El incansable maestro Olvera

18 de Junio de 2017
  • Detalle del mural del Guayaquil Tenis Club: Francisco Guzmán (izq.), Miguel Olvera y Eduardo Zuleta.
  • Miguel Olvera cruza una bola en el juego de dobles contra EE.UU., junto a Francisco Guzmán. (1967).
  • Olvera (der.) venció a Arthur Ashe (izq.). También lo hizo Guzmán.
  • Gran deportista y formador, a sus 78 años.
  • Miguel Olvera sigue como entrenador de tenistas en su academia, y aún juega en torneos sénior.
Moisés Pinchevsky

El tenista Miguel Olvera recuerda la tremenda victoria de Ecuador contra EE.UU. en 1967.

El tenista Miguel Olvera, de 78 años, ha tenido una carrera destacada con hazañas históricas y jugadas casi acrobáticas. Sobre lo segundo, a menudo le recuerdan lo que ocurrió en Chattanooga, Tennessee. Era un juego de dobles. El equipo contrario había contestado la bola y Olvera había previsto que después del bote esta saldría de la cancha. Por ello, abrió la puerta para salir y contestar esa pelota desde afuera, en el campo de atrás. “Las personas aún me preguntan cómo hice eso”.

En otra ocasión, en el Guayaquil Tenis Club, empujó a un juez para sacarlo de su silla, subirse en ella y contestar una bola muy elevada. ¡Sí, así ocurrió! Y en otra oportunidad, también en esa cancha guayaca, pareció caminar en el muro del fondo para apurar dos pasos verticales que, al elevarlo, le permitieron devolver una pelota alta casi de espaldas (nuestro editor, Carlos Ycaza, recuerda haberlo visto).

Ese es Miguel Olvera Mora, jugador con un estuche físico estándar (mide 1,65 m), pero con características memorables. “Yo no tenía la estatura de los jugadores altos, tampoco la fuerza, pero ellos no tenían mi velocidad ni mis reflejos. Tampoco la intuición para saber dónde iría la bola desde antes de que el rival la golpee”, dice. Olvera exhibe otro elemento vital en este deporte: fortaleza mental. “La concentración, la determinación, la confianza, todo juega”, dice.

Gran formador

Su rostro juvenil es parte del mural que, con imágenes de los mejores tenistas del Ecuador, adorna la sede del Guayaquil Tenis Club.

Olvera se ha ganado ese espacio en plena avenida Nueve de Octubre, el cual comparte con otros dos grandes tenistas de su generación: Pancho Guzmán y Eduardo Zuleta, además de su amigo Francisco Segura Cano, y de otros campeones a quienes ha ayudado a formar: Andrés Gómez, Ricardo Ycaza, Raúl Viver y Nicolás Lapentti.

Es así. Si bien Pancho Segura fue el primer ecuatoriano que llevó el nombre del país a lo más alto en el tenis profesional, Miguel Olvera, además de ser un tenista excepcional, ha sido un entrenador cuyos alumnos han llenado de gloria a la nación.

Contra la tuberculosis

Su mayor gesta seguramente es la victoria que obtuvo como parte del equipo ecuatoriano de Copa Davis frente a Estados Unidos, en junio de 1967, teniendo como compañero a Pancho Guzmán, quien ganó el punto decisivo, y con Danilo Carrera como capitán del equipo. Eduardo Zuleta era el tercer jugador (pero no jugó).

“Fue algo impensado. Estados Unidos venía con grandes jugadores que lucían imbatibles”, dice Olvera durante una entrevista concedida en el Guayaquil Tenis Club, junto a la mismísima cancha donde se produjo esa gesta.

Sin embargo, para entender lo trascendental de esa conquista hay retroceder a 1962, cuando Ecuador disputaba el primer lugar de un torneo sudamericano contra Brasil en esta misma sede. En pleno partido final (el quinto de la serie), Olvera comenzó a sentirse mal. “No podía respirar bien. Tenía una punzada en el pecho. Estaba tan mal que temía que quizás deba abandonar el partido”. La situación empeoró cuando una multitud quiso ingresar desordenadamente al estadio, por lo cual un policía lanzó una bomba lacrimógena.

El partido tuvo una pausa que le permitió a Miguel recuperarse y retornar con entusiasmo a la cancha, ya que ganó ese juego contra el brasileño Thomaz Koch.

