Espacios de diálogo

Por Clara Medina
21 de Enero de 2018

Latinoamérica tiene seis Premios Nobel de Literatura. Y entre los laureados figura solo una mujer: Gabriela Mistral, que fue, además, la primera persona de este continente en recibir el preciado galardón destinado a las letras. ¿Qué nos dice la obra de Gabriela Mistral? ¿Se la ha leído, históricamente, desde el prejuicio? ¿Y qué nos dicen las obras de Gabriel García Márquez, Miguel Ángel Asturias, Pablo Neruda, Mario Vargas Llosa y Octavio Paz? ¿Cuál es el universo de estos autores? De ello se habla en la Escuela Abierta, un espacio del Área de Literatura de la Universidad de las Artes, dirigida por los escritores Raúl Vallejo y Solange Rodríguez, que busca tender vínculos con la comunidad.

Como su nombre lo indica, es abierta y no se necesita ser alumno de la universidad para asistir a las actividades que programa la Escuela Abierta, sino tener el interés de participar, con el pago de una inscripción con un valor simbólico. La primera actividad de la Escuela Abierta es el ciclo ‘Los Nobel de Literatura: Latinoamérica’, en el que se hace la excepción de incluir a Rigoberta Menchú, premio nobel de la Paz. Se efectúa desde el pasado diciembre hasta finales de enero. Consiste en sesiones semanales de dos horas, que se realizan cada martes, en las que un profesor de la Escuela de Literatura de la Universidad de las Artes expone sobre un Nobel latinoamericano. Cada reunión está dirigida por un catedrático distinto y depende de su conocimiento y desempeño el éxito o no de la sesión. Existe una bibliografía mínima recomendada, que previamente el asistente debe procurar leer (de Gabriel García Márquez, Cien años de soledad; de Miguel Ángel Asturias, Hombres de maíz; de Octavio Paz, Laberinto de la soledad, etcétera).

Luego de la exposición se abre un diálogo con los asistentes. La idea es conversar de los temas tocados en la charla o de inquietudes afines. Celebro la iniciativa. Positivo es que a los pocos espacios de diálogo literario que existen en la ciudad, se sume este, en el centro de Guayaquil, que en las noches se queda desolado. Existe la idea de programar otros ciclos en esta Escuela Abierta.

Es reconfortante conversar de literatura. Como también lo es dialogar de diversos tópicos, siempre con argumentos y sin la intención de tener la última palabra. Pienso que es positivo que en Guayaquil se creen más espacios de diálogo, especialmente en estos momentos en que en la ciudad y sus alrededores (¿el mundo está igual?) se han extremado los ánimos. Da la sensación de que se busca tener la razón por sobre todas las cosas. Imponer criterios. Invalidar otros. Señalar verdades únicas. Y el fantasma de la censura merodea. Qué interesante es argumentar. Debatir. Coincidir. Discrepar. No tenemos por qué pensar todos igual. Obvio que no. Pero lo que sí tendríamos que hacer todos es respetarnos. ¿Coincidimos?

Y dicho esto, sigo releyendo la novela La ciudad y los perros. Cierra este ciclo de la Escuela Abierta con el nobel peruano Mario Vargas Llosa. (O)

claramedina5@gmail.com

@claramedinar

  Deja tu comentario