Armar un menú

23 de Septiembre de 2012

¿Invitados en casa? Sea a la hora de almuerzo o cena es importante tener presente ciertas recomendaciones para que esa reunión sea inolvidable.

Al planificar un almuerzo o cena formal hay que tener en cuenta los platos básicos: entrada, plato fuerte con guarnición, postre y diferentes bebidas.

El primer manjar, es decir, la entrada, puede ser desde una ensalada o una carne fría hasta una sopa. La elección depende de la hora en que se realice la reunión, las condiciones del clima y las preferencias de los invitados. Funciona como la irresistible invitación para que los invitados se sienten a la mesa.

El plato fuerte es el siguiente que se servirá, pero debe ser lo primero en definir porque todos los demás tienen que ser complementarios a este. Existe una amplia variedad de opciones, considerando los diferentes tipos de carnes rojas y blancas, los mariscos, así como las preparaciones vegetarianas. El plato fuerte se convierte en un momento de éxtasis.

Dependiendo del sabor (salado, agridulce o picante), así como de la consistencia (seco o caldoso, suave o crocante) del plato fuerte, se elige la guarnición. Este plato de acompañamiento suele consistir en pastas, arroz o vegetales, por lo que se sugiere buscar formas originales de preparación.

Si la reunión es en el día, lo mejor es servir un almuerzo a base de proteínas, carnes rojas y blancas, las cuales combinan con un postre hecho de cítricos como naranjas y manzanas, para favorecer la buena digestión.

Cuando la reunión es en la noche, la cena debe consistir en platos compuestos con hidratos de carbono, es decir, debe predominar el pan, papas y azúcares. El postre puede consistir en una preparación con frutas. Este es el delicado final que precede a la despedida de una agradable reunión.

No repetir ingredientes, consistencias ni colores es la regla. La idea es que el menú estimule todos los sentidos de manera diferente. Únicamente puedes repetir alimentos como cebolla, tomate y vino, cuando son utilizados como condimento y no como base de la preparación.

Se deben servir primero los platos con sabores más fuertes y, después, los suaves. Si va a ofrecer dos tipos de carnes, primero se pasan las blancas, luego las rojas.

Las bebidas serán seleccionadas considerando los gustos de los comensales. Si se sirven cocteles con cierto grado de alcohol, es conveniente tener siempre otra alternativa para quienes no se sienten cómodos con estos. Ofrecer un té digestivo o café, bebidas que sirven para acompañar al postre, se convierte en el complemento ideal para cerrar la reunión.

Fuente: revistaamiga.com

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