Zapotillo sureño

29 de Noviembre de 2015
  • Iglesia matriz, frente al parque central de Zapotillo.
  • Baño del Inca, destino natural muy visitado.
  • El plato más tradicional: chivo al hueco.
  • Los guayacanes florecen con las primeras lluvias de enero.
Texto y fotos: Robert Puglla (www.vistalsurtravel.com)

Este cantón lojano se ha vuelto famoso por el florecimiento de los árboles de guayacán, en enero.

Las primeras lluvias de enero pintan los guayacanes con hermosas flores amarillas. Por ello, en pocas semanas este destino sureño se asomará en las páginas de los periódicos y noticiarios de televisión para exhibir este espectáculo natural que las autoridades locales promueven desde hace cinco años.

Pero no hay que esperar a enero para dejarse encantar por Zapotillo. Desde Guayaquil, una carretera en perfectas condiciones conduce a Machala, Arenillas y El Alamor para llegar, en seis horas, a la cabecera cantonal. Sí. Es algo lejos, en plena frontera con Perú, pero tal lejanía ha permitido que este destino se desarrollara sin los problemas de las grandes ciudades.

El turista observa, al ingreso del poblado, un singular castillo construido sobre una colina. Y luego se encuentra con una urbe de gente apacible (unos 4.300 habitantes) que disfruta de un clima primaveral que fluctúa entre 25 y 30 grados dentro de paisajes sembrados de palmeras de coco y algarrobos, además de cascadas, lagunitas, cuevas naturales y campos pisoteados por manadas de chivos.

Por ello, uno de los platos más tradicionales es el chivo al hueco, cuya carne troceada permanece adobada durante un día con ajo comino, pimienta, cebolla, naranjilla y cerveza. Luego se la pone en una olla ubicada dentro de un hueco con carbón prendido, y tapado con tierra y planchas de zinc. Allí se la cocina por tres horas y luego se la sirve con arroz, yuca y ensalada. Hay muchos restaurantes y comedores que sirven esta delicia.

De ese plato suele provenir la energía para emprender las caminatas por el centro urbano. Esta a menudo comienza en el parque central, rodeado por su iglesia matriz y casas tradicionales que conviven cerca de pequeños hoteles, restaurantes y un mercado popular.

La zona rural está marcada por el atractivo río Catamayo-Chira, balneario natural y frontera con Perú. Los paseos también llevan al llamado Baño del Inca (parroquia Mangahúrco), cuya superficie rocosa exhibe simpáticas lagunitas.

Y si esta visita ocurre en enero, los poblados de Mangahúrco, Bolaspamba y Cazaderos son el mejor lugar para observar el florecimiento de los guayacanes. Ese es otro milagro que brinda Zapotillo. (I)

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