Aporte argentino: La movida teatral

Por Mercucio
26 de Febrero de 2017

“Tampoco se forman espectadores si en un bar-café donde se muestra teatro, hay inconsecuentes que asisten medio ebrios a una posible gran obra...”.

Pregunto ¿Qué es una buena obra de teatro? ¿Bajo qué parámetro lo podemos saber? A veces la condición de acontecimiento dentro de la obra de teatro no se produce. Parafraseando a August Strindberg: un acontecimiento es una serie de motivos profundos que marcan al espectador según su capacidad de discernimiento. Aunque en otros casos, hay poética teatral, pero no es percibida por el mismo público.

Podría ser una coincidencia, pero en las teatralidades que se presentan en Guayaquil parecería necesario que haya la mano de algún extranjero para que la obra de teatro genere algo al espectador. Conozco y reconozco la labor de Pop-Up teatro Café en cuanto a la producción de teatro que nos brinda, pero de esas perlas no todas brillan; ¿sería quizá por el motivo de la sobreindustrialización del microteatro? A un número de tres funciones por día, el actor queda como resto, como un obrero más a sentarse a esperar en la acera melancólica su próxima presentación. En el apuro de tener la cartelera llena ¿Qué es lo que se ofrece?

Resalto No me olvides, Margarita, obra con actuaciones de Florencia Lauga y Verónica Pinzón, dirigió Christian Valencia. Aunque el texto fue de Lauga, me dio la impresión de que toda la obra estuvo a su cargo. Esta actriz y dramaturga bonaerense tiene una vasta trayectoria en teatro y enhorabuena llegó a Ecuador para quedarse. Dirán que hacer una historia de la primera ilusión amorosa de una adolescente podría ser trivial, no si en teatro esto se transforma en poética que conmueva.

Asimismo, otro argentino estuvo en Pop Up con Qué linda es la nieve, actuando Guillermo Boschetti y el piano infinito y risueño de Víctor Andrade, dirección de Ricardo Veléstegui; uno de los chistes más trillados que anduvo circulando por redes sociales, se hizo microteatro y vale decir: el argentino cautivó. Es obvio, en Argentina se cultivan en teatro desde kinder.

Lamentablemente, no podemos opinar lo mismo de obras como Enero, con la actuación de Víctor Aráuz y Álex Vizuete, dirección de Jéssika Páez. No hubo lo que se podría llamar “buen teatro”, ni dramaturgia; es decir, su escenografía fue buena, pero aún no superan el estilo del entremés. Es tiempo de que los mismos artistas se den cuenta del tipo de teatro que están haciendo y que no sea necesario la presencia de un extranjero para garantizar un acontecimiento teatral. En este aspecto el público cumple una función esencial, porque si no sabe discernir entre lo bueno y malo, las buenas obras estarán vacías y de lo contrario, las más corrientes llenarán salas. Tampoco se forman espectadores si en un bar-café donde se muestra teatro, hay inconsecuentes que asisten medio ebrios a una posible gran obra, a revelar lo peor de nuestra cultura, faltando el respeto al teatro, al actor y a otros espectadores.

Para cerrar, Ignasi Vidal, dramaturgo y actor español que estuvo de visita en el 2016 por el montaje de El Plan, traerá otra obra en junio de este año (Dignidad) en el mismo recinto en Las Peñas, Casa Cino Fabiani, donde actuarán Andrés Crespo y Alejandro Fajardo. Actuaciones y dramaturgia extranjera están colonizando la localidad, ¿por qué será? Ojalá Crespo esta vez no haga de Crespo otra vez, y actúe. (O)

ojosecosec@gmail.com

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