Los secretos de Marilyn

08 de Abril de 2012
  • Marilyn durante el rodaje de The Misfits (Los Inadaptados, 1961). Foto de Inge Morath.
  • Portada de Fragmentos (Seix Barral) con prólogo de A.Tabucchi.
  • Marilyn Monroe leyendo un libro titulado How to Develop Your Thinking Ability (Cómo desarrollar su capacidad de pensar) en 1951. Foto de John Florea.
Fernando Balseca especial para La Revista

Marilyn Monroe, cuyo rostro –dicen– es tan conocido como el de la Gioconda, es motivo de un nuevo renacimiento porque en agosto del 2012 se cumplirán 50 años de su muerte aún no esclarecida.

Desde su fallecimiento, el 4 de agosto de 1962, los secretos de Marilyn Monroe no han podido ser descubiertos en su totalidad. Además, ella misma jugaba con el misterio, como lo testimonia el relato Una adorable criatura de Truman Capote. Transcurría el año 1955; Capote y Marilyn asisten a un funeral; ella, como de costumbre, llega atrasada, esta vez porque primero se ha maquillado y, después, se ha desmaquillado.

Él se impresiona por “la palidez de su piel de vainilla y leche fresca”. Al terminar el servicio fúnebre, mientras van por la calle en busca de un local donde tomar una copa de champán, pasan por el consultorio de una adivinadora. Marilyn duda en entrar; no está segura de querer saber su futuro, aunque hay dos asuntos que sí anhela conocer: el primero, si va a adelgazar, y el segundo... ¡es un secreto!

Para afirmarse en el modelaje y la actuación, y al provenir de un universo plagado de inmensas carencias afectivas y materiales –el padre desconocido, la madre en un asilo, los internamientos en orfanatos y casas extrañas–, Marilyn tuvo que construir su imagen silenciando aquellos acontecimientos que más afectaban su interioridad.

Por mucho tiempo, incluso cuando ya era una actriz reconocida, sostuvo que su madre había muerto, cuando en realidad padecía de una insania mental de la cual jamás se restableció.

Marilyn Monroe, ella misma, era un enigma; dicho de otra manera, poseemos más interrogaciones abiertas que respuestas certeras sobre el sentido de su existencia. ¿Por qué no pudo jamás mantener relaciones estables de pareja y formar una familia con hijos, si eso era su aspiración declarada? ¿Cómo es que muere en el completo abandono, sola, desesperada y víctima de los intereses letales del poder de los políticos de turno?

Todavía desconocemos cada uno de los costados vitales de esta estrella del siglo XX, aunque varias revelaciones se han producido en años recientes.

 

“Habitaba el alma  de una intelectual y de una poeta  que nadie sospechaba”, Antonio Tabucchi

 

Lectora y escritora

Como no lo hizo ninguna otra actriz, en innumerables ocasiones Marilyn se fotografió con libros a lo largo de su carrera. Su pasado humilde la llevó a buscar una pose especial con la cual brillar de manera singular.

Por eso, hoy podemos observarla junto a las estanterías pasando las páginas de los libros, o en una escalera buscando un tomo, o estudiando con atención los guiones. Pero no era solamente una apariencia: Marilyn se entregó con dedicación a leer, especialmente a los grandes autores; su biblioteca sumaba cerca de 400 volúmenes, de clásicos (Milton, Dostoievski, Whitman, Flaubert, Conrad) y de sus contemporáneos (Hemingway, Beckett, Gibran Jalil Gibran, Kerouac, Steinbeck, Joyce, Camus).

Antonio Tabucchi, uno de los grandes escritores de la actualidad –recientemente desaparecido–, afirma que en Marilyn Monroe “habitaba el alma de una intelectual y de una poeta que nadie sospechaba”, a propósito de que en el 2010 se publicó Fragmentos, un libro de poemas, cartas y notas personales que Marilyn escribió de 1943 a 1962.

