La blanca piel del agua

19 de Abril de 2015
  • Remando en el río Jatunyacu, mientras un turista ‘cabalga’ en el frente del bote.
  • Tim Dent (der.) y el guía Víctor Aguirre lideraron la excursión.
  • Tim surfea una ola fluvial con su kayak.
  • El paseo de dos días incluye campamento junto al río, con carpas, comida y cocteles.

La provincia de Napo tiene una alta concentración de ríos para la práctica del rafting. En el río Jatunyacu lo comprobamos.

La sensación de estar secos resulta normal para las personas. Nadie anda empapado caminando en la calle, viajando en el bus, trabajando en la oficina, viendo tele o cocinando la merienda en casa.

Pero algo mágico ocurre en nuestra conciencia cuando el agua llega para besarnos la piel, ya sea con la caricia de una lluvia, el golpe refrescante de la ducha, el jugueteo de las olas en la playa o el encanto sumergible de la piscina.

¿Y si a esas sensaciones le agregamos la adrenalítica velocidad de las corrientes de un río amazónico? Allí tenemos como resultado la experiencia de descender por las correntosas aguas del río Jatunyacu, que para los turistas se convierte en lluvia, ducha, océano y piscina. ¡Por las tres horas que dura esta húmeda experiencia!

Tim Dent, gerente de la operadora River People (Tena), es el líder de la expedición. Es un irlandés-ecuatoriano de 33 años que ha pasado casi dos décadas descendiendo por estos ríos, caminando por estos bosques, explorando las cavernas y cañones cercanos, en los cuales prácticamente se ha criado (bueno, a decir verdad se crio en su casa, con sus padres y tres hermanos, que llegaron como misioneros al Ecuador). “Tena tiene en sus alrededores la mayor concentración de ríos para el rafting”, comenta con el orgullo de un guía que considera tener el mejor trabajo del mundo. Y que lo comparte con los turistas que llegan a conocer su “oficina” de afluentes espumosos que atraviesan bosques saludables bajo cielos azules con cabellera de nubes blancas.

A este territorio han llegado los equipos de producción de programas como A prueba de todo (con Bear Grylls) y Desafío x 2. ¡Y Tim los ha guiado en esas visitas!

Con la corriente

Nuestro grupo de turistas a prueba de todo, y con alma de sobrevivientes, llegó al punto de partida en el río Jatunyacu, ubicado a unos 40 minutos por carretera en dirección oeste desde Tena.

Este corredor fluvial está calificado como de clase 3 en rafting, cuando el máximo navegable es 5 (existe el nivel 6, pero no es navegable). La provincia de Napo tiene ríos de todos los niveles. “El 3 tiene emociones, pero pueden venir desde niños hasta adultos mayores. Aquí navegó mi abuelita, y le encantó”, dice Tim.

¡Pero que nadie piense que un clase 3 es poca cosa! La abuelita de Tim seguro es de temer.

Después de escuchar la charla de seguridad y equiparnos (casco, chaleco impermeable, algunos con wetsuit), la ruta de nuestro bote comienza remando en un tranquilo tramo que parece una calmada piscina natural, pero a los pocos minutos comienza una rápida corriente que al cruce de las olas lanza una fuerte lluvia sobre nosotros, los excursionistas del río (aunque a veces parecía que nos caía un gran balde de agua o globazos tipo carnaval).

Las mujeres comenzaban a gritar, mientras escuchábamos del guía Víctor Aguirre la orden de “adelante” para remar y así controlar el bote, aunque a veces simplemente nos dejábamos llevar por la corriente. Ese primer golpe de olas termina para colocarnos en aguas más tranquilas. Algunos turistas lanzan más gritos de emoción. También grito, pero por ello trago saliva con agua del Jatunyacu. La ruta nos deposita de a poco al próximo correntazo, que atraviesa grandes rocas ancladas en medio del agua blanca y espumosa.

El bote golpea de ladito la mayor de ellas. Los alaridos de emoción aumentan. Una ola entra al bote. Yo ahora trago más agua que saliva.

Aunque emocionante, el paso no se percibe “peligroso” porque el guía transmite esa sensación de seguridad, como una mirada de “todo está fríamente calculado”.

Ese cálculo nos lleva a otra piscina natural para relajarnos con el paisaje, para luego irrumpir en otra zona agitada por las olas. Tim, quien navega en un kayak, ingresa a uno de los remolinos que se forman por las grandes rocas sumergidas. Allí se estaciona “surfeando”, tal como se denomina cuando el kayak luce atrapado por la espuma.

Es una maniobra controlada que observamos mientras llegamos a aguas más tranquilas. Momento de relax. Unas aves cantan en unos árboles. Creo que son pericos. A unos cien metros vemos la espuma de aguas agitadas, a las cuales ingresamos remando con fuerza, para luego dejarnos llevar por la corriente. Yo sigo tragando agua, mientras dos turistas se lanzan al río cuando el guía lo permite. Luego suben al bote.

Tras dos horas de paseo, desembarcamos en una playa fluvial. Los tours de dos días suelen pernoctar aquí en carpas, para encender fogatas y conversaciones junto al río, bajo noches despejadas de nubes y repletas de estrellas.

Los tours de un solo día reposan aquí para disfrutar de un almuerzo bufé con tacos, fruta, torta de chocolate y frío té de guayusa, que tiene propiedades energizantes.

Todos seguimos húmedos. Y pronto nos embarcaremos de nuevo rumbo a Puerto Napo, para cubrir un total de 25 kilómetros en el río.

Hemos pasado por la lluvia, por la ducha, por la piscina y las olas. Nuestra piel ya recibió el beso de las aguas. Y como en cualquier romance, la piel quiere más. (M.P.) (I)

 

Alerta con la minería ilegal

Algunos ríos de Napo presentan operaciones mineras informales e ilegales. “La mayoría son antitécnicas, intensivas, indiscriminadas e ilegales; hay muy pocas ejemplos de operaciones con un buen manejo”, comenta Mateo Terry, director de la fundación ecologista Río Napo (Tena).

Próximos a llegar a Puerto Napo, observamos la explotación de oro aluvial y de piedras para la construcción de la carretera de ingreso a Tena.

“Algunas tendencias de los impactos observados en el río Jatunyacu son: apertura de vías sin estudios y permisos, asentamientos ilegales e invasiones de tierras, reducción y eliminación de la flora y fauna silvestre, erosión activa e inestabilidad de cauces, erosión de las riberas, cambios en la morfología de los ríos, reducción y eliminación de fauna acuática y peces nativos, deterioro de la calidad del recurso natural”, entre otros, incluido echar desechos al río, como vegetación, residuos de combustible y aceites, y hasta metales pesados.

La dirección provincial del Ministerio del Ambiente confirma que efectivamente existen operaciones mineras con permisos en trámite. Sobre la extracción de oro (foto abajo), el director provincial, Armando Chamorro, dice: “Hemos tenido denuncias de irregularidades, por ello se les ha ordenado detenerse”, y se les puso una multa. Pero como aún siguen trabajando, el funcionario añade que están planeando medidas más fuertes, que pueden incluir la destrucción de su maquinaria.

Contacto: Operadora River People (Tena), (06) 288-7887, 099-544-0234. Los tours de rafting de un día cuestan $ 60 por persona, incluido el transporte y el almuerzo; 2 días de rafting, $ 150, incluidas todas las comidas y el campamento.

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