Mamás a tiempo completo

10 de Mayo de 2015

Ellas tienen una profesión (o más), muchas aficiones y una prioridad: la crianza a tiempo completo de sus hijos. Su argumento: las primeras podrán retomarse en algún momento, mientras que la segunda, no.

Julia Patricia Carbo, Quebec
Educación en casa

Julia Patricia y Jumi recolectan savia de maple durante un paseo educativo.

“Soy mamá a tiempo completo”, dice Julia Patricia (40). “Mi hija no ha conocido niñera ni guardería ni preescolar. Formamos parte de un grupo de educación a domicilio en la región en la que vivimos, y con él realizamos paseos y actividades de aprendizaje grupal una o dos veces al mes”.

Sus estudios: ingeniera en Gestión Empresarial Internacional trilingüe y magíster en Estudios del Desarrollo. Su principal ocupación es compartir con Jumi, su hija de 5 años. También es traductora y colabora en diversos proyectos con su esposo.

En su caso, reconoce que se juntaron muchos factores que le permitieron estar con la niña y asumir su educación. El deseo de conocerla y ser testigo de su crecimiento la ha llevado a prepararse, leer y proveerse de materiales para jugar y estudiar con ella. “Uno visita mucho las bibliotecas públicas y conoce de asociaciones que comparten recursos educativos, buenas ideas y apoyo legal”.

“Pienso que Jumi y yo hemos logrado una relación muy íntima, muy fuerte. Tal vez si mi hija hubiera conocido la escuela regular no nos conociéramos tanto, no habríamos jugado juntas, ni podido viajar tanto como lo hemos hecho acompañando al papá cuando trabaja lejos de casa en otras ciudades”.

Johanna Arthos, Quito
La mejor decisión

Johanna, Julieta y Joaquín, en su casa en el Valle de los Chillos.

Johanna (31) es diseñadora gráfica freelance desde hace aproximadamente siete años, cuando puso su oficina en casa. “Trabajaba de lunes a domingo, eran 24 horas, feriados y demás, me amanecía, daba a los clientes todo mi tiempo”, recuerda. La idea de ser la única responsable de la crianza de Joaquín (4 años) y Julieta (3 meses) la tenía desde que era soltera. Quería que sus hijos fueran personas seguras de sí mismas, con bases emocionales firmes. “Lo que el niño es hasta los 5, es lo que va a ser después, así que decidí aprovechar esos primeros e importantísimos años”.

Defiende su decisión como la mejor que ha tomado. Joaquín pronto va a ir a la escuela, y para cuando Julieta lo siga, Johanna tiene varios planes, como dedicarse a la fotografía.

Ha visto resultados. “Hace casi un año llevé a Joaquín a un campamento de verano; él llegó, se despidió de mí y se fue a jugar, mientras los demás lloraban y abrazaban a sus padres pidiéndoles que no los dejaran. Me puse a pensar que no necesito una guardería para que mi hijo sea más sociable o aprenda a hablar. Es el hogar, la seguridad y la personalidad del niño lo que influye en realidad. Cuando uno quiere algo, lo logra”.

Daniela Bohórquez, Guayaquil
Crianza con apego

Daniela es mamá a tiempo completo de Dana (4) y Daniel (2).

Mientras trabajaba como profesora bilingüe de secundaria, Daniela (30) se casó y tuvo a su primera hija. Siguió en la docencia 2 años más. Entonces tuvo una pérdida, tomó una licencia y, al regresar, supo que su contrato había terminado.

Meses después quedó embarazada de nuevo y pensó en volver a estudiar, pero le recomendaron reposo absoluto. Ahora que su segundo hijo tiene 2 años empezó a estudiar Comunicación Social a distancia, gracias al apoyo económico de su madre. “Mis mayores soportes son mi esposo y mi familia. Y también está la cantidad de información que hay en internet, en las comunidades en línea de mamás”.

Allí descubrió sistemas como la crianza con apego, el colecho, la lactancia extendida y el porteo ergonómico. “Para mí, la lactancia es un éxito. No significa que alimentar con biberón no lo sea, soy muy abierta a eso. Hice un curso de educación de lactancia con Cenidel-Cappa, para orientar a las mujeres a solucionar los problemas de esta etapa, que a veces las llevan a abandonarla con anticipación”.

Daniela no extraña mucho su vida de soltera: nunca se siente sola, y cuando necesita salir sin los niños, cuenta con la persona que cuidó a su hija en los primeros años. “Creo que nací para ser mamá. Es lo que más natural que se me da y no me arrepiento de nada”. (F)

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