En Bolivia: Revolución culinaria

02 de Diciembre de 2012

Claus Meyer es uno de los chefs más prestigiosos, el restaurante que cofundó, el Noma de Copenhague, ha sido elegido en los últimos tres años como el mejor del mundo. Ahora quiere llevar su revolución gastronómica a Bolivia.

La idea del chef danés es gestar un movimiento de cambio desde los fogones, que incluye un manifiesto de la cocina boliviana –aprobado el mes pasado–, la creación de una escuela de cocina para jóvenes desfavorecidos –que ya está dando sus primeros pasos– y la puesta en marcha de un restaurante de alta cocina, Gustu, que se inaugurará a principios del próximo año en La Paz.

En un artículo reciente, el periódico estadounidense The New York Times comparaba su labor en Bolivia con la del Che Guevara, el último extranjero célebre que llegó a ese país con ganas de cambiar las cosas –y que murió en el intento–.

Meyer reconoce que para él, Bolivia también puede ser el “mayor fracaso” de su carrera, pero quiere intentarlo y dice que se puede permitir gastar el tiempo y el dinero que requiere la iniciativa. “He triunfado al ejecutar la mayoría de mis ideas en mi país de origen, pero no tengo ninguna experiencia en Sudamérica y sé que hay muchísimas cosas que pueden salir mal. Aunque vengo con las mejores intenciones, puedo ser malinterpretado o meterme en cualquier tipo de problema”, reconoce Claus. “Pero simplemente no veo motivos de por qué no emprender esta aventura y por qué lo que ha sucedido en Dinamarca o en el vecino Perú no podría suceder en Bolivia si trabajamos duro”, afirma, al referirse a dos de las cocinas más exitosas a nivel mundial.

¿Por qué Bolivia?

Para Meyer, el país reúne todos los factores para desarrollarlo: una gran diversidad biológica y de productos, un panorama gastronómico poco desarrollado y unas características sociales óptimas para poner en marcha la iniciativa por los niveles de pobreza y desempleo.

Por eso pretende ayudar a “desplegar su potencial” a un país que “ha perdido todas las guerras en los últimos 150 años e incluso todos los partidos de fútbol”, explica el chef al señalar que, si su proyecto triunfa, podría repercutir positivamente en el empleo, la educación, el turismo y las exportaciones de comida en el país.

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