Del laboratorio a la comunidad

11 de Febrero de 2018
Gisella Quintana B.

La visión de Virna Cedeño es popularizar las ciencias para impulsar el desarrollo social.

‘Biotecnología’ no es un término que usemos todos. Sin embargo, se trata de un concepto que ha acompañado al ser humano desde que empezó a dominar los elementos.

En su definición, es el conjunto de herramientas tecnológicas que se basan en los procesos biológicos, de los organismos vivos (bio), para producir productos o servicios con el fin de beneficiar la nutrición (ciencia de los alimentos), la medicina, la agricultura, entre otros.

El ejemplo más claro y antiguo de la aplicación de esas técnicas es la cerveza, cuya elaboración aprovecha la acción de pequeños seres vivos (levaduras y otras bacterias) para la fermentación de granos y generar alcohol. Otros productos más cotidianos son el yogur y el pan.

Impacto social

La biotecnología tiene alcances muy amplios, pero sobre todo con gran impacto social. Esa es la consigna que mueve el trabajo de Virna Cedeño Escobar, bióloga y doctora en esta disciplina a nivel molecular, es decir, desde el estudio del ADN y las proteínas que conforman a cada ser viviente. Además cuenta con más de 20 años en la enseñanza.

“Trabajamos con biotecnología molecular aplicada al desarrollo sostenible. Es decir, cómo utilizar este tipo de herramientas para que el ser humano pueda resolver sus problemas inmediatos”, explica. Uno de esos problemas, dice, es la generación de alimentos con recursos limitados.

En este sentido, desde su empresa Concepto Azul, especializada en biotecnologías acuícola, agrícola y ambiental, está impulsando programas de capacitación para popularizar los métodos biotécnicos dentro de actividades productivas, que además aseguren fuentes de alimentos.

Son planes de educación dirigidos a grupos vulnerables (comunidades, sectores urbano marginales y rurales). Uno de ellos es la Escuela de Acuicultura y Agricultura Social que trabaja en colaboración con la Fundación Hogar de Cristo, en Monte Sinaí.

“La meta es educar a personas sin formación universitaria, grupos familiares y comunitarios o estudiantes de pasantías, para que aprendan a cultivar peces y camarones y a cómo aplicar la biotecnología en esta producción, con el propósito de iniciar un negocio y entender que esta labor puede ser un medio para que una familia viva”.

Este tipo de capacitaciones también tiene el potencial de abrir rubros de trabajo, pues los contenidos conforman el perfil de ‘parabiotecnólogos’. “Nace de la idea del paramédico, quien aunque no es un médico, tiene la formación para responder a emergencias sanitarias”. Igualmente, el parabiotecnólogo, aclara que son “personas que tal vez por sus condiciones no tienen acceso a una universidad, como jóvenes del campo, pero quienes saben producir su tierra, que entienden los procesos de cultivos… hemos formado a muchas personas así, que apenas tenían título de bachiller, y aprendieron a usar las técnicas de diagnóstico molecular; conocen sobre transferencias entre microorganismos, probióticos, y más”.

Ahora se encuentra buscando mecanismos para oficializar estos conocimientos y obtener certificados. “Un joven con experiencia como paratecnólogo es muy valioso laboralmente. Se vuelve un colaborador preciado”.

Oportunidades valiosas

La biotecnología también cumple un papel importante en la esfera ambiental. Lamentablemente, señala, se piensa que la biotecnología se limita a la fabricación de transgénicos. Pero “actúa en la revalorización de desechos, como la cascarilla que deja la producción de arroz”.

Otro aspecto es la valorización de la biodiversidad. Hace unos años, recuerda, de la Amazonía se tomó una muestra de la toxina en la piel de una rana. Luego fue caracterizada en un laboratorio extranjero y hoy es utilizada contra hongos, por sus propiedades antifúngicas.

Virna recalca que todas estas posibilidades deben construirse de forma sostenida, es decir, que no destruyan los ecosistemas ni pongan en peligro a los humanos.

La gran intención de la biotecnología es aplicar estas técnicas para crear soluciones, que no se conviertan en problemas para las siguientes generaciones, sino en oportunidades.

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