Un milagro en Guayaquil

11 de Mayo de 2014
  • Helen junto con Anne Sullivan en 1897.
  • Helen Keller se convirtió en una reconocida autora y activista.
  • Patty Duke en el filme de 1962.
Diana León A.

La temporada 2014 del Teatro Sánchez Aguilar arranca con La hacedora de milagros, obra basada en la vida de Helen Keller, una niña sordo ciega que logró sobresalir gracias a su maestra Anne Sullivan.

Se conoce el mundo a través de los sentidos. Los colores, las formas y los sonidos hacen que el ser humano se familiarice con su entorno y pueda adaptarse y relacionarse.

Disfrutar del color de las flores o de la voz de un ser querido es algo común para la mayoría de las personas y, en muchos casos, una capacidad que pasa inadvertida.

Hellen Keller (1880-1968) tuvo estos privilegios por poco tiempo. Meses después de su nacimiento, una enfermedad provocó que perdiera los sentidos de la vista y del oído, aislándola por completo de su familia y de una educación apropiada. Tal como describió tiempo después en su autobiografía, The Story of My Life, se acostumbró gradualmente al silencio y a la oscuridad que la rodeaba, e incluso olvidó que el mundo fue diferente en algún momento.

“Hasta que ella llegó, mi profesora, quien liberaría mi espíritu”, escribió Helen en referencia a Anne Sullivan (1866-1936), la maestra y amiga que la acompañaría durante el resto de su vida. Gracias a sus métodos de enseñanza, Anne le facilitó a Helen los medios necesarios para expresarse, descubrir y entender el mundo que la rodeaba.

La historia de Helen y Anne ha inspirado varias representaciones en el teatro y el cine. El dramaturgo William Gibson estrenó la pieza titulada The Miracle Worker en 1957, basada en la autobiografía de Helen. Años más tarde, en 1962, esta obra también fue adaptada al cine y sus protagonistas se hicieron acreedoras a premios de la Academia: Anne Bancroft (mejor actriz) y Patty Duke (mejor actriz de reparto).

Como inicio de su temporada 2014, el Teatro Sánchez Aguilar pondrá en escena la historia de Helen bajo el título La hacedora de milagros, el próximo 15 de mayo. La obra será adaptada por el director cubano americano Mario Ernesto Sánchez. La actriz Luciana Grassi será la encargada de dar vida a Anne, mientras que Ariane Tarvenier interpretará a Helen. Junto con ellas estarán Jaime Tamariz, Montse Serra, José Burgos, Carmen Angulo, Shany Nadan, Sebastián Perdomo y Luis Rúa.

 

el director

Con varias décadas de trayectoria en cine, teatro y televisión, el director cubano-americano Mario Ernesto Sánchez es el encargado de dirigir la obra de apertura de la temporada 2014 del Teatro Sánchez Aguilar, La Hacedora de Milagros, inspirada en la vida de Helen Keller y su maestra Anne Sullivan.

Sánchez ya dirigió esta pieza en 1985 en Miami, bajo el título La trabajadora milagrosa.

“Es una obra llena de valores humanos y un canto a la perseverancia”, explica. Sostiene que aunque se trata de una obra antigua, su argumento sigue siendo válido en el siglo XXI, en especial cuando se trata de familias donde alguno de sus miembros tiene algún impedimento físico o vicio.

Entre los principales cambios de este nuevo montaje, el director destaca el espacio del escenario. “En aquel entonces la hice en un teatro de 200 butacas, y el Sánchez Aguilar tiene casi mil, entonces hubo que ajustar la dirección a este nuevo espacio”.

Habla también del elenco de actores, con quienes trabaja por primera vez. “La mayoría son ecuatorianos, pero también hay un actor español y uno colombiano, así que es un elenco internacional”, comenta entre risas. “Son actores muy buenos y estamos trabajando muy duro para lograr el milagro en Guayaquil”. Destaca también el trabajo de Ariane Tavernier, quien encarnará a Helen. “Ella tiene mucho talento e interés, se nota que no está jugando o perdiendo el tiempo, su personalidad es muy dulce y por eso estamos trabajando mucho con ella para lograr el carácter de Helen, que es todo lo contrario”.

