Nuevos espacios: En el 2018
“La independencia de estos espacios se debe valorar... Son la única esperanza para que los artistas locales se incorporen al diálogo histórico...”.
El último trimestre de 2017 fue de gran crecimiento para las artes visuales en el país, en gran parte gracias a la potenciación de espacios expositivos, así como al surgimiento y la continuidad de iniciativas privadas de diversas índoles. Dos proyectos nuevos, ya en curso, generan interés en Guayaquil para 2018 y prometen gran potencial: Nómada Proyecto de Arte y Espacio Violenta. Estos satisfacen dos de las carencias más graves que enfrentamos como comunidad: la falta de espacios de exhibición privados, autogestionados e independientes, y el coleccionismo de arte contemporáneo.
Una de las necesidades primordiales para lograr un ciclo saludable de producción artística en una ciudad es la adquisición, una labor que históricamente le concierne de manera parcial a entidades públicas para asegurar la preservación de la cultura, pero que en Guayaquil ha sido desatendida por más de una década. Nómada Proyecto de Arte es una galería itinerante de arte, liderada por María Fernanda Ponce Izurieta y Mariángela Manrique, que busca impulsar las carreras de artistas emergentes a través del fomento de un coleccionismo de arte local asequible.
Su primera exhibición, La Primera, llegó al norte de la ciudad en noviembre a un local de Plaza Lagos (antiguo NoMínimo). La exhibición y subasta de obras de trece artistas emergentes y de tres de sus mentores fue inspirada en la Feria del Millón de Bogotá.
La Primera no gozó de una curaduría producida, más bien fue una muestra cuyo único propósito era la venta de arte. Por esto es difícil aceptar que en 2017, en un espacio liderado por dos mujeres, Maureen Gubia haya sido la única mujer invitada a participar. Como fiel seguidora de proyectos culturales condeno siempre la falta de información de planes futuros proporcionada al público, y Nómada parece ser el caso. La modalidad “sin ataduras” que maneja Nómada Proyecto de Arte puede ser su mayor beneficio al mismo tiempo que la causante de mayor preocupación, una amenaza de acabar como un proyecto piloto.
Desde hace algunos meses en el sur de la ciudad el espacio expositivo-cultural Violenta ha incrementado su popularidad. Los allegados al Colectivo Los Chivox, un grupo de artistas visuales formados en el ITAE y la Universidad de las Artes, sabrán que ellos son los fundadores. El espacio responde a la necesidad de una plataforma independiente de exhibición, lamentablemente todavía carece de una infraestructura adecuada. Espacio Violenta en su función de espacio cultural tiene una comunicación institucional ineficiente y debe trabajar en la sociabilización del proyecto.
Su ubicación resultaba dudosa al inicio, alejada del centro de producción artística y del área de desarrollo de los estudiantes de artes, pero con una agenda atractiva y cambiante han logrado seducir al público hacia su territorio. La primera muestra “Material Gris” presentó bocetos de más de 50 artistas, producto de una investigación y una gestión de nivel.
Por otro lado Lo-Fi: baja
calidad y virtud, la más reciente exhibición curada por Rodolfo Kronfle Chambers, pareciera que los artistas están tan acostumbrados al salón de clases que intentaron recrear el estudio universitario para no dejar su área de confort. El primitivismo y expresionismo en las obras no es algo que no se haya visto antes. En el conversatorio más reciente organizado por Espacio Violenta, Caminar en dirección del viento el artista visual Óscar Santillán habló sobre su obra con la galería a capacidad completa, tanto así que se comprometió la comodidad de los asistentes.
La independencia de estos espacios se debe valorar y la crítica solo debería alentar su crecimiento. Debido a la pobre gestión institucional de las entidades públicas y la falta de un sistema de adquisiciones de arte contemporáneo, estos espacios son la única esperanza para que los artistas locales se incorporen al diálogo histórico de las artes visuales de nuestra ciudad sin dejar un vacío para las nuevas generaciones. (O)