La vida de todos los días

Por Clara Medina
12 de Febrero de 2012

La vida de héroes, el recuento e interpretación de grandes acontecimientos y sucesos de carácter político o económico, ha hecho que el relato de las existencias cotidianas, de la gente común, del día a día, haya pasado inadvertido para la historia.

Esta omisión está siendo reparada, en los últimos años, por historiadores que han tomado como sujeto de estudio estos aspectos. Uno de los que se han decidido por esta rama, es el historiador guayaquileño Ángel Emilio Hidalgo. Ensayos de su autoría, que han aparecido en publicaciones periódicas, han tenido este eje.

Recientemente, bajo el sello de Mar abierto, una editorial que desde Manta genera una intensa actividad, Hidalgo presentó Entre dos aguas. Tradición y modernidad en Guayaquil (1750-1895), un ensayo histórico de 130 páginas, en el que indaga en la cotidianidad del Guayaquil del siglo XIX, en la vida de hombres y mujeres que se desenvolvían en una ciudad de pocos habitantes (15.367   en 1861; 44.772 en 1890).

Hidalgo hace notar, por ejemplo, cómo  acudir a misa era un acto piadoso y de fe, pero daba también la posibilidad de un entorno social de diálogo y encuentro. De las mujeres, en esa época, se esperaba un comportamiento apegado a las virtudes, el recato y el honor. La virginidad era un bien preciado.

Pero estas consideraciones variaban de acuerdo al estatus, pues a las mujeres de estrato social bajo no se les reconocía honor. El autor ejemplifica la aseveración con dos juicios en los que estuvieron involucradas dos mujeres.

Uno de ellos  fue el que se le siguió a Feliciana Pacheco, una analfabeta mayor de 30 años, acusada de prostitución y de ser cómplice de un famoso ladrón apodado Boca de Corvina.

Las pruebas de descargo que presentó la mujer no convencieron al juez, quien la llamó “descarada”. Y aunque nunca se le pudo comprobar complicidad, se la condenó a realizar trabajos forzados, por cuatro años, en las islas Galápagos.

Hidalgo aborda, asimismo, el entretenimiento. Dice que las peleas de gallos eran un espectáculo con el que se divertían los pobladores y la hamaca un objeto importante  en las casas,  en las que  se descansaba y socializaba. Otro aspecto que toca el libro es la noción de esfera pública y de cómo la prensa fue decisiva en su implementación. Sostiene que la prensa surgió como instrumento de civilidad, en tanto se oponía a las antiguas prácticas del rumor y el chisme.

En este libro Hidalgo pergeña varios aspectos en los que, en el futuro, podría ahondar, pues como  lo anota, la cotidianidad de Guayaquil es un campo escasamente explorado. Afirma que desde la historia se la  ha abordado poco y desde otras áreas, como la crónica y la literatura, se le ha dado un tinte más apegado al costumbrismo. En esta  ausencia, el investigador  resalta   un trabajo: la Guía Histórica de Guayaquil, del historiador Julio Estrada Icaza, que califica como un diccionario de la guayaquileñidad y un documento de gran importancia para el investigador del futuro.

claramedina5@gmail.com

  Deja tu comentario