Destinos cruzados

Por Hernán Pérez Loose
28 de Enero de 2018

En el invierno de 1946 Hanns Alexander –alemán, judío–, que había emigrado de Alemania con toda su familia para radicarse en Londres, tomó la decisión de encontrar al alemán nazi Rudolf Höss, el Kommandant de Auschwitz, quien había sido el responsable del asesinato de más de dos millones de personas. Para entonces el Kommandant Höss había escapado sobre los escombros de una Europa aniquilada y debía estar oculto en algún lugar usando una identidad falsa.

En su libro Hanss y Rudolf (traducción de Alejandro Pradera. Editorial Galaxia Gutenberg. 2014, 369 páginas) el escritor Thomas Harding narra las vidas en paralelo de estos dos alemanes y de cómo sus vidas se entrecruzaron y de alguna forma el uno decidió el destino del otro, mientras que el otro decidió el de millones de seres humanos. Es que paradójicamente, Rudolf –con su testimonio– era el único individuo que podía garantizar que el Tribunal de Nuremberg hiciera justicia y sacara a la luz todos los horrores que habían ocurrido en ese campo de concentración.

Ambos personajes no podían ser más dispares. Höss había nacido en una casa aislada de la Selva Negra en 1901. Su padre era un fanático e intolerante, su madre distante y enferma. Huérfano a los 13 años, Höss miente para alistarse en la Primera Guerra Mundial al servicio de su patria. Es herido en el frente, y al finalizar la guerra es condecorado. Hanss Alexander, por su lado, había nacido en Berlín en 1917 en el seno de una acomodada y culta familia judía. Su padre era un afamado médico que atendía a celebridades de la cultura, la ciencia y la política. Mientras los Alexander prosperaban y Hanss crecía en un ambiente de refinada cultura, la crisis económica alemana comenzaba a contaminar la atmósfera política. El nazismo empezó a acechar. Rudolf se alistó en la SS, a la par que Hanss veía cómo su mundo comenzaba a hundirse. Sus vidas no se encontrarán sino hasta después de la rendición de Alemania. Un encuentro que parece una novela de espionaje, con la diferencia de que es de la vida real.

El lector recordará que meses atrás comenté del mismo autor otra de sus obras, La casa del lago. En cierta forma, Hanss y Rudolf es una continuación de aquella. Uno de los personajes del libro que hoy recomendamos, Hanss Alexander, es un antepasado de Harding. El libro se lo puede ordenar por internet a La Central de Madrid. Existe también una edición de la editorial Océano de Uruguay. (O)

hernanperezloose@gmail.com

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