Quince años

Por Clara Medina
24 de Agosto de 2014

Son miles los que en estos últimos quince años han crecido de modo paralelo a La Revista, publicación que llega cada semana para acompañar las jornadas domingueras. Miles los que, a lo largo de estos tres lustros, han descubierto vocaciones. Las han desarrollado y alimentado cada día. Pienso, sobre todo, en quienes se dedican a la literatura, una actividad para la que todavía no hay condiciones favorables ni en Guayaquil ni en el país.

Uno de los grupos que surgieron, en este lapso, es Buseta de Papel. De esos jóvenes entusiastas por las letras, varios destacan hoy: Solange Rodríguez, Miguel Antonio Chávez, Augusto Rodríguez, José Núñez del Arco. Del emprendimiento Casa de las Iguanas sobresalen en la poesía Luis Carlos Mussó y Ernesto Carrión. Ángel Emilio Hidalgo se afianzó en la investigación histórica. En los talleres coordinados por el escritor Miguel Donoso estuvieron autoras que cuentan en la actualidad con varias publicaciones: Martha Chávez, Carolina Portaluppi, María Leonor Baquerizo, Leticia Loor. Y continúan escribiendo. La literatura infantil, por su parte, ganó dos autoras: Verónica Coello y Margarita Barriga, que creó un personaje guayaquileño, una niña llamada Mía.

Otras personas, más que a crear, aunque también lo hacen  –claro está–, se dedicaron con ahínco a promover la literatura. A edificar lectores. Hicieron de esa causa su prioridad. Uno de los emprendimientos para la difusión de la literatura nació de la mano de María Paulina Briones: Casa Morada, que recientemente ha recalado en el sur, una zona un tanto huérfana de proyectos culturales, que bien podría cambiar su realidad. En estas calles el grupo Muégano abrió su sala de teatro. También está ubicado el ITAE y el Centro Cívico Eloy Alfaro es la sede de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil. ¿Será que en el sur se genera un circuito para el arte?

Estación LibroAbierto, de Entre Ríos, con la siempre emprendedora y dinámica Cecilia Ansaldo, y Palabra.Lab, con Adelaida Jaramillo, en la ciudadela Kennedy, completan el trío de espacios nacidos por iniciativas privadas para la difusión de la literatura, en una ciudad que se caracteriza por ser cuna de proyectos surgidos de gestores independientes. De proyectos individuales o grupales que se sostienen por autogestión.

Siempre serán aplaudidas acciones como estas, puesto que uno de los grandes escollos que tienen las letras que se producen en Guayaquil y en el resto del país es la difusión y circulación.

Escribir y publicar un libro es el inicio de una cadena, a la que se suma la difusión, la distribución, la venta y la lectura. La Revista seguirá cumpliendo años. Los autores, creando más obras. Y ojalá que más lectores se acerquen a los libros.

claramedina5@gmail.com
@claramedinar

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