Además de dirigir esta obra en Guayaquil, Ernesto también está finalizando detalles de la próxima edición del Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami, el cual organiza hace 29 años. Este año se llevará a cabo del 10 al 27 de junio. “Con mi compañía estamos presentando una obra dentro del Festival y también estoy dirigiendo Años difíciles, de Roberto Cossa”.

Saliendo de la oscuridad

“El comienzo de mi vida fue tan simple y muy parecido al de cualquier otra pequeña vida. Llegué, vi y conquisté, como el primer bebé de una familia siempre lo hace”, relata Helen en su autobiografía. “Me contaron que insistía en imitar todo lo que veía hacer a otras personas. Y un día atraje la atención de todo el mundo al decir: ‘Té, té, té’ de una manera muy clara”, escribió.

Sin embargo, estos días felices no duraron mucho. “En un triste mes de febrero llegó la enfermedad que cerró mis ojos y mis oídos y me sumergió en la inconsciencia de un bebé recién nacido. El doctor pensó que no viviría, pero una mañana la fiebre se fue, tan misteriosamente como había llegado. Hubo un gran regocijo en mi familia, pero nadie, ni siquiera el doctor, sabía que no podría volver a ver o escuchar otra vez”, continúa.

Como consecuencia, su personalidad también se vio afectada. Helen solía pararse entre dos personas mientras conversaban y les tocaba los labios. Pero al ser incapaz de entenderles, se enojaba. “Movía mis labios y gesticulaba frenéticamente sin ningún resultado. Esto me enojaba muchísimo y pateaba y gritaba hasta quedar exhausta”.

Con el tiempo, su deseo de expresarse fue cada vez más intenso y sus rabietas más frecuentes, al punto de llegar a presentarse incluso cada hora. “Sentía como si unos brazos invisibles me abrazaran y hacía enormes esfuerzos por liberarme. Y por lo general rompía en lágrimas y terminaba físicamente agotada”, describe en su libro.

La esperanza llegó a su familia a través de American Notes, de Charles Dickens, en donde el autor describía el caso de Laura Bridgman, una mujer sordo ciega que había logrado recibir una educación. Inspirada por este caso, la madre de Helen, Kate Keller, decidió buscar ayuda profesional para su hija.

Gracias a la dirección de varios especialistas, incluyendo al Dr. Alexander Graham Bell, los padres de Helen llegaron al Instituto Perkins en Boston, el mismo lugar donde Bridgman había estudiado. Serían ellos quienes contactarían a Anne Sullivan, su futura maestra.

Anne llegó a la vida de Helen en marzo de 1887, tres meses antes de que la niña cumpliera 7 años de edad. “Sentí pasos que se acercaban. Extendí la mano hacia la que supuse que era mi madre. Alguien la tomó y me atrapó y me estrechó en los brazos aquella que había venido a revelarme todas las cosas y, más que todas las otras cosas, a amarme”, con estas palabras Helen describió su primer encuentro con Anne.

Su maestra también había sido educada en el Instituto Perkins tras haber perdido la visión por una infección ocular a los 8 años de edad. Su método de enseñanza consistía en deletrear palabras en la palma de Helen y de esta manera su vocabulario comenzó a crecer.

“El día que llegó mi maestra, me llevó a su cuarto y me regaló una muñeca. Luego de haber jugado un rato, la señorita Sullivan deletreó en mi mano la palabra muñeca. Me interesó este juego con los dedos y traté de imitarlo, y cuando finalmente pude imitar las letras correctamente me inundó un sentimiento infantil de placer y orgullo”, escribió.

Aunque al principio Helen no entendía que sus movimientos de los dedos imitaban letras de una palabra o su significado, con el tiempo su vocabulario se incrementó y empezó a interesarse por descubrir el nombre de todo lo que tocaba. Tiempo después avanzó hacia conceptos abstractos como el amor.

