Un mundo de apariencias

Por Clara Medina
24 de Marzo de 2013

Sentir que no se puede dejar de leer, porque es indispensable saber qué viene luego y quién es el culpable.

Esa es la sensación que despiertan los libros de Claudia Piñeiro, la escritora argentina que en los últimos años ha ganado notoriedad con sus historias.

La suya es una literatura que se encuadra en el ámbito policial, pero que destaca, sobre todo, por la pericia narrativa de la autora y por la fluidez y dinamia con que estructura los textos; todo ello sin perder hondura, pues sus escritos son críticos, reflexivos y, de alguna forma, son como espejos de la sociedad contemporánea y en especial de sus clases medias y altas.

Aunque Tuya no es su reciente libro, leerlo me significó un deleite. Tanto como Betibú, que leí primero, aunque la autora lo haya escrito después que Tuya. En ambos, el conflicto es una muerte, pero mientras en Betibú no se sabe quién es el culpable y hay que buscarlo y se propicia, además, una reflexión sobre el oficio periodístico, en Tuya de antemano se conoce al culpable. Fue el jefe quien asesinó a su secretaria accidentalmente. Ella era su amante. Y el objetivo del asesino y de su esposa, que se convierte en cómplice, es ocultar las evidencias.

Todo hace pensar que ese señor y su esposa son una familia feliz e impoluta: él, un exitoso ejecutivo de una empresa, casado desde hace 17 años y padre de una hija adolescente. Ella, una mujer que adora a su marido. No trabaja. Su prioridad es la familia. La hija de ambos, una joven sin preocupaciones que asiste al colegio. Pero tras esa apariencia, muchas grietas: él, en realidad, es un hombre infiel y calculador, que ya no ama a su esposa. Ella, una mujer que ha idealizado, en demasía, el matrimonio y que está dispuesta a todo por conservarlo. La hija, una chica que enfrenta, en silencio, un embarazo no deseado. Los padres, encerrados en el tedio y ocupados en ocultar el asesinato, no tienen ni idea de lo que le sucede a la hija.

La novela pone el foco en el mundo de las apariencias familiares, en los silencios, en los vacíos existenciales, en los límites del amor y en la ética frente a sí mismo y frente a los otros. Habrá que seguir leyendo más obras de Piñeiro, la escritora del país de Borges.

claramedina5@gmail.com

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