Kon-Tiki 2: Expedición de dos vías

23 de Abril de 2017
  • La expedición Kon-Tiki 2 contó con navegantes de Noruega, Inglaterra, Rusia, Perú y México.
  • Torgeir Higraff (i), líder de la expedición Kon-Tiki 2, y Haakon Wium Lie muestran redes y líneas de pesca que encontraron en el océano.
  • Las balsas no pudieron cumplir con el retorno al continente debido a las duras condiciones del océano, las cuales dañaron tales estructuras.
  • Las balsas Rahiti Tane y Tupac Yupanqui emplearon un sistema de planchas, llamadas guaras, que según su posición mantenían el curso.
Moisés Pinchevsky

La meta: navegar desde Perú hasta la chilena Isla de Pascua... y volver. El viaje quedó detenido, pero sigue magnífico.

Las aguas del océano Pacífico se abrieron, una vez más, para afianzar la teoría de que las antiguas culturas de Sudamérica y Polinesia sí pudieron haber tenido un contacto transoceánico en el pasado.

El primero que se jugó el pellejo en hacerlo fue el explorador noruego Thor Heyerdahl, que en 1947 navegó en la balsa Kon-Tiki unos 8.000 kilómetros entre el Callao y el archipiélago Tuamotu.

Con esa inspiración, su compatriota Torgeir Higraff cumplió similar recorrido del 28 de abril al 7 de julio de 2006, fecha en que aterrizó con la balsa Tangaroa en la isla de Raroia, de las Tuamotu. “Mi trabajo consistía en optimizar la balsa para que funcionara tal como en el pasado, cuando los pobladores del territorio que hoy corresponde a Ecuador realmente eran campeones del mundo marítimo, al igual que mis antepasados vikingos”, indicaba Torgeir a través de una anterior entrevista por e-mail, y publicada en La Revista el 21 de junio de 2015.

En ella agregaba que tal mejora en el diseño de la Tangaroa resaltaba un ancestral sistema de planchas de madera, llamadas guaras, que instaladas en la parte trasera ayudaban a maniobrar.

En esa fecha, hace casi dos años, Higraff estaba preparando su segunda travesía transoceánica, que finalmente partió el 7 de noviembre de 2015 desde el puerto del Callao (Lima, Perú), y arribó a la Isla de Pascua seis semanas después, el 19 de diciembre. Pero esa era solo la mitad del viaje, ya que el plan original era que ambas balsas, llamadas Rahiti Tane y Tupac Yupanqui, y construidas con un total de 11 troncos de balsa ecuatoriana, retornaran al Callao en similares condiciones. Pero no pudieron completar tal propósito.

Ahora contactamos nuevamente a Torgeir por correo electrónico para que nos cuente su experiencia, la cual en los meses inmediatos tuvo una amarga carga de frustración, pero que hoy recuerda con la mente llena de enseñanzas y gratitud.

¿Cómo fueron los primeros días en altamar?

Ambas balsas se desempeñaron muy bien desde el inicio. Los dos equipos tenían grandes marineros de balsa y la Rahiti Tane rompió un récord de velocidad en balsas, ya que navegó casi 90 millas náuticas en 24 horas. El estilo de vida a bordo se desarrolló en dos direcciones. En Tupac éramos siete hombres; el experimentado capitán Øyvin Lauten y yo leíamos libros y rara vez movíamos las posiciones de las guaras. Solo manteníamos un vigía para controlar el curso de navegación. Nuestro equipo de Tupac mantuvo un ambiente relajado y pudo preparar buena comida solo cuando tuvimos la suerte de pescar. En la balsa Rahiti Tane, en cambio, la tripulación tenía dos personas de guardia todo el tiempo, moviendo las guaras hacia arriba y hacia abajo casi constantemente. Había cuatro mujeres y tres hombres, con un régimen de disciplina estricto y preparaban buena comida todos los días. Ambos equipos, aunque muy diferentes en estilo de vida, el liderazgo y las precauciones de seguridad, llegó a la Isla de Pascua como estaba previsto seis semanas después de la salida, el 19 de diciembre de 2015.

¿Cómo era la rutina de ustedes en las balsas?

Además de navegar y mantener el curso, en ambas balsas realizamos mucha investigación. Llevamos instrumentos y desarrollamos específicamente procedimientos para estudiar, primero, el cambio climático y la acidificación de los océanos; segundo, la presencia de basura marina; tercero, el fenómeno de El Niño y las predicciones meteorológicas, y, finalmente, la vida marina. Marcus Eriksen y el Instituto 5 Gyres (dedicado a estudiar el plástico en los océanos) nos proporcionaron una red especial de arrastre y el Instituto Noruego de Investigación del Agua dio un equipo para analizar esas muestras. Ambos fueron transportados como parte del equipo científico de Tupac Yupanqui. La red (diseñada para captar solo microplástico de la superficie, aquel que no puede verse con facilidad) fue lanzada desde la popa de la balsa y remolcada durante dos horas en cada despliegue. Encontramos plástico en casi todos los despliegues cuando las olas no eran grandes. Cuando las olas aumentaron, asumimos que el microplástico fue empujado abajo de la superficie (…). Además, encontramos un montón de línea de pesca y otros objetos grandes de plástico flotando en el océano. En la balsa Kon-Tiki, hace 70 años, no vieron una sola pieza de contaminación.

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¿Recuerda alguna anécdota?

