Hecho en Guayaquil

17 de Marzo de 2013
Fotos: Víctor Álvarez

Ahora ya es normal en cuadras céntricas y en los barrios más poblados de la ciudad, encontrar cadenas locales de gastronomía para todos los gustos. Conozcamos a algunas de ellas y a sus artífices.

 

Dolupa
Como preparados en casa

En 1952, Dora Luque de Pareja (de allí el acrónimo Dolupa) fundó su pastelería y dulcería. Ella inició su actividad con la fabricación y distribución de enrollados de manjar blanco, los cuales se hicieron famosos en Guayaquil, apetecidos por su calidad y sabor casero. De allí que, por historia y permanencia, la dulcería Dolupa es pionera en la fabricación de tortas, postres y dulces.

En 1985, Dora Luque se retiró y el negocio se lo cedió a su sobrino Belisario Luque Marriott. “Personalmente con mis colaboradores me he encargado de mantener esa calidad y esa misma tradición, creciendo a la vez, hasta llegar a la gran variedad de productos que ofrecemos en la actualidad. Gracias al esfuerzo de todos los que conformamos esta compañía, y a nuestros clientes, Dolupa se ha ido expandiendo, hasta llegar a conformarse en la cadena que es actualmente”, comenta orgulloso Belisario.

Con 17 locales (abrirán próximamente otro en la ciudad de Milagro con la modalidad de franquicia), Dolupa ha sabido explotar el negocio de las tortas para cumpleaños.

“Estamos franquiciando Dolupa Express, que son locales bien surtidos y de fácil acceso que ya están funcionando en Guayaquil con muy buenos resultados. La atención allí es rápida: la gestión de compra no debe durar más de diez minutos. Lo importante para nosotros es estar siempre atento a las necesidades y exigencias de nuestros clientes, que son quienes marcan el rumbo de la empresa”, destaca Belisario. Si es dulcero, las aproximadamente cincuenta variedades de Dolupa son una excelente opción. (A.C.J.)

 

Puerto Moro
Pioneros al carbón

La cadena de restaurantes Puerto Moro nació hace cuatro  años. Sus aproximadamente cien platos han cautivado a muchos; actualmente tiene cinco locales (el último fue inaugurado hace poco en el centro de Guayaquil). Los hermanos Luis y Mauricio Aguirre fueron los pioneros en el posicionamiento de la comida típica al carbón con un toque gourmet.

Parte del éxito de Puerto Moro es que sus instalaciones acogen no solo a ejecutivos, sino que familias acuden en gran número y se celebran  fiestas de cumpleaños también. “Una vez posicionado el primer local de Puerto Moro en Urdesa, nuestra principal atención estuvo enmarcada directamente en mejorar la atención al cliente. A partir de allí, el resto fue por añadidura. Aprendemos todos los días”, dice Mauricio Aguirre.

El pequeño local con el que empezaron en el 2007, que se llamaba Cafetería Sucos y donde se preparaban jugos, batidos, sándwiches y piqueos típicos, quedó corto. A medida que pasaba el tiempo los propietarios fueron madurando y complementando el negocio, y comenzaron a preparar platos a la carta, bien servidos en cantidad y sabor, como los Suco Pollo y Suco Lomito con diferentes tipos de salsas y acompañamientos como moritos, garbanzos, ensaladas.

Los hermanos Aguirre son muy conocidos en las noches de farra guayaquileña al ser dueños de otros locales como bares y discotecas, unos en funcionamiento, otros ya cerrados, pero esto no los ha parado. Su juventud los impulsa a seguir trabajando para expandir sus negocios como Puerto Moro, ya que se les ha ‘metido entre ceja y ceja’ llevar sus especialidades a todos los rincones de Guayaquil, al proyectar este año el servicio a domicilio en todos los locales. (A.C.J.)

 

Sweet & Coffee
Un éxito muy dulce

La cadena de cafeterías Sweet & Coffee nació en 1997 y fue una inspiración que surgió del amor de los esposos  Soledad Hanna, gerenta de producción, y Richard Peet, gerente general.

Richard Peet cuenta que   Soledad le preparaba sus dulces favoritos desde que eran novios. “Fue entonces que al casarnos hicimos este  proyecto realidad, por lo que decidimos abrir el primer local de Sweet & Coffee  en el centro comercial Mall del Sol junto con un equipo de quince personas”.

