Por los ojos de ámbar

Por Hernán Pérez Loose
05 de Enero de 2014

La falta de bolsillos en los quimonos japoneses y la necesidad de llevar consigo ciertos elementos personales, como pipas o sellos, hicieron que en el siglo XVII los artesanos de ese país crearan bolsos o contenedores para llevarlos colgados del hombro, los cuales, a su vez, venían sostenidos por unas figuritas llamadas netsukes. Con el correr de los años estos dejaron de jugar un papel exclusivamente utilitario para convertirse en objetos de arte. Cuando son tallados por hábiles artesanos sobre piedras de gran valor, los netsukes pueden adquirir un valor significativo.

Por la década de 1870 estas curiosas figuritas hicieron su aparición en las galerías de arte de París. La belleza de estas delicadas siluetas despertó el interés de los coleccionistas y connaisseurs (conocedores) parisinos. Uno de ellos fue Charles Ephrussi, miembro de una de las familias judías más ricas de la época, mecenas de Renoir y fundador de la afamada Gazette des Beaux-Arts, una de las mejores revistas francesas de arte. Un personaje bienvenido en los salones de París, de refinada sensibilidad artística, que Marcel Proust lo tuvo en cuenta al crear al personaje Swann de su novela En búsqueda del tiempo perdido, y cuya figura aparece incluso en uno de los cuadros del mencionado Renoir.

Hacía finales del siglo XIX, Charles obsequió dicha colección de netsukes a su primo Viktor von Ephrussi con ocasión de su boda en Viena. Las vicisitudes que sufrieron los propietarios de la colección de estas estatuillas, así como el drama que atravesaron sus familiares, forman el trasfondo de un extraordinario libro escrito por Edmund de Waal (1964), La liebre con ojos de ámbar (editorial El Acantilado, 2012, 368 páginas). La excelente traducción al español ha estado a cargo del escritor argentino Marcelo Cohen.

El libro, escrito con suma exquisitez, cuenta la historia de la familia Ephrussi desde sus orígenes como mercaderes de granos allá en la lejana y cosmopolita Odessa hasta su apogeo como banqueros, industriales, comerciantes y petroleros con presencia desde Viena hasta París y relacionados con familias de fortuna como los Rothschild; así como su trágico colapso en manos de las hordas del nazismo y la subsecuente dispersión de sus miembros. Y en todo este viaje al pasado, de amores, ambiciones, triunfos y fracasos, De Waal no pierde de vista a los queridos netsukes, que terminarán regresando al Japón y a los que el lector acabará por tomarles afecto.

El autor es un conocido ceramista londinense, descendiente de uno de los Ephrussi.

hernanperezloose@gmail.com

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