Qué sería si...

Por Clara Medina
18 de Noviembre de 2012

¿Cuando decimos literatura latinoamericana pensamos o no en que la literatura ecuatoriana es parte de ella? Siempre me he preguntado por qué en algunas de las librerías del país, en las estanterías dedicadas a la literatura latinoamericana, no consta la de Ecuador.

Por supuesto, sé que aquella es una forma válida de clasificación, porque de algún modo hay que clasificar y ordenar los libros. Pero con ocasión de la conmemoración del medio siglo del boom de la literatura latinoamericana, me he puesto a pensar si no tendrá acaso también que ver con esa idea de que Ecuador no era parte de esa Latinoamérica que con sus letras fascinó al mundo.

El boom puso a leer lo que se producía en este continente. Tuvimos referentes más cercanos. Nos enseñó a leer a escritores colombianos, peruanos, mexicanos, chilenos, argentinos. Pero no nos enseñó a leer a autores ecuatorianos.

Ecuador simplemente no constaba en esa selección. Y más bien nos provocó que, ante falta de certezas, de algo real y concreto, conjeturáramos por qué ningún escritor ecuatoriano fue parte del boom, como si fuera una obligación serlo. O un requisito indispensable.

A cincuenta años del boom se sigue conjeturando al respecto. Aún no hay certezas. Y a cincuenta años del boom, en las librerías de este país, Ecuador no está integrado aún a la literatura latinoamericana. Está, en la mayoría de los casos, aparte. Lejano. ¿Haría bien que se lo integrara? ¿Cambiaría en algo la percepción de los lectores que en las estanterías un libro de un autor ecuatoriano esté, por ejemplo, junto al de Jorge Volpi, que es de México; o a uno de Claudia Piñeiro, de Chile; o a uno de Santiago Roncagliolo, de Perú?

Se me ocurre que así, ante tantos libros juntos, y de tantas nacionalidades mezcladas, nos dejaríamos llevar, quizá, por otros factores. Aunque a lo mejor no es tan mala idea intentarlo.

Sería por demás ingenuo pensar o creer que este solo detalle ayudaría a la difusión y circulación de la literatura nacional, pues la responsabilidad no recae únicamente en las librerías, sino en múltiples aspectos y actores: los medios, las editoriales, los mecanismos de distribución. Pero creo que sería saludable replantearnos ciertos aspectos y que cada uno de nosotros pensemos y decidamos qué podemos hacer por potenciar el libro y la literatura ecuatoriana. Fernando Balseca hace poco nos invitaba a pensar al respecto en las primeras líneas de su artículo ‘El Club de la Pelea’.

claramedina5@gmail.com

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