“Un día salimos y alguien estaba sacando agua. Y mi maestra puso mi mano bajo el chorro y deletreó a-g-u-a en mi mano, primero lentamente y luego más rápido”, describe. “Toda mi atención se trasladó al movimiento de sus dedos (...) y de alguna forma el misterio del lenguaje me fue revelado. Supe entonces que a-g-u-a se refería a ese algo refrescante que corría por mi mano. Esa simple palabra despertó mi alma, le dio esperanza, luz, felicidad, ¡la liberó!”.

En 1888, Helen fue trasladada al Instituto Perkins para continuar con sus estudios. Anne decidió acompañarla y quedarse junto con ella. A los 24 años se graduó de la Universidad de Radcliffe, convirtiéndose en la primera persona sordo ciega en obtener un título universitario. Desde entonces mantuvo una vida muy vinculada con los movimientos sociales y políticos.

Se convirtió en una autora y oradora reconocida. Publicó un total de doce libros, entre ellos El mundo en que vivo (1908) y Mi religión (1927). Además de varios artículos. En uno de ellos, titulado ‘Cómo me volví socialista’, publicado en 1912 por The New York City Call, Helen explicó y defendió su afinidad con esta ideología política, la cual la condujo a recibir muchas críticas de la prensa.

Años más tarde, en 1965, el presidente Lyndon B. Johnson le otorgó la medalla presidencial de la Libertad. Y en 1966 fue electa para el Salón de la Fama Nacional de Mujeres.

Helen murió el 1 de junio de 1968 en su hogar. Su maestra, Anne Sullivan, ya había fallecido en 1936, a los 70 años.

Extendí la mano hacia la que supuse que era mi madre. Alguien la tomó y me atrapó y me estrechó en los brazos aquella que había venido a revelarme todas las cosas y, más que todas las otras cosas, a amarme”.
Helen Keller, The Story of My Life

Representaciones

El filme mudo Deliverance, basado en la vida de Helen, se estrenó en 1919. Las actrices Etna Ross y Edith Lyle fueron las encargadas de representar a la estudiante y su maestra durante su juventud. Las verdaderas Anne y Helen también aparecieron en la cinta, igual que su madre, Kate Adams.

A esta película la siguió The Miracle Worker, obra teatral estrenada en 1957 y que luego fue adaptada para Broadway en 1959 y se mantuvo hasta 1961.

Anne Bancroft (Anne Sullivan) ganó el premio Tony por su actuación en esta pieza. El año siguiente, esta historia también fue llevada al cine bajo la dirección de Arthur Penn, quien recibió una nominación a los Óscar como mejor director.

 

las actrices

Arianne Tavernier y Luciana Grassi serán Helen y Anne.La hacedora de milagros marca el debut protagónico de Arianne Tavernier, de 13 años, en el papel de Helen Keller. Su primera experiencia en los escenarios teatrales fue como parte de La gata sobre el tejado caliente, dirigida por Jaime Tamariz en el 2010.

“Como es mi primera experiencia en un rol principal, estoy muy emocionada, estoy haciendo algo que me gusta y en un papel que no es tan sencillo”, expresa. Su mayor dificultad, admite, han sido los movimientos y ademanes de una persona sorda y ciega, y por eso agradece la guía y consejos de su director. “Yo sí puedo ver y me olvido en algunos momentos, pero aun con las dificultades me encanta la obra y hay escenas que nos han conmovido mucho a Luciana y a mí”, expresa.

Luciana destaca de su personaje la fortaleza y la disciplina para seguir adelante. “Enseñar a Helen es algo muy importante para ella, porque Anne no concibe que existe en el mundo alguien incapaz de comunicarse o ser comprendidas”, dice. “Este milagro ocurrió, no por una máquina o la tecnología, sino por la perseverancia y el ingenio de una mujer que se propuso educar a esta niña”, agrega.

La actriz, quien apareció el año pasado en Un dios salvaje, reconoce la dedicación de su coprotagonista. “Es una chica muy talentosa y profesional a su corta edad, que tiene claro lo que es el trabajo de un actor y trabajar con alguien así es muy bonito”. Grassi destaca también la experiencia de Mario Ernesto. “Ha sido muy enriquecedor aprender de alguien que viene de afuera, con otra metodología de trabajo. Es alguien muy paciente y ha creado un ambiente de mucha confianza”.

 

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