Yo era uno de los cuatro miembros del equipo, de 24 marineros en total, que navegaron en ambos tramos. Estuve en la balsa Tupac Yupanqui durante 115 días en total, pero ninguno de ellos fue aburrido. Un día en el viaje de regreso nuestro oceanógrafo mexicano Pedro de la Torre alertó: “¡Tiburón!, no, esperen, es otra cosa”. Erik Clasen, nuestro buzo, estaba sentado en el tejado. Se quitó la ropa y se zambulló en el mar, seguido por Pedro. Le di a Erik una cámara y tomó impresionantes imágenes. El pez luna (llamado también mola mola) es una de las especies de peces más grandes conocidas. Se deslizó a lo largo de nuestra balsa durante una hora.

¿Cómo fueron las noches?

Con el cielo lleno de estrellas y en la oscuridad. Estar de guardia en la noche con las estrellas fue la experiencia más hermosa. Me sentía como un rey. Pero a veces la balsa se salía de control, y tuve que despertar a nuestro mejor marinero, Ola Borgfjord. El joven capitán sabía cómo llevar la balsa de nuevo en curso en todas las condiciones climáticas.

¿Cuándo comenzaron a ocurrir los problemas en el retorno?

En la zona de Cuarenta Rugientes, las olas constantemente golpeaban la cubierta, rompiendo el bambú en pedazos y provocando que la balsa se sienta pesada. Esto hizo mucha presión sobre las cuerdas de fibra de sisal, que al parecer tienen limitaciones en viajes marinos largos golpeados por vendavales. El fuerte clima provocó que en nuestra balsa hayamos tenido que reemplazar cientos de metros de cuerdas con nuevas de sisal.

¿Por qué no completaron el viaje de retorno al continente?

No podíamos reemplazar todas las cuerdas de sisal. Si continuábamos en la travesía, la balsa podría haberse desmoronado. Estábamos en contacto permanente con la Armada chilena durante el viaje de regreso. Así que el 14 de marzo llamé a la Armada para solicitar el rescate. Las balsas habían estado en el mar durante 114 días y habíamos navegado 4.500 millas náuticas.

¿Cómo te sientes al respecto?

Yo estaba muy descontento. Había estado en contacto con Eugenio Moreno en la empresa logística Gearbulk, quien dijo que podía ayudarnos a traer las balsas a cualquier lugar, si llegábamos a Chile. Pero ese sueño nunca se cumplió. Tuvimos que desmantelar las balsas y dejar los troncos en el océano. Pero todos los miembros de la tripulación estaban en buena condición. Eso fue lo más importante.

¿Cuáles son sus conclusiones sobre toda la experiencia?

El periodista Javier Lizarzaburu tituló nuestro proyecto “Misión Imposible” en su bien escrito artículo publicado por la BBC. Resultó ser una descripción adecuada, al menos por haber enfrentado el clima anormal y duras condiciones de viento durante nuestro viaje de regreso desde la Isla de Pascua hacia el continente. La temperatura mundial de febrero de ese año rompió el récord establecido durante El Niño en 1998. Pero, aunque uno de los fenómenos El Niño más fuertes jamás registrados nos impidió navegar hasta Sudamérica, la expedición Kon-Tiki 2 confirmó la antigua ruta del Pacífico tanto para los polinesios como para los sudamericanos. Sabemos que ambas culturas tenían balsas. Los polinesios probablemente utilizaron su canoa de doble casco superior para los viajes de exploración y las balsas para las migraciones. Kon-Tiki 2 mostró cómo los polinesios podrían haber navegado a América del Sur y de regreso, y cómo los sudamericanos podrían haber hecho lo mismo en la dirección opuesta.

¿Está planeando otro viaje en balsa en el futuro?

Tengo pensado escribir una carta al presidente de Ecuador para proponerle el único experimento con balsas que sigue sin resolver: cómo navegar desde Ecuador a México y regresar. Hacia el año 800 d. C., los avances en manufactura con metales del territorio del actual Ecuador habían llegado a la costa oeste del territorio de México, pero seguía ausente en la región entre Guerrero y la baja América Central. Los arqueólogos han argumentado que esa tecnología fue transmitida a través de rutas de intercambio comercial en balsa. Esto fue quizás realizado por la cultura marítima ecuatoriana conocida como Manteño. Si en Ecuador me invitan a hacerlo, organizaré una nueva expedición y construiré una balsa en Guayaquil con árboles ecuatorianos para cumplir ese propósito.

Informes: www.kontiki2.com

MANTEÑOS, NUESTROS ANTIGUOS NAVEGANTES

El historiador y arqueólogo guayaquileño Gustavo Costa von Buchwald fue el asesor precolombino de Kon-Tiki 2, expedición que buscó imitar a los antiguos navegantes de este territorio. Costa señala: “La Manteña fue una cultura marítima asentada en lo que hoy corresponde a Ecuador, resultado de una larga evolución cultural y tecnológica, especialmente en el golfo de Guayaquil, donde había árboles de balsa, algodón y fibras vegetales. Comenzó alrededor del año 800 d. C. y terminó en 1526, cuando los conquistadores españoles llegaron a esta parte de América. La cultura Manteña formaba parte de una ‘liga de mercaderes’ que por medio de la balsa se convirtieron en una sociedad de comerciantes ricos. En 1526, los navegantes manteños se encontraron con un barco inusual frente a la costa de lo que es hoy Ecuador. El capitán español Bartolomé Ruiz registró que la balsa era un buque de carga salido del puerto de Salango. Llevaba oro, la plata, telas finas y spondylus con fin comercial.

Gustavo Costa considera importante la ejecución del proyecto Kon-Tiki 2, aunque lamenta que las balsas no pudieron rescatarse, ya que confiaba que una de ellas pudo haber sido cedida al Ecuador como símbolo de nuestra identidad. (I)

 

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