Pero lo peor estaba por venir. Cinco meses después, Olvera sufría de tuberculosis. “Me hice tratar en EE.UU., pero ningún doctor supo decirme la causa”. Pasó dos años en recuperación, significando casi un retiro como jugador de alta competencia.

‘El extraterrestre’

Pero llegó el año 1967. Ecuador conformó su equipo de Copa Davis para enfrentar a Argentina, equipo al que derrotaron en Buenos Aires por 4 a 1. Olvera cerró la serie con un partidazo que motivó a un periodista argentino a calificarlo como “extraterrestre”. La revista Estadio les dedicó la portada a los vencedores: Miguel Olvera y Pancho Guzmán, resaltando que les tocaría jugar la final continental contra EE.UU.

En junio de ese año, el equipo norteamericano llegaba a Guayaquil con grandes estrellas: Arthur Ashe y Cliff Richey para los partidos individuales, y el dúo Clark Graebner y Marty Riessen para el juego de dobles.

Los estadounidenses sentían tanta confianza en ganar el torneo, no solo continental, sino la posterior final global contra Australia, que habían contratado a un equipo de producción audiovisual para grabar los juegos. La idea era realizar un programa sobre cómo habían ganado todas las etapas. Lo curioso es que les prestaron a los ecuatorianos el video sobre su victoria contra Jamaica. “Así pudimos identificar en qué tipo de bolas no eran tan fuertes”, recuerda.

Los juegos se dieron del 17 al 19 de junio, con este resultado: Pancho Guzmán y Miguel Olvera vencieron en individuales a Arthur Ashe, el número uno de Estados Unidos, y ganaron en dobles, completando los tres puntos de cinco para lograr la hazaña.

El capitán del equipo de EE.UU., George McKall, calificó a Olvera como el mejor tenista en cancha de arcilla del mundo. “No creo haber sido el mejor, pero sí el más rápido”, comenta Olvera.

Hoy, recordando esa victoria, Miguel Olvera destaca aquello que considera importante para jugar buen tenis: “Los golpes (fuertes) son necesarios, pero no lo más importante. Lo vital es el buen uso de los golpes bajo presión. Hay que saberla manejar”.

“Primero viene la técnica, luego la colocación de los tiros y al final llega la fuerza”. Esa es una filosofía que suele transmitir a los alumnos de su academia, que hoy funciona junto a la Federación Ecuatoriana de Tenis (Lomas de Urdesa, calle Ginata).

En todo ello, “hay que someterse a una disciplina. Y eso solo es posible con una cabeza bien formada (le decimos cabeza dura). Eso le sirve al joven para el tenis y también para la vida”, dice nuestro campeón, cualidad que puede tenerla cualquiera, pero comienza, enfatiza, creyendo primero en uno mismo.

Un libro para su maestro

Gonzalo Antonio Zurita, exalumno de este jugador, escribió el libro El incansable Miguel Olvera: La vida de un campeón, que será presentado este viernes 23 de junio en el Guayaquil Tenis Club del centro, a las 20:00.

“Hace unos 10 años le planteé a Miguel la idea de hacer el libro. La respuesta fue no. El año pasado le comenté a Danilo Carrera que este 2017 recordábamos 50 años de la victoria frente a EE.UU.. Era el momento de publicar un libro sobre Miguel”. Y cuando le consultó a Olvera obtuvo el sí del tenista. “En enero del 2016 iniciamos reuniones cada martes, desde las 19:30 y hasta las 23:00 o 23:30, para conversar sobre el tenis”.

Gonzalo Zurita destaca que este es el séptimo libro escrito sobre tenistas sudamericanos, ya que antes se han publicado sobre Thomaz Koch, Gustavo Kuerten, Fernando Meligeni (los tres de Brasil), Marcelo el Chino Ríos (Chile), Guillermo Vilas (Argentina), Pancho Segura (en inglés, Ecuador) y Miguel Olvera. “Este es el primer libro en español sobre un tenista ecuatoriano”.

“Miguel es un gran contribuyente del tenis nacional. Ha sido un gran formador”. Y no solo de estrellas como Gómez, Ycaza, Viver y Lapentti, sino de jóvenes que pudieron estudiar en Estados Unidos con becas obtenidas a través de ese deporte, indica Zurita, quien así estudió ingeniería civil en la prestigiosa Villanoba University (Pensilvania). “El tenis y el país le deben mucho a Olvera”, concluye.

 

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