“Todavía mantenemos en nuestro menú aquellos clásicos que se convirtieron en los preferidos de nuestros clientes como la torta mojada de chocolate, el cheese cake de frutilla o el dulce de tres leches; en el caso de las bebidas, el cappuccino o nuestro delicioso espresso. Al día de hoy, entre bebidas, dulces y productos de sal, llegamos a tener más de 70 productos diferentes con los que buscamos satisfacer la diversidad de gustos de  los consumidores”, enfatiza.

Peet  piensa que la clave del éxito de este negocio ha sido enfocarse principalmente en la satisfacción de sus clientes y en esos pequeños detalles que se presentan en el servicio. “Ofrecemos productos de alta calidad, pero nuestra  diferenciación principal se centra en la calidez y la estandarización con la que los clientes son atendidos sin importar cuál local decidan visitar”, comenta.

Sweet & Coffee actualmente posee 37 locales en Guayaquil y 13  en la ciudad de Quito.

En un mediano plazo estiman contar con  100 locales a nivel nacional, incrementar su  presencia en otras provincias del país y  fuera de este.

 

Cocolón
Al rescate de la identidad nacional

El monstruo de los Andes, El náufrago y El lomo cara de tuco no son los nombres de seres extraños y gigantes. Así se llaman algunos de los platos que se encuentran en el menú del restaurante Cocolón. La respuesta al porqué de los nombres está en  el primer punto de la estrategia de marketing inicial del local: porciones grandes, precio justo y buen ambiente.  El concepto del restaurante fue una idea compartida por Juan Javier Jijón, Jaime Baquerizo, Guillermo López y Agustín Febres-Cordero en octubre del 2007.

“El mercado de comida típica era muy limitado en Guayaquil, había muy pocos lugares que ofrecieran comida nacional en un ambiente agradable para compartir con familia o amigos”, recuerda Agustín. “Así que un grupo de socios, quienes veníamos de distintas ramas de negocio, nos juntamos.  La idea se basó en una propuesta original que rescatara nuestra identidad de ecuatorianos desde el momento que ingresaran al local hasta en cómo nombraríamos los platos”, agrega.

El primer lugar que abrieron se ubicó en la avenida principal de Entre Ríos. Actualmente, Cocolón tiene dos locales más: en el centro de la ciudad, frente a la plaza Rocafuerte, y  en el norte, en Plaza Orellana, en la av. Francisco de Orellana.

“Muchos de los platos son creaciones  nuestras tomando como base platos típicos, estos tienen una muy buena acogida por su sabor, presentación y originalidad”, detalla Febres-Cordero. Su siguiente paso en la expansión del negocio es   fortalecer y perfeccionar su operación de manera que les permita automatizar procesos y tentativamente dar el salto a otras ciudades. “Conceptualizamos el negocio desde el primer momento de manera que se pueda expandir correctamente”. (D.L.)

 

Domremi
Dulzura par el cliente

Esta pastelería lleva su nombre en honor al pueblo natal de la santa francesa Juana de Arco y abrió su primer local en noviembre del 2002 en Urdesa (Víctor Emilio Estrada 630 y Ficus), en el domicilio de la familia Neira. A medida que el negocio fue creciendo, la casa se transformó. Actualmente, Domremi está también en la galería comercial del Sonesta Hotel Shopping y en Córdova y Junín, en el centro de Guayaquil, además de haber inaugurado en el 2012 una isla en City Mall. ¿Qué los ayudó a expandirse? La atención personalizada y el servicio a domicilio.

“Comenzamos por estar siempre involucrados en la atención al público y en el control de calidad, y en ofrecer el servicio a domicilio a las empresas de Urdesa; con el tiempo se creó la necesidad de tener otro local, para abarcar el mercado de compañías y bancos”, explica Francisco Neira, encargado de la publicidad. Le han dado importancia, asimismo, al mantenimiento de sus cuentas en redes sociales, Pastelería-Domremi en Facebook y @DomremiEcuador en Twitter. Su hermano Daniel es quien dedica gran parte del día a visitar los locales para revisar la variedad y la decoración de los productos, saber cuáles tienen mayor preferencia, constatar la limpieza del lugar, evaluar la atención que brinda el personal y hablar con los clientes. Ese acercamiento les da una excelente retroalimentación. “Queríamos marcar la diferencia tanto en el producto como en el precio”, dice Francisco. Su madre, Cecilia Arias de Neira, está a cargo de la producción y del control de calidad. (D.V.)

