Lorca en Nueva York

11 de Agosto de 2013
EFE

Las muralista Jane Weissman y Camille Perrottet realizaron 4 murales inspirados en el poeta español Federico García Lorca.

Federico García Lorca dijo alguna vez que para entender la poesía eran necesarias cuatro paredes blancas, pero ahora dos artistas han pintado en cuatro muros del barrio neoyorquino de Bushwick el rostro y los versos del poeta español para acercar su obra a esa comunidad, principalmente hispana.

“Hemos traído esa conversación interna que uno tiene con el poema a las calles, donde la conversación se produce entre nosotras y la comunidad, y también entre los propios miembros de la comunidad”, explica la muralista Jane Weissman, que junto a Camille Perrottet ha hecho realidad este proyecto.

Mientras unos ritmos caribeños salen de un coche cercano en este barrio en el que prácticamente todos los letreros están en español, las artistas se afanan en completar el cuarto y último de esta serie de murales, acompañados de extractos de Ciudad sin sueño (Nocturno del Brooklyn Bridge), uno de los poemas de Poeta en Nueva York.

El proyecto arrancó hace dos veranos, cuando el hijo de Perrottet se mudó a este barrio, que despertó en ella una gran fascinación por su diversidad.

De la mano de la organización Artmakers, las dos artistas se pusieron manos a la obra para “regalar” a esta multicultural comunidad cuatro murales “que traen belleza” a un barrio donde los grafitis dominan sus calles. “Tener a un poeta español con un texto tanto en español como en inglés atrajo a la gente, que intenta descifrar el significado del poema, lo que también hizo que la gente hablara entre sí y con nosotras”, dice la muralista estadounidense.

La primera de las obras muestra solamente los ojos de Lorca (1898-1936) y, como los muros pertenecen a propiedades privadas, su dueño exigió que estuviera acompañado de una bandera estadounidense. En un principio reticentes, las artistas lo resolvieron rápidamente: incluyeron en las franjas blancas las banderas de las diferentes nacionalidades de los vecinos del barrio hasta sumar cuarenta.

En el segundo de estos murales, en el que solamente se adivina la boca del poeta y dramaturgo, las muralistas pintaron también un mapamundi para que los vecinos pintasen en él un punto en su país de procedencia.

El tercero de los murales muestra solamente la oreja de García Lorca, y en el cuarto y último aparece ya el completo rostro sonriente del poeta, que pasó en Nueva York una prolífica etapa de su vida mientras estudiaba en la Universidad de Columbia entre 1929 y 1930 y de la que nació uno de sus más famosos poemarios.

“La gente mayor sabe quién es Lorca, lo estudiaron, pero los más jóvenes no tanto. Cuando les explicamos quién era Lorca, que vino a Nueva York, que fue a Harlem y vio el racismo, fue a Wall Street y vio el crash, vio a gente tirándose de los edificios, vio el consumismo exacerbado del capitalismo, la violencia... todos estos son temas con los que se identifican”, manifiesta la muralista estadounidense.

 

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