Tabucchi profundiza su reflexión: “No solo los poemas, sino también las notas breves y las páginas de diario incluidas en este libro (siempre en una prosa) marcadamente constituyen de manera flagrante una búsqueda y una quête. La búsqueda racional de una intelectual que trata de comprender la realidad que la circunda (qué es este mundo, qué significa) y la quête de una persona que se busca a sí misma en este mundo (quién soy yo y qué sentido tengo)”.

Para Marilyn, la escritura –fragmentada y borroneada en cuadernos, en hojas sueltas de hoteles, en libretas escolares o mecanografiada– era un procedimiento para habitar en el mundo de modo especial. “A veces me pregunto para qué sirve el tiempo nocturno”, se interrogó. “Los hombres trepan hasta la Luna, pero no parecen interesarse por los latidos de un corazón humano”, sentenció. “Mis sueños son demasiado íntimos para ser revelados en público”, confesó.

La escritura era un mecanismo para hallar alivio interior: “Tanto pensar y tanto escribir han hecho que me tiemblen las manos, pero quiero seguir soltándolo hasta que este depósito grande que tengo en la cabeza se quede vacío o, por lo menos, un poco descargado”.

Anna Strasberg fue la viuda de Lee Strasberg, el célebre creador del Actor’s Studio donde Marilyn se entrenó como actriz en sus años neoyorquinos. Al ordenar las posesiones de su exmarido encontró dos cajas que contenían poemas y otros manuscritos de Marilyn. Stanley Buchthal y Bernard Commentt, que editaron esos textos, piensan que “esta recopilación nos descubre a una joven que no se daba por satisfecha con las apariencias superficiales y que andaba en busca de la verdad del corazón, tanto en las cosas como en las personas”. Ciertamente, estamos ante otra Marilyn.

Estas transcripciones reafirman que Marilyn era una gran aficionada a la literatura. Se sabía de memoria versos de poetas que admiraba, como Walt Whitman o William Butler Yeats. Norman Rosten, compañero de aulas universitarias de Arthur Miller, dijo: “Con instinto de una poeta, ella entendió que la poesía conduce directamente al corazón de la experiencia.

Ella conoció del mundo flotante interior del poema con sus secretos, ilusiones y sorpresas. Y, en algún lugar interior, sentía una verdad primaria: que la poesía es la aliada de la muerte. Su intoxicación y su alegría son la otra cara de la elegía. El amor y la muerte, opuestos y uno solo, son sus límites, y también fueron los de ella”.

Debido al afán por estudiar y aprender, también le interesaron los artistas plásticos (Botticelli, Goya, Degas, Rodin), por lo que Buchthal y Comment descubren “una Marilyn cultivada y con ganas de seguir aprendiendo, movida por un fuerte deseo de comprender a los demás, el mundo exterior, el destino y, por supuesto, su propio ser. Tomaba notas, reseñaba sus ideas y sentimientos, y expresaba sus perplejidades”. ¡Sabemos de su desmesurado proyecto de interpretar todos los grandes papeles femeninos de Shakespeare! Tal vez esto hubiera sido la cumbre (imposible) de su práctica lectora.

 

“Tanto pensar y tanto escribir han hecho que me tiemblen las manos,  pero quiero seguir soltándolo hasta que este depósito grande que tengo en la cabeza   se quede vacío o, por lo menos, un poco descargado”, Marilyn Monroe

 

Los archivadores extraviados

Otra publicación reciente, del 2011, continúa con el empeño de compartir aquellos documentos y escritos que permiten ir completando la significación de Marilyn. Es el libro MM-personal: del archivo privado de Marilyn Monroe, de la historiadora norteamericana Lois Banner, que con fotografías de Mark Anderson rescata y exhibe el contenido de dos archivadores metálicos que se creían perdidos. Los armatostes, uno café y otro gris oscuro, contienen cerca de cinco mil documentos y fotografías, cartas, telegramas, facturas de sus psicoanalistas, recibos, tarjetas de negocio, registros financieros, cuatrocientos cheques firmados.

