Grandes villanos

07 de Febrero de 2016

Cínicos, poderosos, siniestros... los villanos de la literatura adquieren diversas formas y rostros, si bien su objetivo, como todo gran antagonista, supone derrotar a ese héroe en forma de mago, niño o habitante del Paraíso que protagonizan algunos libros favoritos.

Yago El antagonista del Otelo de Shakespeare es el más “fiel” alférez del famoso rey moro protagonista, a quien envidia por el amor que le profesa su esposa, Desdémona. Esta es la razón por la cual no duda en inventarse el idilio entre la reina y el lugarteniente del rey, Casio, provocando la tragedia que se cierne en la obra de Shakespeare que rompió moldes tras su estreno en 1604.

Patrick Bateman Interpretado por Christian Bale en el cine, el protagonista (y antihéroe) de American Psycho, de Bret Easton Ellis, es un tiburón de Wall Street que sucumbe al hedonismo y su consecuente sed de sangre como vehículo de liberación en un mundo plástico y demasiado superficial. Imprescindible.

Napoleón El cerdo de Rebelión en la granja, de George Orwell, constituía la perfecta encarnación de Stalin en este libro publicado tras el final de la Segunda Guerra Mundial. En la novela, Napoleón se consolida junto con Snowball (representación de León Trotsky) como líder de la granja hasta que ordena el asesinato de este último.

Lord Voldemort El, posiblemente, villano más famoso de la literatura de los últimos años, también conocido como El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado, se encargó de dar la réplica a Harry Potter en el universo creado por J. K. Rowling.

Satanás En 1667, John Milton publicó El paraíso perdido, un poema de más de diez mil versos mediante el cual el autor expresaba su particular visión del edén de la Biblia desde la perspectiva de un Satanás al que muchos tildaron de encarnar a Dios bajo un nuevo rostro.

John Silver el Largo El pirata más famoso de la literatura fue presentado en La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson, como un villano persuasivo y manipulador a pesar de una pata de palo que dominaba con perfecta endereza. (I)

Fuente: www.actualidadliteratura.com

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