Japón en Italia

25 de Septiembre de 2016
  • Piazza del Miracoli. El baptisterio y la catedral de Pisa .
  • Piazza del Cavalieri. Piedras milenarias “buscando lo desconocido” en el Palazzo della Carovana.
  • Madama Butterfly. Yasuda realizó las escenografías para la producción del Festival Puccini en Torre del Lago.
  • Madama Butterfly. Yasuda realizó las escenografías para la producción del Festival Puccini en Torre del Lago.
  • Piazza Cavalieri. El mármol blanco en innumerables variaciones.
  • Chiesa della Spina. Dentro de la iglesia, obra en bronce: un balance perfecto.
  • Chiesa della Spina. Exterior junto al río Arno, descanso sobre las obras de Yasuda.
Carlos A. Ycaza desde Italia

Para celebrar los 150 años de relaciones diplomáticas de Japón e Italia, el escultor Kan Yasuda ha realizado monumentales creaciones en mármol y bronce.

Llegar a Pietrasanta en la Toscana en pleno agosto puede ser motivo de congestiones turísticas y olas de calor infernales. Pero no fue así: en unos días azulados sin nubes, los atardeceres resplandecían con esos tonos casi rosados que deslumbran desde monumentos y fachadas de mármol y paredes de terracota.

En ese bello reducto de veinte mil habitantes cerca de la costa de Lucca residen muchos escultores, porque su cercanía a las canteras de mármol de Carrara y de Massa los hace instalar sus estudios y trabajar allí en largas temporadas. El japonés Kan Yasuda es uno de los maestros del arte contemporáneo que divide su tiempo entre su tierra japonesa y Pietrasanta, cuando no tiene que estar en Nueva York para alguna muestra de sus trabajos en Christie’s o en Europa.

Agosto es también tiempo de Giacomo Puccini, el gran compositor de Madama Butterfly, Tosca, La Boheme y otras obras maestras, porque allí cerca está Torre del Lago, al pie del lago Puccini y de su museo-residencia veraniega, donde todos los años se realiza el festival con sus óperas en un teatro al aire libre para 3.000 personas.

Además de realizar las escenografías de Madama Butterfly, Yasuda fue escogido para realizar la inusitada exposición de 18 de sus esculturas en mármol y bronce en las plazas y calles de Pisa.

El escultor

Es toda una experiencia bajarse de la estación de tren cercana a la Piazza dei Miracoli en Pisa y contemplar la Torre inclinada a través de una de las obras de Yasuda. “Mi material es el mármol y está presente en casi todas mis obras de Pisa, esto nos habla de siglos de arte y arquitectura”, dice. “Es el tiempo de la historia que quiero tocar con mis manos cuando trabajo, y así compartirlo”.

Siguiendo la ruta de la exposición hasta las orillas del río Arno, uno percibe la interacción entre el minimalismo del artista japonés y las majestuosas edificaciones de Pisa. El público se integra acariciando el mármol y en muchas ocasiones –especialmente los niños– recostándose en ellas y contemplando las fachadas de los edificios e iglesias que parecen contar la historia de la ciudad.

A pesar de la cantidad de turistas, se siente algo de silencio en el ambiente, como que estas piezas de arte contemporáneo invocan a la meditación en una conexión actual a lo sagrado de muchas creaciones del mundo de la antigüedad, que tiene que ver con lo religioso.

La piedra sagrada

“Deseo tocar el espíritu de los que se acercan”, dice Yasuda. “El concepto de todos mis trabajos es que cada escultura debe captar las emociones de la gente; una reflexión que implica también la sensación de libertad, de abrir nuestros corazones a nuevas interpretaciones”.

Él habla del mármol como de una piedra sagrada. “Trato de que mis esculturas sean como una pieza musical, que toquen diferentes sonidos y ritmos”. Desplazarse por esos callejones con el pequeño mapa de la ruta en un día soleado tiene que ver también con las iniciativas del artista. “Cuando el sol se mueve, las esculturas existen con una luz diferente, lo mismo sucede con las sombras por brevísimos momentos y es cuando siento que estas piedras respiran; el mármol absorbe la cálida luz del día y cobra una vida propia; en cambio, en la noche resplandece con la luz de la luna y las estrellas”.

Hay una magia especial en el aire de Pisa con Yasuda y sus creaciones en las plazas y veredas, trayendo otros horizontes a nuestros ojos. “Pienso en Japón, en las diferencias entre el occidente y el oriente, siempre con el deseo de descubrir lo desconocido”.

Hacerlo en Italia, crear sus obras en Pietrasanta cerca de las minas es parte del encanto. Yasuda es reconocido en las veredas y saludado efusivamente. No es el Signor Yasuda. En Pietrasanta es el maestro, así le dicen y el sonríe como si estuviera en casa. “Estas piedras me parecen un milagro de la tierra, desde que las toqué por primera vez me enamoré de ellas y poder trabajarlas me da siempre el confort y la paz”. (I)

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