen incluyen a Stanley-Bostitch, junto con OfficeMax y Staples, pero Swingline, ahora propiedad de Acco Brands, ha sido de tiempo atrás líder en el mercado. Acco, basada en los suburbios de Chicago, suena a un nombre perfecto para un conglomerado sin rostro. Sin embargo, en realidad tiene un destacado historial de productos para oficina: es la abreviatura de American Clip Co., un fabricante de clips, fundado por Fred J. Kline de Nueva York, al comienzo del siglo XX.

Historia

Nueva York fue alguna vez el centro del universo de sujetar papeles. En 1925, fue donde Jack Linsky fundó Parrot Speed Fastener Co., al cual le cambiaron el nombre después, al de Swingline. Los aparatos para engrapar han existido desde al menos la corte francesa de Luis XV. Sin embargo, antes de la época de Linsky era muy laborioso poner las grapas al aparato, de una en una, en la parte posterior.

Linsky ayudó a revolucionar las engrapadoras, creando una forma fácil de poner las grapas debajo de una placa de base. Encontró un adhesivo que permitió formar cartuchos de grapas para colocarlos en un cargador metálico hasta que salieran una por una y se doblaran para agarrar a su presa de papel. Swingline prometió facilitar el trabajo de oficina.

En el anuncio en un periódico de 1940, una joven –presumiblemente una secretaria– carga una engrapadora y dice: “¡Ahora ya estamos en forma, jefe! Esa engrapadora Swingline se carga más rápido, funciona más suavemente y sin problemas porque tiene un canal abierto”. Sin embargo, Linsky no estaba satisfecho con solo atender al mercado de las oficinas, así es que ayudó a incrementar la demanda de engrapadoras, enfatizando su utilidad para otras tareas, como fijar papel tapiz, sujetar el papel alrededor de los sándwiches e, incluso, para armar sombreros para fiestas. (“¡Swingline hace las cosas más raras!”, alardeaba otro anuncio). También expandió el negocio haciendo engrapadoras especiales para alfombrar, techar y tapizar.

En 1970, Linsky vendió Swingline a American Brands, y en la siguiente década se fusionó con Acco. En medio de la crisis de las manufacturas en 1990, American Brands cerró la fábrica Swingline en Nueva York y se mudó a México. Ahora, la mayoría de las engrapadoras se hacen en Asia.

El tiempo, una amenaza

El diseño de un modelo tradicional tiene el propósito de tener un aspecto eficiente, agregó, y tan robusto y durable que aun cuando todo el edificio quedara reducido a cenizas, uno intuye que la engrapadora estaría allí. En toda la industria, las ventas de engrapadoras de escritorio y de mano (no eléctricas) sumaron 80,3 millones de dólares en el 2012, 3% más que el año anterior, según NPD, la firma de investigación de mercados. Las ventas de artículos para oficina en general aumentaron después del descenso en medio de la recesión.

El tiempo es una gran amenaza para la industria de las engrapadoras y los artículos para oficina en general. Más personas que crecieron con las engrapadoras se van a retirar y a morir. Y la generación más joven, sencillamente, no está tan apegada a las engrapadoras, señaló Lora Morsovillo, presidenta de suministros para oficina de NPD.

Sin embargo, hay esperanza, dijo, si los fabricantes de engrapadoras ven a sus productos como objetos decorativos. “El crecimiento proviene de la singularidad y la personalización”, en especial en las oficinas domésticas, notó. Coloca a las engrapadoras en la misma categoría general que los dispensadores de cinta adhesiva, y, notó, hay en alguna parte uno en forma de tacón de aguja.

Swingline todavía no produce una engrapadora en forma de tacón de aguja, pero introdujo hace poco una línea a la moda, de colores y decoraciones brillantes. En conjunto, no obstante, las engrapadoras han sido “monótonas y sombrías”, sostuvo Randy Nicolau, director ejecutivo de Poppin, una nueva compañía de comercio electrónico, orientada a convertir productos como engrapadoras, libretas, bolígrafos, portalápices, charolas y calculadoras en alhajas para escritorio.

La oficina de plan abierto de Poppin es brillante en los colores de sus productos coordinados, incluidos blanco, negro, amarillo, naranja, rojo, rosa, morado, dos tonos de azul (agua y “alberca”) y verde limón. “Nos consideramos una compañía de modas antes que otra cosa”, señaló Nicolau. Las engrapadoras elegantes que vende Poppin tienen un aspecto muy distinto del de las utilitarias que solía hacer Linsky, pero hay cosas que no cambian.

Las engrapadoras aún tienen un cargador, un resorte, un empujador y un yunque, y todavía producen un satisfactorio ruido metálico cuando se las presiona hacia abajo, una señal de que se está haciendo el trabajo.

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