 

Pique & Pase
Especializados en la tradición

Los platos servidos en los restaurantes Pique & Pase lucen de maravilla. Pero estos locales buscan vender algo más que alimentos. “Queremos, sobre todo, que la gente hable de la experiencia que significa comer aquí”, indica Max Loayza, presidente de esta cadena de restaurantes especializada en platos que tienen como base el arroz con menestra de lenteja y de fréjol.

Ese sabor tan típico ha provocado que el Pique & Pase se ubique en la conciencia gastronómica de los guayaquileños, el cual comenzó allá por 1970, cuando abrieron una pequeña fuente de soda en Alejo Lascano y Carchi (aún la matriz), próximo a un bazar también propiedad de la familia. “El significado del nombre era ‘pique en el bar y pase al bazar’”, explica Loayza, destacando que tal iniciativa fue de sus padres.

La expansión de este negocio familiar, que Loayza ha liderado por 25 años, ocurrió en el 2010, cuando abrieron dos sucursales propias (Urdesa Central y La Piazza Los Ceibos), mientras que al año siguiente inauguraron cuatro restaurantes más (Aventura Plaza, La Piazza Samborondón, Mall del Sur y Village Plaza Samborondón), con lo cual incrementaron su personal de 50 a 150 empleados.

Para tal crecimiento han procurado que el producto sea el mismo en todos los locales, añadiendo siempre “una atención excelente y un ambiente agradable”, señala Loayza sobre esa fórmula que el Pique & Pase busca ofrecer a sus clientes.

Ahora están planeando una nueva expansión, pero con franquicias. “Tenemos solicitudes de todo el país, y también del extranjero. Buscamos inversionistas, pero nosotros mantendremos el control del producto”. Porque el Pique & Pase quiere darle esa garantía de sabor a los guayaquileños. (M.P.)

 

Dolce Incontro
Encuentros de dulce y sal

De familia italiana, Lorena Bruzzone se interesó siempre en la cocina, particularmente en la preparación de dulces, por lo que ella solía sorprender a sus familiares con alguna torta para poner ese toque de azúcar a los cumpleaños y otras reuniones.

Crear dulces se convirtió en su pasión de niña y adolescente, hasta que de adulta transformó ese entusiasmo en un negocio que, por quince años, manejó desde su casa preparando tortas bajo pedido. Pero desde julio del 2003 la volvió una empresaria al abrir la cafetería Dolce Incontro en la ciudadela Urdesa (Guayacanes 307 y calle 3ª), tras lo cual se sumaron los puntos de venta en Riocentro Ceibos, Riocentro Entreríos y, desde noviembre, en Torres del Mall (Mall del Sol).

“Los dulces son mi pasión. Toda la vida los he vendido, como la Fantasía de Chocolate, el Éxtasis de Chocolate y la Fantasía Exótica, pero desde el 2007 también ofrecemos platillos de sal”, como los wraps (burritos), pizzas, sándwiches, ensaladas, crostata de espinacas y humitas.

Esta amplia oferta de dulce y sal siempre busca expanderse, ya que, según su hijo, Fabián Torres, gerente de mercadeo de la compañía, siempre han buscado la innovación. “Ahora también servimos almuerzos ejecutivos, y a partir de abril atenderemos pedidos a domicilio desde todos nuestros locales”, indica Torres, quien destaca además la inclusión de la sangría en su menú de bebidas, que abarca frozen, frapes y batidos de frutas. “Todo siempre con nuestro toque”, indica Lorena.

Ahora planean llevar esa fórmula de sabor a otras ciudades del país. (M.P.)

 

Naturíssimo
Éxito basado en lo natural

Keyla Rivadeneira de Dalmau es   fundadora de Naturíssimo. En 1978, junto con su suegra, Cruz Yépez de Dalmau, decidió iniciar un proyecto que reflejaba su pasión por el arte culinario. El concepto y las recetas fueron concebidas de sus raíces manabitas y su interés por desarrollar algo diferente y poco conocido.

El negocio, dice, lo empezó en un pequeño local en el garaje de la casa de sus suegros, situado en las calles Quisquís y Tungurahua. “Al principio lo manejaba personalmente, junto con mi suegra y una persona más,  quien trabaja todavía con nosotros en la empresa”.