Esta colección posibilita reafirmar la facilidad de Marilyn para hacer amistades, su pasión por los animales, su humanidad y preocupación por sus allegados. Era la rubia despampanante, no cabe duda de ello, pero muchas de sus acciones íntimas se rebelaban contra esa función que Hollywood la forzaba a cumplir.

A través de la narrativa que se puede reconstruir en esos documentos, hallamos a una Marilyn preocupada por su apariencia física, por su peso, pero también una persona sensible que compró muchos libros. “Ofrece un testimonio conmovedor acerca de las frustraciones de una de las más grandes estrellas cinematográficas de todos los tiempos en su intento por combinar profesión y matrimonio, y personificar la naturaleza misma de la feminidad en los años de 1950”, asevera Banner.

Como historiadora, Banner siempre pensó que Marilyn era el ejemplo histórico de la mujer considerada como objeto sexual, pero su vida y su carrera desafían tal visión: “Si Marilyn fue un objeto semipornográfico para los hombres, también ejemplificó el placer sexual –la alegría de la expresión física en la sexualidad y en el acto sexual.

“Si se construyó para la examinación masculina, ella se rebeló contra esa mirada y operó como un agente de su propio destino que se consideró pionera frente al conservadurismo reinante de la era de la segunda posguerra. Hábil comediante, frecuentemente problematizó de manera burlesca e irónica su imagen de diosa sexual.

“Evidenció su simpatía por los trabajadores y los grupos étnicos, y fue radical en política, al menos hacia 1960, cuando escribió al editor del New York Times su apoyo a Fidel Castro. Con talento para los negocios, formó su propia compañía productora, un acto radical para una mujer en Hollywood. Perseverante en esencia, encaró a los patriarcas que habían fundado la industria fílmica hollywoodense y que aún ejercían un importante control en los años de 1950”.

Consecuente con su origen, Marilyn nunca tuvo una empleada doméstica; tampoco poseyó jamás una vivienda grande. Se esforzó por un espacio doméstico apacible. Quiso redactar un libro de cocina. Fue una mujer que mantuvo sus dramas en la intimidad. Y trató de darle a sus lecturas un sitial en esa trayectoria que combinó sueños y sufrimientos en sus 36 años de vida.

Hizo afirmaciones con sensualidad y con chispa inteligente: “Mi pesadilla es la bomba H. ¿Cuál es la suya?”; “Me identifico con todos los perseguidos de este mundo”; “Me encantan la poesía y los poetas”.

 

DE ‘FRAGMENTOS’: DEL PUÑO Y LETRA DE MARILYN

Ay maldita sea me gustaría estar
muerta – absolutamente no existente
ausente de aquí – de
todas partes pero cómo lo haría –
Siempre hay puentes – el puente de Brooklyn
Pero me encanta ese puente (todo se ve hermoso
desde su altura y el aire es tan limpio) al caminar parece
tranquilo a pesar de tantísimos
carros que van como locos por la parte de abajo.
Así que
tendrá que ser algún otro puente
uno feo y sin vistas – salvo que
me gustan en especial todos los puentes – tienen
algo y además
nunca he visto un puente feo
Solo partes de nosotros llegarán
a tocar partes de los demás...
la verdad de cada uno es eso
solamente – la verdad de cada uno.
Solo podemos compartir
la parte que dentro del conocimiento de otro es
aceptable
por consiguiente
estamos más bien solos.
Como tiene que ser
evidentemente en la naturaleza – en el mejor de
los supuestos quizá
pudiera hacer que nuestro entendimiento buscara
la soledad de otro.
Oh silencio
tu quietud me hiere la cabeza – y me perfora los
oídos
me agita la cabeza con la quietud de
los sonidos insoportables / duraderos –
en la pantalla negra como la pez
reaparecen / vienen las formas de monstruos
mis más leales compañeros –
la sangre me palpita de desazón
vuelve su ruta en otra dirección
y el mundo entero duerme
ah paz te necesito – incluso
como monstruo pacífico
Creo que siempre me ha
aterrorizado profundamente ser realmente la
esposa
de alguien
pues sé por la vida
que no se puede amar a otra persona,
nunca, realmente.

 

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