En la Biblia: Sabiduría médica

13 de Abril de 2014
Dr. Gustavo Cáceres Castro*, especial para La Revista.

Algunas prácticas sanitarias ejercidas desde los tiempos de Abraham, Moisés y Aarón, al parecer, aún mantienen su vigencia.

La Biblia, el sagrado libro de inspiración divina, es fuente imperecedera de salvación espiritual pero también se ha constituido a través de los siglos en una importante guía de salud física y mental. Algunas prácticas sanitarias ejercidas desde aquellos tiempos por Abraham, Moisés y Aarón, entre otros, al parecer aún mantienen su vigencia.

Una de esas prácticas fue, por ejemplo, evitar la unión entre parientes consanguíneos, esto se relaciona actualmente con la eugenesia, rama de la medicina que tiende al perfeccionamiento de la especie humana mediante la aplicación de las leyes biológicas sobre la herencia y que retoma, como medida, la restricción del matrimonio entre familiares a fin de evitar el reforzamiento de genes anómalos como el de la diabetes mellitus o el enanismo verdadero. En Levítico 18, 6-12 se prescribe: “Ninguno de ustedes se acercará a una pariente directa para tener relaciones con ella”.

Enseñanzas respecto a las impurezas del cuerpo se las puede encontrar en Deuteronomio 23, 9-14, donde se habla claramente sobre la necesidad higiénica de cubrir o aislar los excrementos corporales. En Números 19, 11-16 se previene de igual manera sobre el peligro de exponerse a la contaminación causada por osamentas y cadáveres en descomposición y, en Levítico 17, 15-16 y 7, 22-27 encontramos referencias sobre afecciones gastrointestinales producidas por la ingesta de animales mortecinos e inmundos o por consumir sus residuos como las grasas o sangre.

Plagas e incesto

Uno de los mejores ejemplos de sabiduría médica se la encuentra en la especialidad dermatológica en relación con la lepra, patología de graves consecuencias sanitarias y sociales en la antigüedad judaica. Levítico 13, 1-17 propone un verdadero protocolo médico con su respectivo diagnóstico diferencial para reconocerla y tratarla, enunciando incluso medidas profilácticas como el aislamiento a fin de evitar su propagación. “El sacerdote examinará la llaga, si el pelo en la llaga se ha vuelto blanco y la llaga parece hundida en la piel, es llaga de lepra; cuando el sacerdote lo haya comprobado, lo declarará impuro”.

Conductas anormales como el animalismo y el incesto encuentran espacio en las sagradas páginas, tal como se lo refiere en Éxodo 22, 10: “Cualquiera que cohabitara con bestia morirá”. Levítico 20, 17 nos indica además: “Si alguno tomara a su hermana, hija de su padre o hija de su madre, y viere su desnudez, y ella viere la suya, es cosa execrable”.

Medidas de purificación

La especialidad gineco-obstétrica se reivindica en su importancia a través de las llamadas medidas sanitarias de purificación (símil de puerperio) propuestas en Levítico 12, 1-5: “La mujer cuando conciba permanecerá 32 días purificándose de su sangre; ninguna cosa santa la tocará, ni vendrá al santuario, hasta que cumpla los días de su purificación”. Más aún el propio médico (antiguo sacerdote), como responsable de la salud, encuentra reconocimiento a su labor en Eclesiástico 38, 1-15: “Respeta al médico por sus servicios pues también a él lo instituyó Dios”. “El médico recibe de Dios su ciencia y del rey su sustento”.

* Médico cirujano. Telf.: 098-505-7793.

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