La formación: Nunca acaba

Por Mercucio
22 de Abril de 2018

“ Esta ciudad ya no soporta más teatro del sketch, ni pasa bocas o coitus interruptus teatrales sin implicación cultural, social que trasciendan...”.

Acción escénica meisneriana en Lodopatía 2.

En esta segunda semana de abril se presentó la primera promoción de actores formados en el Estudio Paulsen bajo la técnica Meisner, un gran paso para lo actoral y el teatro en el Ecuador. Como parte del proceso de formación se mostró el trabajo de los alumnos en dos mitades: Lodopatía.1 y Lodopatía.2. Detrás de todo este esfuerzo se encuentran Marlon Pantaleón, director ejecutivo del Estudio e Iñaki Moreno, profesor y director de la muestra.

Asistí influenciada por el anuncio que se hacía sobre la puesta en escena, el mismo que exponía a los actores enlodándose unos a otros, descompuestos, sucios, suponiendo que aquello fangoso nos prometía algo sumamente poderoso. En el spot publicitario se observaba intención y sinergia del grupo; su compromiso, como exige la técnica. Sin embargo, como hoy en día el mundo se mueve bajo lo superficial de una imagen bien producida, accedí a ir, pero sin engañarme, sino atenta a lo que vería.

Tomen en cuenta que hablaré de estudiantes en evolución, pero también había quienes ya tenían un recorrido en las tablas, de los que esperaba un poco más.

Asistí entonces y en vez de apreciar una obra, presencié diez piezas de microobras. Es como el Neighborhood Playhouse de NYC (la escuela de Meisner) lo suele hacer. Pero aquí va una advertencia: ese no es el teatro al que debe aspirar un actor o el que debe esperar un espectador.

Esta ciudad ya no soporta más teatro del sketch, ni pasa bocas o coitus interruptus teatrales sin implicación cultural, social que trasciendan... que nos mueva o subvierta más allá del recurso de la mala palabra descontextualizada. No pude conectarme con ellos como espectadora, tampoco los estudiantes estaban conectados entre sí. Sino, cada uno cumpliendo un deber. Meisner insiste en que los actores deben estar conectados para poder sacar su potencial.

Los vi funcionando mejor cuando hacían los cambios entre escenas. Fluían, se entendían mientras movían la utilería y de fondo se escuchaba rock de los 70... ahí trabajaron excelente. Disfruté esos momentos.

Obviamente tienen que apropiarse más de la técnica. Trabajar dicción, voz, intensidades, corporalidad, dramaturgia, deberán ser sus próximas prioridades. Aquel naturalismo tiene sus tropiezos y se refugia en la sobreactuación. Habrá que añadir que la formación actoral a veces tarda toda una vida.

No los vi afectados o enlodados por las contingencias de las historias de cada personaje, tal como señalaría Meisner invocando al uso de la imaginación para meterse en la vida de otro. Quedé turbada por lo seco de las palabras, lo fugaz de las escenas y de lo que se contaba.

Al final de la experiencia estaban los alumnos, sin despeinarse o haberse descompuesto. Pero felices y no en reflexión ¿Será que ser actor se trata de adoptar una técnica y listo? ¿Será que la corporalidad, las miradas, la voz, las manos no son parte de la teatralidad?

La técnica Meisner está elaborada por su creador para que el actor pueda apropiarse de los personajes, desentendiéndose de sí mismo. Pero para esto se requiere estudio de la vida del personaje, emociones, pecados, virtudes, defectos... ¡su lodazal! Y olvidarse de lo demás. En pocas palabras, dejar de ser uno mismo para ser enlodado por otro.

Quizás ocho meses no sean suficientes para la formación actoral, en ocasiones ese es el tiempo que se toman los actores solo para construir un personaje. Quizás haga falta ser más rigurosos. Pero este fue un buen comienzo.

Lo que nos deja Stanford Meisner como enseñanza no es solo su técnica, sino elaborar a través de ella un método propio que nos funcione como actores. Hasta la próxima amigos. (O)

@_Mercucio_

ojosecosec@gmail.com

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