Los hieleros y la evolución humana

Por Gonzalo Peltzer
09 de Septiembre de 2018

Hieleros se llamaban los que bajaban desde la cima del cerro con bloques de hielo para satisfacer las necesidades de frío de los “señores” de Riobamba. Todavía queda alguno, ya viejito, de esos esforzados que hasta hace poco subían con sus mulas a buscar los bloques de hielo que vendían en el mercado para enfriar alimentos, para hacer helados y hasta para que alguno de sus clientes se tome un whisky on the rocks con cubitos congelados hace 5.000 años a 6.000 metros de altura.

Un buen día se fue al demonio el negocio de los hieleros de Riobamba y de los que fabricaban hielo y lo vendían en todo el mundo. Ocurrió cuando apareció el refrigerador doméstico y no fue hace tanto tiempo. Entonces el hielo se vendía en barras de buen tamaño a casas de familia, bares y restaurantes que necesitaban enfriar alimentos o bebidas. ¿Qué hicieron entonces los fabricantes de hielo? ¿Cortaron la calle? ¿Quemaron llantas? ¿Marcharon enojados? Algunos habrán quebrado, otros se habrán reciclado a diferentes industrias y otros descubrieron que el negocio no era fabricar hielo sino frío y pusieron heladerías, venta de electrodomésticos, reparación de heladeras, ventiladores y aires acondicionados...

El mundo avanza, cambia, se recicla, da vueltas una y otra vez en esa espiral de círculos que es como un resorte porque siempre avanza y avanza para mejor, aunque no parezca. La humanidad evoluciona y nosotros con ella. En los negocios pasa lo mismo que Charles Darwin describió para los seres vivos: la supervivencia de cada especie no depende tanto del más fuerte sino de la capacidad de adaptarse a los cambios.

Internet y las redes sociales no solo cambiaron el modo de comunicarnos, de enterarnos de las noticias o de encontrar datos desde el teléfono. La intercomunicación en la palma de la mano está cambiando los medios, el transporte, el comercio, las fuerzas armadas, la política, el gobierno, la diplomacia, la seguridad, el derecho, la economía, la educación, la justicia... está cambiando todo. Y ante esta realidad usted puede enojarse y hacer una barricada en la puerta de su casa o puede evolucionar. Resistirse o relajarse y disfrutar. Usted elige.

El refrigerador terminó con los que vivían del hielo, pero la revolución de internet es más comparable a las revoluciones que produjeron la rueda, el alfabeto, los números o la imprenta en la historia de la evolución humana. La intercomunicación y el acceso inmediato a toda la información posible cambia toda nuestra vida y a gran velocidad, pero sobre todo cambia la de las nuevas generaciones y agiganta la brecha entre los mayores y los menores. Y a los que ya consumimos la mitad de la pizza de la vida nos queda el inmenso desafío de evolucionar mientras disfrutamos de las porciones que nos quedan. (O)

gonzalopeltzer@gmail.com

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