Bacalao con sueños noruegos

29 de Marzo de 2015
  • Anders Rambech (d) con el bacalao que era procesado. Foto: Cortesía de Thelma Lea.
  • La planta estaba ubicada donde hoy se asienta el muelle de Puerto Ayora. Foto: Jens Furunes.
  • Los noruegos durante la construcción de la fábrica. Foto: Arne Eilertsen.
  • Primera Navidad de estos colonos europeos en Santa Cruz (1926). Foto: Cortesía de Karen Østmoen.

En los años 20 del siglo anterior, una colonia de escandinavos llegó para poblar Santa Cruz (Galápagos).

Entre el verano de 1925 y el otoño de 1926, la población humana en las islas Galápagos aumentó de 400 a 550 personas. Los 150 nuevos colonos eran noruegos que experimentaron una larga travesía por el océano Atlántico para llegar a ese destino tropical que anhelaban como cuna de oportunidades y paz en esos tiempos después de la Primera Guerra Mundial.

Ese dato proviene de la página web galapagos.to, que narra detalles de la historia migratoria de las islas. Llegaron para poblar Santa Cruz. “Su sueño de enlatar pescado no fue consumado y algunos de ellos se radicaron en la parte alta (montañas) y cambiaron su actividad de la pesca a la agricultura para vivir”, explica el portal de ese Municipio, señalándolos como los primeros colonos de esa isla.

Esos pobladores noruegos trabajaron en el procesamiento de bacalao seco que luego era vendido en el continente. “Era bacalao de Galápagos, con mucha demanda especialmente en Semana Santa”, cuenta Peter Schiess, galapaguino con raíces suizas que evoca esos tiempos como parte de la historia de las Islas Encantadas.

Schiess cuenta que el continente se ha surtido históricamente del bacalao de Galápagos. “Toda la vida”, resalta este poblador nacido en 1961. “Desde que era niño veía los botes en el muelle bajando los pescados para luego secarlos con el sol”, dice.

Esa actividad quizás provenga como herencia de esa colonia proveniente de Noruega, país famoso por su preferencia culinaria hacia esa especie marina. Esa fábrica, que estaba rodeada por seis casas donde habitaban los europeos que allí trabajaban, también se dedicaba a procesar y enlatar otros pescados, tortuga marina y langosta.

“Anders Rambech era uno de los hombres que laboraban allí. Se lo recuerda porque se quedó en Santa Cruz por varios años”, dice Schiess sobre ese personaje que mantuvo una buena conexión con la isla.

“En los años 60, trabajó en la Estación Científica Charles Darwin, ayudó a construir los corrales y fue el primer cuidador de las tortugas”, indica. Rambech finalmente dejó las islas, pero otros noruegos se quedaron para afianzar su hogar en este territorio insular. (M.P.) (I)

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