Legados de sangre

17 de Junio de 2012
FOTOS: Víctor Álvarez

Más que padres e hijos son compinches de la vida. Comparten la misma profesión y gustos. Esas que los mantienen unidos cada día.

Héctor y Lucas Napolitano
padre e hijo, pero sobre todo, ‘panas’

Como dice el cantautor español Joan Manuel Serrat y lo repite el ecuatoriano Héctor Napolitano (el Viejo Napo): “Nada ni nadie puede impedir que sufran, que las agujas avancen en el reloj, que decidan por ellos, que se equivoquen, que crezcan y que un día nos digan adiós”.

El Viejo Napo cita a Serrat porque hablar de sus hijos es “entrar en un campo frágil”, en donde prefiere que todo lo malo le suceda a él y no a sus cinco creaciones: Bastián (23 años), Lucas (17), Penélope (10), Greta (7) y Delia (6). Estas llevan su talento en la sangre y aunque no viven todas con él, lleva una relación cercana con la mayoría.

Los varones disfrutan de la música, pero de una forma profesional. Bastián es baterista de las bandas Los Nietos (rock guayaco) y Biorn Borg (indie rock). Vive en Quito.

Lucas toca guitarra y en la actualidad está involucrado en dos proyectos musicales: el Trío Fulminante y Blue Diva.

Es que desde pequeños estos dos han tenido contacto con la actividad de su padre, interesándose muy seriamente en ella. Por ello decidieron estudiar en conservatorios y con profesores especializados.

Además han recibido obsequios musicales que siempre recuerdan. Por ejemplo, Lucas cuenta que a los 8 años su papá le regaló discos de Eric Clapton y Jimi Hendrix, sonidos que determinaron sus gustos musicales.

Napo con este hijo tiene una relación muy estrecha, ya que siempre ha vivido con él.

Los dos sostienen que no existe una barrera generacional entre ellos, porque hablan un mismo lenguaje, el de la música.

“Somos muy panas, llevamos una relación libre, pero también sé que tengo que hacer lo que él me diga mientras viva en su casa”, dijo Lucas.

“Es importante que me diga dónde está, porque así como hay gente que puede inducirlo a hacer cosas buenas, también hay otra que lo puede conducir a cosas que le hagan daño. También le digo que el músico no debe pensar en la fama o dinero, ya que son accidentes”, agregó Napo.

Lucas interrumpe y dice que también le aconseja sobre las mujeres, en broma le sugiere que “consiga una mujer con plata”.

Cuando están juntos disfrutan de la buena comida, especialmente las pastas, pero sobre todo de la gastronomía guayaca. Tanto así que después de la entrevista se habían puesto de acuerdo para ir a degustar un caldo de bolas en el sur de la urbe. (L.L.V.)

Carlos Rueda Moreira y su clan
Más que colegas, amigos

“Trabajar en conjunto nos mantiene unidos y nos fortalece” es el lema que el odontólogo Carlos Rueda Moreira les ha transmitido a sus tres hijos y colegas: Carlos (38), Roberto (36) y Juan Carlos (34).

“De ninguna manera influí para que ellos también fueran dentistas. Quizás lo que vieron de mí es que siempre he sido feliz en mi profesión y porque nunca llegaba a la casa contrariado por el trabajo”.

Pero lo que sí les inculcó, asegura, es a ser unidos, frontales, nunca resentidos y a no ocultar los errores, sino a resolverlos. Es por eso que su clan Rueda Sánchez lo considera un hermano más y su mejor amigo, alguien con quien contar.

¡Eso sí es verdad!, dice su hijo Carlos, quien siente una gran admiración por su padre desde que era un niño. “A mí me atraía mucho verlo trabajar y de vez en cuando me llevaba al consultorio a que le pasara los guantes o los instrumentos, además lo observaba mucho para aprender”.

En cambio, a Roberto y a Juan Carlos les atrajo seriamente la odontología cuando vieron que su padre tenía mucho éxito en su trabajo y porque su madre, Nancy Sánchez, también ejercía la misma profesión.

“Mi padre siempre está actualizado y es nuestro líder. Además, es muy amoroso, inteligente y bromista, pero también tiene un carácter fuerte. Mis hermanos dicen que me parezco un poco a él en su don de orador”, asegura Roberto.

En realidad, dice Juan Carlos, la odontología los ha unido más como padre e hijos y profesionales, ya que cada uno tiene distintas especialidades y todos se colaboran en la Clínica Dental Rueda. Es así que cuando terminan la jornada de trabajo, se reúnen para analizar algún caso clínico, hacer nuevos proyectos o a planificar dónde pasarán juntos el fin de semana. (S.M.de.C)

Peter y Karla Mussfeldt
Artísticamente conectados

Karla, de 26 años, recuerda los diferentes viajes con su papá, el artista y diseñador de origen alemán Peter Mussfeldt. Especialmente cuando visitaban museos alrededor del mundo, ya que este se convertía en su guía turístico personal.

Además, se le vienen a la mente lo cariñoso que siempre ha sido, los desayunos de fin de semana que prepara y el detalle artístico que prefiere de parte de sus hijos cuando cumple años.

Peter tiene una buena relación con cada uno de ellos y siempre ha compartido su trabajo con la familia. Es de los que les enseña sus creaciones y pide opiniones al respecto.

Karla, hija de su segundo matrimonio, comenta que en su niñez no estaba consciente de lo conocido que era su papá en el país, pero sí veía en algunas partes de la ciudad creaciones de él.

Fue cuando entró a la universidad que se dio cuenta de que su progenitor era alguien realmente famoso. Tanto así, que en algún momento una de sus clases estuvo basada en los trabajos de su papá.

En esa época, la Comunicación Social fue la carrera que eligió Karla; pero al pasar el tiempo se dio cuenta de que tenía el talento suficiente para estudiar la pasión que siempre la ha rodeado: el Diseño.

Así que decidió estudiar en Argentina.

Su papá comenta: “Tomé con sorpresa cuando me dijo que iba a estudiar Diseño, porque mi carrera no ha sido fácil. En mi tiempo cuando comencé, 50 años atrás, luché con muchos obstáculos, pero ganamos la partida. Yo no quería que pasara por cosas parecidas, pero como fue su decisión y tenía el talento y yo no me iba a oponer le dije que esto requería mucha disciplina, educación, tener aguante”.

Finalizados sus estudios en el país gaucho, Karla, regresó a Ecuador. Allá, como dice ella, no era “Karla la hija de Peter Mussfeldt, sino simplemente Karla”.

“Trabajo con mi padre, pero también haciendo trabajos como freelance. Estos regularmente se los presento a él para que me dé una opinión y a veces me asombra cuando le gustan mucho (risas). Eso sí, los dos estamos de acuerdo en que cada uno tiene que hacer lo suyo (...). Me gustaría en un futuro trabajar en diseño editorial”, dijo Karla.

En sus tiempos libres, padre e hija gustan de compartir con sus seres queridos, disfrutar de la comida gourmet, ver televisión, asistir a actividades artísticas de la ciudad, y realizar algo realmente importante: aprender el uno del otro.

Peter Mussfeldt ahora es el "estudiante" de su hija, la cual le enseña el manejo de las diferentes redes sociales. (L..L.V.)

  Deja tu comentario