Mark Carney y Diana Fox: Pareja del ‘shock’

29 de Septiembre de 2013

El canadiense Mark Carney y la británica Diana Fox son un matrimonio que desea cambiar la cara financiera (él) y ecológica (ella) de la muy tradicionalista Inglaterra.

El año anterior, la alicaída economía de Inglaterra estaba como asaltada por alguna especie de Jack el Destripador financiero, que con impacto criminal casi había duplicado el desempleo local del 4,11% (2011) al 8,1%.

Eso significaba muchísima gente con acento raro pero sin trabajo y añorando la aparición de algún personaje mítico que transmitiera un aura de liderazgo (tipo rey Arturo), de inteligencia (a lo Sherlock Holmes) y hasta de audacia (como James Bond) para que tome las acciones precisas que los acerque a la recuperación.

Lo curioso es que aquel personaje no creció rodeado por la riquísima cultura popular de este país tan nacionalista.

El gobierno inglés decidió contratar al canadiense Mark Carney como gobernador del Banco Central de Inglaterra, convirtiéndolo desde el 1 de julio en la máxima autoridad técnica del sistema financiero de este país.

Carney, de 48 años y con un parecido físico a George Clooney, tuvo una exitosa gestión como presidente del Banco Central de Canadá, en donde logró blindar la economía de ese país norteamericano para protegerla de la recesión financiera que sí afectó a Estados Unidos y Europa.

Por ello no sorprende que su primera gran decisión al frente de la política monetaria inglesa mantenga coherencia con las acciones que impuso en Canadá: Carney anunció el 7 de agosto que mantendría los tipos de interés en los niveles actuales (0,5%) hasta que el desempleo baje del 7,8% (cifra actual) hasta menos del 7%, algo que sucedería en tres años.

“El Banco (de Inglaterra) está muy consciente de los riesgos del crédito insostenible y del aumento en los precios de la vivienda, y estará monitoreándolos de cerca”, indicó en su primer discurso.

Esta decisión “debe dar mayor confianza a los hogares para gastar de manera responsable y a las empresas a invertir de forma inteligente”, agregó.

¿Una tacita de té?

A pesar de la avizorada recuperación financiera, a varios británicos les ha chocado que un canadiense llegue para solucionar sus problemas. Y mucho más al enterarse de que su esposa, Diana Fox, economista y ambientalista inglesa de 46 años, de esas que van a todos los sitios en bicicleta y cultivan sus verduras en el patio trasero, haya emprendido una campaña en contra de un elemento vital de la cultura británica: las bolsitas de té.

El té es la bebida más popular en el Reino Unido, que comprende Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte. Sin embargo, Fox indica que las bolsitas son una nueva amenaza para el medioambiente debido al desperdicio de papel.

“Sí, las bolsitas de té pueden ser lindas y convenientes, pero ¿realmente necesitamos un extra de 40 centímetros cuadrado de papel blanqueado e impreso con cada taza de té?”, escribe en su blog, en el que dice también odiar la gran cantidad de agua embotellada que el mundo consume, por el desecho de todos esos envases.

El Consejo del Té del Reino Unido señala que ese territorio bebe alrededor de 60 mil millones de tazas de té cada año, el 96% servido con bolsitas. Eso significa que más de 57 mil millones de bolsas de té se sumergen, aprietan y desechan cada año solo en el Reino Unido, sin conciencia de reciclaje.

El papel biodegradable usado en el 70% de ese producto ayuda a paliar el problema, pero solo si la bolsita es arrojada a un jardín o la tierra, dice esta ambientalista decidida a ayudar a cambiar el comportamiento de sus compatriotas. “Debemos ser conscientes de nuestras decisiones”.

El banquero Mark Carvey busca que los británicos logren mejores medios para ganarse la vida, pero su esposa desea procurarles una mejor existencia. (M.P.)

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