Los libros y los lectores

Por Clara Medina
30 de Abril de 2017

El pasado domingo se conmemoró el Día Mundial del Libro, fecha que instituyó la Unesco en recuerdo del fallecimiento de William Shakespeare y Miguel de Cervantes, los dos más grandes escritores del mundo. Ese día, en mi perfil de Facebook escribí: “Por un Día del Libro con libros hablemos de libros. ¿Se animan a decir dos títulos de libros de autores ecuatorianos cuya lectura los haya impactado?”. Alrededor de cincuenta amigos se animaron a responder. La mitad, hombres. La otra mitad, mujeres.

Decir qué libro se ha leído, qué lectura ha impactado, puede ser un incentivo, una motivación, para que otros se decidan a leer. Para vivir de esa forma también el arrobo, la alegría, el asombro, el impacto que un libro puede provocar. Hice esa pequeña invitación pensando en que de los libros de autores ecuatorianos poco se habla en la vida real y también en la vida virtual.

¿Y cuáles son las obras ecuatorianas que más han impactado? El árbol del bien y del mal, de Medardo Ángel Silva; Un hombre muerto a puntapiés, de Pablo Palacio; Los Sangurimas, de José de la Cuadra; Las cruces sobre el agua, de Joaquín Gallegos Lara; Huasipungo, de Jorge Icaza; A la costa, de Luis A. Martínez; El éxodo de Yangana, de Ángel F. Rojas, entre otras. Muchos de estos títulos los leímos en la adolescencia. Son obras que formaban parte de los currículos de secundaria (desconozco si todavía es así) y están instaladas en la memoria, donde permanecen frescas, imbatibles, queridas. Fueron publicadas en la primera mitad del siglo XX.

Otros hablaron de libros de décadas posteriores: Siete lunas y siete serpientes, de Demetrio Aguilera Malta; La casa del sano placer y La Virgen pipona, de Alicia Yánez Cossío; El rincón de los justos, de Jorge Velasco Mackenzie; La Linares, de Iván Égüez; Polvo y ceniza, de Eliécer Cárdenas; Entre Marx y una mujer desnuda, de Jorge Enrique Adoum. Y unos cuantos de obras publicadas en años más recientes: Crónicas del breve reino, de Santiago Páez; Ecuador, identidad o esquizofrenia, de Miguel Donoso Pareja; Poso Wells, de Gabriela Alemán; Edén y Eva, de Huilo Ruales; Vita Frunis, de Esteban Mayorga; Trata de viejas, de Sonia Manzano, y Nefando, de Mónica Ojeda.

Este puñado de títulos nombrados por un grupo de lectores nos da, aunque incompleto y arbitrario, por supuesto, un panorama de la literatura ecuatoriana publicada en los siglos XX y XXI. Y de lo que se lee. De las obras citadas, la mayoría son de narrativa, especialmente novela. Y escritas por hombres. Se nombra a pocas autoras, lo cual no significa que haya pocas mujeres escribiendo. De la década del 80 en adelante las mujeres empezaron a incursionar con fuerza en la narrativa.

La pregunta en Facebook solo fue una manera de propiciar la conversación sobre libros en un domingo festivo. Hago votos porque sigan los diálogos y los intercambios sobre lecturas y porque hagamos de cada día el Día del Libro. Que vengan muchas lecturas y momentos para compartirlas. (O)

claramedina5@gmail.com
Twitter: @claramedinar

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