Ellas empezaron con yogur de frutas, panes de yuca y tortillas de maíz, los cuales eran elaborados con maquinaria artesanal en el local de Quisquís. Sin embargo, a medida que fueron creciendo, hicieron el esfuerzo de implementar una pequeña planta de producción, la cual fue sustituida con una de mayor capacidad, donde se procesan y distribuyen todos los productos bajo estrictos estándares de calidad y congelación IQF.
“A través de los años incluimos otros productos como las gorditas de maíz con carne, empanadas al horno, minicorn dog, frozen de frutas y nuevas variaciones como Yogufit yogur 0% grasa”.

Según Keyla, el éxito de Naturíssimo se basa en ofrecer productos de excelente calidad siguiendo la línea de lo natural. También son claves las ubicaciones de los locales.  “En total tenemos 31: 20 en Guayaquil y los restantes distribuidos en Salinas, Milagro, Machala, Santo Domingo, Portoviejo y Quito; y este año proyectamos la apertura de cinco puntos más en otras ciudades”. Además quieren  internacionalizar la marca, por eso tienen una serie de proyectos en desarrollo con varios países. (S.M.de.C)

 

Pasteles y compañía
Su jefe: el paladar de sus clientes

En 1984 con un pastelero,  panadero, ayudante de pastelería,  ayudante de cocina,  cajera y administradora se inaugura el primer  local de Pasteles y Compañía en el c.c. Policentro. El mentor:  Julio Torres Romero, el cual contó   con el respaldo de su esposa Mariana Molestina de Torres (+).

Su hija, Anita Torres (foto)   es la  accionista y directora de publicidad y marketing, cuenta que la idea surge porque se buscaba un negocio alternativo de producción nacional que se abastezca con materia prima local. “En ese entonces, algunos de los productos fueron elaborados con fórmulas brasileñas e insumos locales, porque fue un pastelero de ese país quien nos asesoró, más la mayoría de los productos preferidos de nuestro medio. Años más tarde, con el ingreso de mi hermano Julio Torres Molestina, accionista y gerente general,  nuestra empresa diversificó sus productos para atender las preferencias de los clientes”,  dice Anita.

Hoy, Pasteles y Compañía posee  una planta de elaboración para sus productos y diez locales de expendio ubicados en la ciudad. 

Para  Anita,  el secreto de su éxito ha sido elaborar productos que sean un deleite para el paladar, cuidando elaborarlos con los mejores y más sanos ingredientes. Además del mejoramiento continuo para lograr variedad, innovación, calidad, rapidez y exactitud. “Esto se complementa con la buena actitud, presencia y cordialidad de nuestro personal”,  señala.

Ahora  se enfocan a la pastelería dulce y salada, panadería y sanduchería, productos que los venden acompañados de café y refrescos. (L.L.V.)

 

Frutabar
Sabor de boca en boca

Rodolfo Calderón y Fabrizio Semiglia son diseñador gráfico e ingeniero comercial, respectivamente. Pero, sobre todo, amantes de la playa y las olas. Es precisamente esta pasión por lo rústico e informal lo que se encuentra plasmado en el menú y en la decoración  de cada uno de los tres locales de Frutabar en Guayaquil. 

“La idea del negocio de jugos ya estaba en el aire, pero teníamos que acompañarlo de algo adicional que complementara”, recuerda Rodolfo. “Así comenzamos con el sándwich de pollo, que hasta el día de hoy es un éxito para nosotros, y con unos aderezos muy originales”, agrega. En ese tiempo la popularidad del restaurante, cuyo primer local se abrió en Urdesa el 7 de julio del 2000, creció completamente ajena a  las actuales estrategias de marketing digital. “Al principio la gente se enteró de Frutabar de boca en boca porque no había esto de las redes sociales”, comenta Rodolfo.

El concepto siempre estuvo muy claro: querían  un lugar surfista, informal, donde sus clientes pudieran vestir sencillo, en donde nadie fumara y cuya comida sea saludable. “Que se sientan como que estuvieran en la playa, dentro de la ciudad”, resume.

Con el tiempo fueron incluyendo hamburguesas, cocteles, ensaladas y otras variedades de sándwiches. Para Calderón, su éxito es el resultado de la combinación de varios elementos que gustaron al público y que han hecho que actualmente los locales los visiten extranjeros y personas de otros lugares del país. “El sándwich que te comes en Frutabar no te lo puedes comer en ninguna parte”. (D.L.)

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