Gigantes al natural

15 de Septiembre de 2013

El tiempo, los vientos y las mareas han tallado formas insólitas que hoy atraen a viajeros que gustan de contemplar lo más puro (y caprichoso) del planeta.

Nueva Brunswick, Canadá
Las ‘estatuas’ de Fundy

En el extremo suroriental de Canadá, en la costa que colinda con el estado de Maine (EE.UU.), los turistas suelen sorprenderse de las insólitas formas talladas por el océano que golpea la bahía de Fundy.

Las llaman Hopewell Rocks, localizadas en el estado de Nueva Brunswick (Canadá), un lugar que en marea baja invita a los viajeros a caminar (como si se tratara de alguna galería de arte rústico) por esos elevados peñascos que parecen asomarse con pequeños bosquecitos en sus cimas.

La zona es considerada un muy completo destino turístico de naturaleza, ya que los vacacionistas pueden además practicar kayaking entre los peñascos (en la marea alta), senderismo de montaña, paseos en bicicleta por los alrededores y la relajada contemplación de cascadas.

La Rioja, Argentina
Mágica vitrina para la copa

Al considerar el tremendo fanatismo que sienten los argentinos por el fútbol, resulta comprensible el nombre que le han dado a una gran roca circular formada por la erosión en un sector agreste llamado Vallecito Encantado, ubicado en el noroeste del país.

La llaman la “Copa del Mundo”. Es una formación singular (que luce también como cabeza) en este bello paisaje considerado una de las maravillas naturales de Argentina.

La Rioja es una ciudad calificada como el punto de partida hacia las reservas protegidas de la homónima provincia.

A poca distancia tenemos el poblado de Guandacol, sobre la ruta 40, tras lo cual hay que avanzar unos 15 kilómetros más para encontrar este paisaje increíble con colores que varían con el paso de las horas y los cambios en la luz del sol.

Komi, Rusia
Los siete gigantes

Siete enormes figuras en medio de la cima de la colina Man-Pupu-Nyor parecen haber hecho un alto en el camino para contemplar el paisaje de los montes Urales. Con alturas que van desde los 30 hasta los 42 metros, se calcula que la naturaleza ha tardado más de 200 millones de años para lograr estos legados geológicos, que lucen de blanco cuando llega la nieve del invierno.

Los siete tótems de piedra que forman este monumental conjunto no solo asombran por su ubicación, dimensiones e imponente presencia, sino también por sus formas (algunos de ellos desafían a la física porque son más estrechos en la base) y caprichosa disposición (seis lucen agrupados mientras que el séptimo parece observarlos desde lejos).

Distrito de Hyden, Australia occidental
Las Olas más duras

La llamada Wave Rock (Roca de la Ola) australiana se extiende con encanto a lo largo de un acantilado de granito de 15 metros de altura y 110 metros de longitud.

Su insólita forma redondeada ha sido causada por la intemperie y la erosión del agua que ha socavado la base durante más de 60 millones de años, consideran los geólogos que han estudiado la zona.

Además de su peculiar forma, Wave Rock atrae aproximadamente a unos 140 mil turistas que llegan cada año para contemplar cómo esa ladera se convierte en un amplio lienzo pintado con rayas verticales de colores grises, rojos y amarillos, los cuales cambian según la hora del día y la luz solar.

Los estudios realizados concluyen que esta maravilla natural ha sido causada por la lluvia y el agua de los manantiales que toman contacto con la roca durante los meses más húmedos, produciendo un enjuague de depósitos químicos formados por carbonatos e hidróxido de hierro.

Noreste de Wyoming, Estados Unidos
Torre del Diablo

Este imponente monolito natural de 386 metros de altura, cuya cima está a 1.558 metros sobre el nivel del mar, fue popularizado por la película Encuentros cercanos del tercer tipo (Close Encounters of the Third Kind), de Steven Spielberg, como el lugar que se presentaba obsesivamente a los contactados.

Devil’s Tower fue el primer monumento nacional declarado en los Estados Unidos, establecido el 24 de septiembre de 1906, por el presidente Theodore Roosevelt.

La primera ascensión conocida de la roca la realizaron William Rogers y Willard Ripley, rancheros de la vecindad, quienes clavaron estacas horizontales a través de una estrecha grieta vertical que se abría en la pared desde el suelo hasta la cumbre. El 4 de julio de 1893, fiesta de la independencia de EE.UU., ambos hombres lo escalaron ante el público congregado para ver ese espectáculo. (M.P.)

Fuentes: www.vacazionaviajes.com, www.bibliotecadeinvestigaciones.wordpress.com, www.101lugaresincreibles.com.

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