Primer retratista de gigantes

El francés Gaspard-Félix Tournachon, conocido como Nadar, es el primer gran fotógrafo del siglo XIX.

Era un fotógrafo artístico. O quizás un artista fotográfico. Pero fue, sobre todo, un innovador. El francés Nadar, quien nació en 1820 en Lyon y falleció en París en 1910, elevó al naciente mundo de la fotografía al nivel estético de la pintura o la escultura. Por ello bajo su lente posaron personajes como Julio Verne, Victor Hugo, Alejandro Dumas y Claude Monet.

Su relación era tan cercana con varios de ellos, que el escritor Julio Verne nombró a uno de sus personajes aventureros de la novela De la Tierra a la Luna (1865) como Michel Ardan; es decir, Nadar al revés .

Tropezón con la medicina

Nadar tenía solo 6 años de edad cuando en 1826 el ingeniero francés Nicéphore Niépce tomaba la primera fotografía permanente de la historia. Por ello, durante su niñez y adolescencia la captación de imágenes reales en papel era una actividad incipiente a la cual él llegó tras ver truncado su primer entusiasmo profesional.

Fue así. La vocación inicial de Nadar lo llevaría a estudiar Medicina en su natal Lyon, pero su anhelo se vio detenido cuando en 1842 quebró la imprenta propiedad de su padre. Así que debía conseguir trabajo.

Nadar se mudó a París para incursionar como periodista y caricaturista, por lo que un amigo le recomendó comprarse una cámara fotográfica que lo ayude a captar imágenes para sus notas. También la empleó para fotografiar a los personajes ilustres para después transformarlos en las caricaturas que recogió en la extraordinaria caricatura grupal llamada Pantheón Nadar.

Un innovador

En esos primeros pasos como retratista, en 1853, comenzó a experimentar con la luz y la sombra para conseguir imágenes singulares con gran fuerza artística.

En todo momento se negó a colorear los retratos, así como a practicar cualquier tipo de retoque (sin duda habría odiado el actual Photoshop). También renunció a la utilización de elementos de utilería para ornamentar su trabajo. Así fue que sus retratados aparecían mayormente delante de un fondo neutro, centrando la atención del espectador en los gestos del sujeto representado. Lo importante era jugar con la iluminación y adentrarse en la actitud del personaje.

En 1854 abrió un estudio de fotografía en el 113 de la Rue Saint-Lazare, pero en 1860 el espacio le quedó pequeño y se cambió a un barrio más de moda, en el 35 Boulevard des

Capucines, afianzándose como parte de la aristocracia de París.

Su curiosidad como artista lo llevó, ese año, a fotografiar las catacumbas y cloacas de esa urbe. Y su liderazgo lo motivó a fundar la revista Paris Photograph.

Primeras imágenes aéreas

Su mente pionera le llevó a ingeniar lo que denominó “foto-interviú”, consistente en tomar 21 fotografías al entrevistado (concretamente al científico Eugène Chevreul) mientras respondía a sus preguntas, consiguiendo con ello un despliegue de gestos que de algún modo transmitían la personalidad del personaje.

También se lanzó a la fotografía aérea. En 1858 realizó su primera fotografía desde un globo estático que él mandó a construir, llamado El Gigante, con lo cual el mundo conoció lo que serían las primeras imágenes desde el cielo. Diez años más tarde comenzó la serie de “vistas” aéreas del barrio de la Etoile.

También fue autor de libros con sus trabajos. En 1864 publicó la historia de sus viajes en Las memorias de El Gigante, y un año después El derecho a volar. En 1895 cedió su estudio a su hijo.

En 1900 lanzó Cuando yo era fotógrafo, obra dotada con anotaciones sobre la fotografía, por lo cual ese texto y su autor fueron homenajeados en la Exposición Universal de París de ese año. Pero la mayor admiración global sigue desarrollándose en honor a su gran labor. (M.P.)

Fuentes: mrdomingo.com, xatakafoto.com, fotonostra.com, musee-orsay.fr, Wikipedia.