Un debut literario
En el 2009, María Paulina Briones creó en Guayaquil un espacio para la lectura, para la escritura, para la difusión de la literatura. Lo bautizó Casa Morada. No era una extraña en el campo de la palabra. Con estudios de literatura y comunicación, siempre se interesó por las letras y fue ese apego el que hizo que armara el proyecto cultural.
Ahora, esta guayaquileña da otro paso, que es como una consecuencia de toda su actividad: publicó su primer libro. Es una obra de pequeño formato, que se editó en la colección Pacarina de la Campaña Nacional de Lectura Eugenio Espejo. Del diseño de la portada (una ciudad gris o nocturna, bajo un cielo turquesa) se ocupó Andrea Fernández.
Como para llevar en la cartera, en el bolsillo, incluso en la mano, sin que se convierta en un objeto incómodo, este pequeño libro de Briones se titula Extrañas. Lo integran una suma de relatos cortos, nombrados con los meses del año, y otros, titulados Anexo, Epílogo y Aclaración.
Pero también esta obra puede ser catalogada como una novela corta, con capítulos. Depende de la mirada del lector o del nombre con que se la quiera etiquetar, aunque ese detalle, creo, no altera lo que se cuenta. Y lo que cuenta este libro es la vida diaria, esa que a veces asombra o que interpelamos porque nos parece absurda, anodina, obvia o desmesurada, o a la que, en ocasiones, también nos acomodamos sin remedio.
En la obra está una ciudad puerto, sus calles, su gente. Se intuye a Guayaquil. La escritura es ágil. Son 47 páginas que muestran la narrativa de esta nueva autora ecuatoriana, que actualmente dirige el Sistema Nacional de Bibliotecas y que ha logrado sostener, a lo largo de los años, su proyecto Casa Morada.