Un adiós que se resiste

Por Hernán Pérez Loose
23 de Diciembre de 2012

Mucho se ha dicho sobre lo difícil que resulta clasificar La ceremonia del adiós, de Simone de Beauvoir, esa fascinante obra entre la biografía y el relato, que resume con rigor y sensibilidad a la vez el pensamiento y la acción –tan inseparable en algunos escritores de la posguerra europea– de Jean Paul Sartre, y que fuera escrita por su compañera de ruta durante los últimos días del pensador francés. Algunos creen ver en este texto un pionero de la llamada autoficción.

Una sensación similar de incertidumbre le viene a uno leyendo El encanto del adiós (editorial Mar Abierto. Manta, 2012), de David Sosa Delgado, cuyo subtítulo encerrando en paréntesis es el de La vida literaria de Miguel Donoso Pareja, y que fue presentado en Guayaquil días atrás.

El libro abre las puertas de la vida de Donoso de una forma fresca y sencilla, que es el mejor camino para acercarnos a la vida de un escritor de valía. “Cuando era un niño, Miguel Donoso Pareja vivía en una casa que daba al mar. Era una casa grande, con sala y tres habitaciones y un largo corredor (al frente y a un lado), la cocina y cuarto para la servidumbre. Era una de esas viviendas que en Ecuador se las llama de tipo californiano. Pero Miguel Donoso tiene sus dudas, y cree más bien que debió haber sido de tipo inglés, nada raro si se tiene en cuenta que en ese tiempo vivía en pleno corazón del barrio inglés de Puerto Rico (al lado de La Libertad, en la Costa ecuatoriana)”.

Ayudado por el propio Donoso, que de tanto en tanto entra en las páginas del libro, Sosa logra no solo revelarnos pinceladas de una vida de experiencias interesantes: la influencia de su tío Alfredo, su frustrada carrera de abogado, su entrevista con Ángel F. Rojas, el año que pasó en prisión durante la dictadura militar y su encuentro allí con Henry Black que luego reaparece en su novela del mismo nombre, el viaje a Cuba, sus 18 años de estadía en México, y otros jalones similares discurren con fluidez, sino que también nos adentra en su zaga literaria.

La presencia del mar en la vida de Donoso, y en la de su familia más cercana, es advertida por Sosa como clave en el trabajo literario del escritor. Las alusiones al mar en sus obras son evidentes (“Nunca más el mar”, concebida alrededor de dos personajes, uno narrante y otro narrado, es apenas un ejemplo).

A la presentación del libro que comentamos, y cuya lectura recomendamos, acudió Donoso, retraído, silencioso, parecía concentrado y, a su vez, lejano. No parecía tan apurado en despedirse. Pero lo que tenía que dar a las letras ya lo ha dado.

hernanperezloose@gmail.com

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